Es Terrassa, no Toledo

"El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios". (Lucas, 9,62). La cita del Evangelio viene como anillo al dedo ante todos aquellos que se rasgan las vestiduras porque los dos prelados egarenses (el ordinario y su auxiliar) hayan estudiado en el Seminario de Toledo. Se retrotraen a los tiempos estudiantiles, al objeto de eludir una realidad incontestable: la diócesis de Terrassa es la más dinámica y fecunda de la Cataluña actual. Un seminario que, con solo tres años de antigüedad, ya ha superado, en número de seminaristas, al de toda la vida de Barcelona. Crear un seminario en pleno siglo XXI, ¡y llenarlo!. Una labor de Caritas con más voluntarios que Barcelona. Una pléyade de sacerdotes jóvenes, ilusionados, dinámicos, audaces, que son queridos en todas sus parroquias (Deulofeu, Montserrat, Toni Rubio, Iñaki Vallbé, Fluriach, Messeguer, etc). Y lo que más les chirría: sin ninguna oposición. Ni de sacerdotes, ni de laicos. Un auténtico oasis de paz. ¿Puede decirme alguien algún cura egarense que se haya significado con sus críticas a su obispo? ¿Alguna asociación de laicos? ¿Algún foro opositor? Los hay en Barcelona, en Gerona, en Solsona, en Tarragona, en Vic, pero no hay ni uno en Terrassa.

A medida que se acerque la edad de jubilación del cardenal Martínez Sistach se van a intensificar las críticas al obispo Saiz Meneses. Evidentemente que lo de Toledo es una anécdota. Lo que les da auténtico pavor es que en Barcelona se consigan los mismos éxitos que en Terrassa. ¡Y en paz! Esa paz que era el máximo anhelo de nuestro actual arzobispo y que se ha visto dinamitada por una cruenta batalla internáutica. La posibilidad de que el actual mitrado vallesano pudiera lograr que Barcelona fuese una balsa de aceite eclesial les produce auténtica grima. Y lo que les causa mayor perturbación es el paso inexorable del calendario. Meneses nació en 1956. ¿Cuantos sacerdotes barceloneses nacieron con posterioridad a él? La mitad de los párrocos de esta diócesis es mayor de 65 años. La mayoría de los sacerdotes que han nacido con posterioridad al prelado egarense comulgan perfectamente con su talante. No le iban a ocasionar ningún problema. Esa es su máxima preocupación, no solo el debilitamiento inexorable de la edad.

Pero que nadie se confíe. Van a presentar batalla y la están presentando ya con la suficiente antelación. Saben que es su última oportunidad. No habrá otra. Y van a agotar todos los medios. Incluidas las insidias, las calumnias y las vejaciones. Saíz Meneses, que ha adquirido la suficiente veteranía episcopal, lo sabe y no va a entrar a ningún trapo. Al revés, su tranquilidad es absoluta. Especialmente porque no tiene un singular fervor de promoción episcopal. Es un auténtico pastor y se halla feliz en su demarcación. Una diócesis con un seminario fecundo, con una actividad pastoral dinámica, con una labor asistencial ejemplar en estos tiempos de crisis y sin oposición. Una auténtica perita en dulce. Para que complicarse…

Empezaba con una cita evangélica y voy a acabar con otra: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo, 7,16). Los frutos egarenses están a la vista. Nada impide que enraícen en Barcelona. Sí no fuere así, seguirían beneficiando al Vallés. Aunque siempre nos harían sombra. Y quien quiera hacer el ridículo que hable de Toledo.

Oriolt