“YO SÍ TE ESPERO” versus “YO NO TE ESPERO”

Ése es el espejo más diáfano en que se ha de mirar la Iglesia de Barcelona y la de toda Cataluña. Después del espectacular número de los VOLUNTARIOS, poco o casi nada queda por decir. Nuestro nunca suficientemente bien amado Cardenal primero invita al Papa sabiendo cómo tiene de alborotado el gallinero precisamente contra el Papa. ¿Sabe lo que se hace? Yo creo que sí. Para prueba, el botón de los voluntarios.

Convoca a sus huestes para que le aporten los 1.500 voluntarios que necesita para el gran día. Los suyos -el clero secular, titular de centenares de parroquias; y el clero regular, titular de centenares de colegios- le responden con un corte de mangas. ¿Y qué hace Su Eminencia? Pues ni se inmuta: no se le encoge para nada la sonrisa ésa que lleva siempre puesta. Descuelga el teléfono y su fiel aliado Joan Saura, consejero del interior del gobierno de la Generalidad, de un plumazo le provee de 1.000 voluntarios: “paga” con 3 créditos en el currículum a los alumnos de la academia de policía local y autonómica que se ofrezcan a hacer de voluntarios. ¿Dónde está el problema? Es más que evidente que esos singulares “voluntarios” han sido reclutados entre los que no esperan al Papa.

¿Y qué? Al fin y al cabo, tampoco los párrocos y los directores de colegios religiosos esperan al Papa; y quizá también por razones de currículum, ahí estarán, salvo pocas excepciones. Porque saben que el Cardenal primero pasará lista, y luego les pasará las cuentas. He ahí por tanto, que Barcelona está llena de “gente de iglesia” que no espera al Papa.

Entre esta multitud de católicos barceloneses y catalanes que no esperan al Papa, los hay especialmente insultantes. Dos parroquias de Mataró, sin ir más lejos, han tenido la feliz ocurrencia de organizar la romería anual a Montserrat de los que celebran sus bodas de oro, el día de la visita del Papa, no fuera a ser que a algún miembro del cenáculo de los elegidos, traicionando la postura oficial de la parroquia, se le ocurriera ir ese día a acrecer el número de los que sí que esperan a Benedicto XVI. Mediante esta táctica los tienen a todos bien controlados.

Ése y el de los que buscan una parroquia que les acoja para organizar al mismo tiempo un acto contra el Papa, son los casos más espectaculares. Y a partir de ahí, una fauna variopinta de clérigos con mando en plaza que o manifiestan sin el menor pudor que lo del Papa no va con ellos -clara exhibición de desprecio adobado con odio hacia el vicario de Cristo-, o practican respecto a la visita del Papa el boicot del silencio. Con esa actitud quieren demostrar a todo el que quiera verlo y entenderlo, que ellos están por encima del Papa o que por lo menos ni están ni quieren estar bajo su autoridad religiosa. Ellos “son Iglesia” por su cuenta y riesgo. Pero como lo que arriesgan no es suyo ni lo sienten suyo…

La realidad es que el “YO NO TE ESPERO” ha empezado ahí, en la misma cabeza de la Iglesia de Cataluña, y en especial la de Barcelona, la más concernida. En comparación, los laicistas que han organizado la campaña contra Benedicto XVI son peccata minuta . Y cuentan, claro está, con los quintacolumnistas de la misma Iglesia. De lo contrario, ni se atreverían. Paradójicamente volverá a ser el aliado laicista, ateo y anticatólico de Su Eminencia, el que le sacará las castañas del fuego al Cardenal.

Ese conglomerado de asociaciones que se abrevan en los presupuestos de la Generalidad y del Ayuntamiento, ha convocado para el día 4 a las 7 de la tarde, en la plaza S. Jaime, una manifestación contra el Papa bajo el lema YO NO TE ESPERO. Pero resulta que se están movilizando un buen número de asociaciones católicas y procatólicas para estar con sus afiliados y simpatizantes el mismo día, en el mismo lugar y a la misma hora, y manifestarse allí mismo bajo el lema YO SÍ TE ESPERO (andan ya por ahí colgados los carteles de la convocatoria).

Está claro que quienes a pesar de la deserción de una parte muy considerable del clero siguen siendo católicos, no pueden consentir que los enemigos de la Iglesia acaparen los medios de comunicación, que no es otro su objetivo, justo en el momento más decisivo desde el punto de vista mediático. Por eso las fuerzas más vivas de la Iglesia, que hoy están entre los seglares, estarán ahí para dar testimonio público de su fe y para que no se visualice ante la ciudad y el mundo la indiferencia de los católicos ante los insultos contra el Papa.

¿Y qué papel jugará el Cardenal ante el hecho imparable de la contramanifestación de los católicos frente a la manifestación de los anticatólicos? Por supuesto que lo primero que hará será descolgar el teléfono para discutir la jugada con su aliado el Consejero del Interior del Gobierno de Cataluña.

¿Y cuál será el acuerdo? ¿Contra cuál de los dos bandos tendrá orden de cargar las tintas la policía de Saura? No lo sabemos; de verdad que no lo sabemos. Como tampoco sabemos cómo afrontará, si es que prospera pues nada tiene que ver con posibles reivindicaciones laborales, la huelga del transporte público anunciada por la CGT para reventar la visita del Papa. Porque resulta que el establishment político, laicista y anticatólico a rabiar, aunque tenga su corazón con el bando de los YO NO TE ESPERO, sus cálculos y sus intereses los tiene sin lugar a dudas con los YO SÍ TE ESPERO.

Gracias a Dios, aún queda en Cataluña mucha Iglesia fiel al papado, formada en su mayor parte por seglares con enorme energía y entusiasmo; que aman al Santo Padre, que no están en la Iglesia para hacer prosperar una u otra opción política, sino porque están convencidos de que no hay como el catolicismo para mejorarse cada uno y para mejorar la sociedad en que vivimos. Éstos son los católicos que con mayor convicción le dicen al Papa: YO SÍ TE ESPERO.

Cesáreo Marítimo