Los nuevos párrocos van tomando posesión
Con el inicio del nuevo curso los párrocos designados antes de vacaciones están empezando a tomar posesión de sus parroquias. Voy a detenerme en dos de ellas que podrían emprender un camino de renovación: la de Sant Oleguer y la agrupación parroquial que forman la de la Preciosísima Sangre y la de Santo Domingo de Guzmán.
En la primera, tras el fallecimiento de Mossèn Joaquim Trias (uno de los curas que se inició en la Santa Coloma sesentera de los Sayrach, Catà, Lluis Hernández et altri ) se designó a Mossèn Joan Obach Baurier. Un joven sacerdote que acaba de venir de Roma, en donde ha completado sus estudios de liturgia en el Anselmiano. El cambio va a ser radical. Tan radical que ha provocado los primeros resquemores y protestas en el Consejo Parroquial de Sant Oleguer, temerosos -como suele suceder en estos casos- de perder su minúscula cuota de poder. En esta ocasión, el Cardenal Martínez Sistach ha sabido responder con rapidez y va a presidir el próximo día 18 de septiembre la toma de posesión del nuevo rector. Se trata de un espaldarazo indiscutible a Mossèn Obach. Es la única toma de posesión a la que va a asistir este curso nuestro Cardenal. El año pasado acudió a casi todas, entre ellas las de Romeu en Santa María de Taulat y la de Termes en Sant Josep Oriol. La importancia de este nombramiento es vital. Aparte de tener un liturgista ortodoxo como rector de una parroquia céntrica de Barcelona, dicha parroquia es colindante con la del Roser: una parroquia germinante , que ha contado con el impulso de su rector, Mossèn Joan Costa Bou y de su actual vicario, Mossèn Jordi Moya Ródenas. A ver sí además de parroquias germinantes individuales, podemos contar con grupos de parroquias germinantes.
Mucho más difícil va a suponer el reto de las parroquias de la Preciosísima Sangre y de Santo Domingo de Guzmán. Especialmente por lo que hace referencia a esta última. Es un caso sangrante: el arzobispado vendió el solar donde se hallaba enclavado el templo en tiempos del boom inmobiliario, logrando una nada despreciable plusvalía (los pisos se vendían a un millón de euros) y consiguiendo que se construyese la nueva parroquia en los bajos del edificio. El párroco, Mossèn Vilaró, abandonó la parroquia, solicitando su jubilación, con la excusa de que su salud no podía aguantar las obras. Se designó administrador parroquial a Mossèn Jaume Duch Fumadó, rector de la vecina parroquia de la Preciosísima Sangre , quien tuvo que pechar con el largo y dilatado proceso que culminó con la inauguración del nuevo templo en el año 2007. Desde aquel entonces, Mossèn Duch -solo, absolutamente solo- tuvo que cargar con las dos feligresías. Sin embargo, anunció en su día a Sistach que aceptaba ese tributo, pero que cuando cumpliese los 75 años iba a jubilarse, se pusiese como se pusiese. Es sabido que en la diócesis barcelonesa no se acepta ningún retiro a los 75 años, a no ser que el sacerdote se halle enfermo o imposibilitado. Mossèn Duch Fumadó se halla razonablemente bien de salud, pero ha cumplido su palabra y a los 75 años le han admitido la jubilación, después de tres años llevando solo dos parroquias.
Le van a sustituir dos sacerdotes: Mossèn Vicenç María Farré Piña de 71 años y Mossèn Francesc Boqueras Baylina de 53. Los dos ya se hallaban juntos como rector y vicario en la parroquia de San Luis Gonzaga, desde el año 1991. Y desde el año 2006 llevaban también- como agrupación parroquial- la del Santísimo Sacramento. Forman un equipo y tienen experiencia en parroquias agrupadas. No regentaban una parroquia germinante , pero sí es verdad que en la de San Luis Gonzaga existía un nutrido grupo neocatecumenal desde hace tiempo. Además, Mossèn Vicenç María es miembro del "Seminari del Poble de Déu". Ello nos puede mover a la esperanza. Lo cierto es que los feligreses de Santo Domingo de Guzmán se la merecen. Han sido utilizados como moneda de cambio, estuvieron los cuatro años que duraron las obras sin parroquia, luego no han tenido ni un párroco propio, con el agravante de que este verano han visto cerradas sus puertas. Un templo cerrado en pleno centro de Barcelona. Sin que abriera ni el día de su santo patrón. El próximo fin de semana se va a reabrir la iglesia. Esperemos que en ella germine un renovado futuro.
Oriolt