Anécdotas de verano (I): "Cerrado por vacaciones"
Al llegar estas fechas veraniegas dedico algunos artículos a comentar diversas anécdotas que me han sucedido en periodo estival al sustituir a algún sacerdote que se encuentra de vacaciones. Los que han seguido esta sección en estos dos últimos años habrán visto el estado en que se encuentran muchas de las parroquias de nuestra diócesis. Pero lo narrado hasta ahora es gloria en comparación con lo que hoy les cuento. Porque en anteriores ocasiones se podría comprobar el deterioro pastoral y sacramental de algunas comunidades parroquiales, pero al menos al frente de éstas había un párroco que tenía un mínimo de preocupación por sus feligreses y buscaba un sacerdote libre (en este caso un servidor) para que los fieles no se quedaran sin celebración eucarística.
Pero hay casos aún peores, son aquellos párrocos que sabiendo que algunos sacerdotes estamos dispuestos a cubrir otras parroquias, se niegan a llamarnos porque no somos de su cuerda, simplemente no quieren que un sacerdote vestido como tal y defendiendo la doctrina oficial de la Iglesia, pueda pervertir a su castigado rebaño. En estos casos, los párrocos progresistas prefieren dejar a sus fieles sin la Santa Misa, que llamarnos a nosotros, consideran que el mal es mucho menor, porque al fin y al cabo, (según su nefasto criterio) quedarse sin el sacrificio eucarístico en verano tampoco es tan importante.
Son esos clérigos que se van de vacaciones y a sus feligreses que les parta un rayo, que se busquen la vida, que hay muchas parroquias que no cierran. No les importa que vayan a parroquias germinantes (que nunca dejarán a sus fieles en la estacada) pero de ninguna manera aceptarán que un sacerdote germinante ponga los pies en la suya. Así estos días puede verse en algunas parroquias progresistas el cartelito de "Cerrado por vacaciones" (les puedo asegurar que lo he visto con mis propios ojos en la puerta de una iglesia), o algunos más generosos que ponen los horarios de las parroquias vecinas (como los carteles de las farmacias de guardia) o que reducen toda la sacramentalidad vacacional a una misa semanal los domingos, a veces a unas horas bastante poco propicias).
En este sentido voy a comentar una anécdota real, llaman al teléfono y al otro lado del aparato un señor me pregunta donde puede encontrar una parroquia abierta en un día de cada día (entre semana), le doy algunas sugerencias a partir de la zona en la que dice vivir. La persona muy agradecida empieza a cogerme confianza y finalmente explota diciéndome: "Es que hoy es el día del patrono/a de nuestra iglesia y el párroco nos ha dejado sin misa". No voy a dar más pistas del patrono porque fácilmente se sabría la parroquia y probablemente el pobre feligrés al que quiero salvaguardar el anonimato (ya sabemos que estamos en periodo de persecución, investigación y pesquisas para saber quienes somos y quienes son nuestros informadores).
Tal como lo oyen, el día de la fiesta patronal del/la titular de la parroquia los feligreses no tienen la posibidad de celebrarlo en su propio templo. Hasta este punto llega el pasotismo pastoral de algunos párrocos progresistas, no tienen ni esa delicadeza, claro que no sé de que me extraño sabiendo que hay párrocos que han suprimido en pequeñas parroquias la misa diaria (entre semana) porque dicen literalmente (sin ningún rubor) que tienen cosas más importantes que hacer. Pues el pobre patrón/a de la parroquia tiene la desgracia de caer entre semana y en verano, pues se ha quedado sin celebración.
Sigo conversando con este señor, me cuenta que su párroco es muy progresista y que siempre está hablando de la "opción preferencial por los pobres", algo que no entiende, porque precisamente el párroco en cuestión los deja plantados en verano para hacer unos viajes de lujo carísimos, que no están al alcance económico de prácticamente ningún feligrés. Finalmente me acaba diciendo: "No sé de donde sacará el dinero para esos viajes porque con el sueldo de un cura…"
Sin duda estos casos son mucho peores que los que voy a comentar en próximas entregas, porque por muy lamentables que sean las celebraciones eucarísticas en algunas parroquias, al menos no se quedan sin recibir el Cuerpo de Cristo en verano, pero el caso que hoy les cuento (que no es ni mucho menos uno sólo) es mucho más penoso y denota el deplorable espíritu sacerdotal de algunos de nuestros párrocos progresistas.
Antoninus Pius