E-cristians se moviliza ante la visita del Papa
No podía ser de otra manera. Sí existe un movimiento genuinamente catalán que pueda garantizar una movilización considerable no es otro que e-cristians. Ya lo han hecho en anteriores ocasiones. Su actividad en defensa de la vida resulta verdaderamente encomiable. Han iniciado una campaña internáutica de bienvenida al Santo Padre. Su objetivo es dar a conocer la visita papal en las calles barcelonesas. El verdadero anhelo de los católicos del siglo XXI: salir del círculo cerrado de las sacristías. Necesitan dinero (¡faltaría más!) y hacen una llamada para las aportaciones de los fieles. Creen que con 4.500 euros será suficiente. Tirado de precio. Piensen que Catalunya Religió (el portal de Llisterri) nos cuesta 25.000 euros al año. A tocateja. Pagados por el contribuyente. Sea cristiano, ateo o agnóstico. Y nadie protesta, ni en aras a la obligada laicidad. E-cristians conseguirá la aportación que se propone. Aportación voluntaria que saldrá del bolsillo de cada uno de sus fieles. Del trabajo logrado con el sudor de su frente. O de sus dolores de cabeza. A los Llisterri et altri no les gustará, ya sabemos la que montaron con la bienvenida española al Papa. Les dolía que se hubiesen gastado dinero. ¡Ni que fuera suyo! Cuando ellos disparan con pólvora de rey. Pagada por todos.
Desconozco sí la campaña de e-cristians será del agrado de nuestro arzobispo. Sus relaciones con el grupo de Miró i Ardèvol son manifiestamente mejorables. Ahora bien, necesita a estos grupos (así como a los nuevos movimientos eclesiales) para lograr un éxito de convocatoria. Compartir el viaje papal con Santiago de Compostela, en unos momentos en que las simpatías hacia Cataluña son más bien precarias, puede provocar un vacío del resto de España a la visita barcelonesa. Apoyarse exclusivamente en Jordi López Camps o en Llisterri (pese a los movimientos contorsionistas que realizan estos comunicadores) no va a propiciar un llamamiento notorio. Sistach lo sabe y tiene que quemar todas sus naves. Todo el mundo va a comparar (especialmente en Roma) la recepción compostelana con la barcelonesa. Necesita a los nuevos movimientos como agua de mayo.
Ha intentado tentar al clero local, incluso con la supresión -por decreto- de las misas del domingo 7 de noviembre por la mañana. Pero ni aún así, está seguro de congregar un quorum respetable. No me veo a Mossèn Pousa (el que confesó haber pagado abortos) rendido a los pies del Santo Padre. Pese a los intentos sistachianos y su -cierta- teoría sobre la romanidad del Credo catalán, la verdad es que la romanidad de los sacerdotes catalanes es más bien escasa. Recordemos el vacío que le hicieron a Juan Pablo II y el feo que le hicieron -ni más ni menos- que al Cardenal Jubany, al negarse a vestir de sacerdotes, durante la visita del anterior pontífice.
Pese a todo, creo que la visita del Papa a Barcelona será un éxito. Un éxito de Benedicto XVI y un éxito de los nuevos movimientos y de las parroquias germinantes. Unido decisivamente a la movilización de e-cristians. Colaboremos con ellos. La ocasión lo merece.
Oriolt