Albert Manent, el Fèlix Millet de la historia eclesiástica de Cataluña

Albert Manent con el Dr. Joan Bonet i Baltà el año 1970

Albert Manent es a la historia eclesiástica catalana, lo que Fèlix Millet al mecenazgo de la cultura del país.

Los dos son de la zona alta de Barcelona, Sant Gervasi, aunque Manent viera por primera vez las luces de este mundo en Premià de Dalt. Los dos son hijos de dos personajes, el poeta noucentista católico Marià Manent y el incansable activita católico Fèlix Millet i Maristany. Los dos tienen pedigrí.

Manent es amigo desde su tierna juventud de Jordi Pujol i Soley (de can Soley de Premià de Dalt) quien nació también en 1930. Fèlix Millet i Tusell lo hizo cinco años mas tarde, en 1935, y estudió en Virtelia –la antigua escuela Blanquerna fundada por el pedagogo católico Alexandre Galí-, en el barrio barcelonés de Sant Gervasi-Galbany, el mismo centro escolar donde lo hizo Pujol.

Todos pululaban por Virtelia y en su Cofradía de la Mare de Déu de Montserrat (1944) fundada por el antiguo conciliario de la Federació de Joves Cristians (FJC) Mn. Pere Llumà i Viladrich.

El padre de Millet, Fèlix Millet i Marsitany fue presidente de la ilusionante Federació de Joves Cristians (FJC), fundada por el gran sacerdote Dr. Albert Manent i Marrugat, tío del también sacerdote Dr. Joan Bonet i Baltà, historiador de quien hablaremos más tarde.

Millet, hijo, y Manent, hijo, no hay duda provienen, incluso los vivieron en carne y hueso, de aquellos ambientes católicos catalanes anteriores a la Guerra Civil que dieron a la cátedra de Tarragona la figura insigne de Vidal i Barraquer. Un catolicismo dinámico, apostólico, inteligente, romanista, conciliador, apologético y devoto que ojalá pudiéramos restaurar en las mejores de sus vivencias. Un catolicismo “abierto” (cuidado con la palabra talismán) que Manent se abroga y manipula.

Como Millet (hijo) i Manent (hijo), Germinans Germinabit viene y reivindica también aquel catolicismo de la época de la II República, de la F.J.C.; de Vidal i Barraquer; de La Paraula Cristiana de Carles Cardó; del mejor periódico católico catalán generalista de aquella época El Matí , del cual era director Fèlix Millet (padre) i Maristany; de los ambientes demócrata cristianos de donde surgió UDC (Unió Democrática de Catalunya, de la cual también formó parte Millet padre) etc.

No nos van a hacer caer en la trampa de tener animadversión hacia ese periodo y hacia aquellas realizaciones porque son también nuestros referentes, incluso a veces nuestros padres y abuelos en un sentido sanguíneo. No vamos a renegar de nuestras raíces pero no queremos utilizarlas de una manera extemporánea al servicio de intereses personales. Tampoco manipularlas. No vamos a caer en la trampa de contraponer la figura de Vidal a la de Irurita, la de la FJC a las Congregaciones Marianas, y otras simplificaciones y reduccionismos con los cuales se pretende construir un imaginario colectivo fraudulento que desembocan en una dialéctica maniquea de Iglesia “abierta” (ellos) vs. Iglesia “cerrada” (nosotros). Puro terrorismo intelectual.

El primer fraude de Manent es apropiarse indebidamente de esa filiación espiritual excluyendo –¡que se ha creído el tío!- a todos los que provenimos igualmente de estos padres pero que no compartimos sus ideas.

Por tanto no hay que desconcertarse ni tener complejos en reclamar y reivindicar el catolicismo catalán anterior a la Guerra Civil. Sabemos bien separar el grano de la paja.

Segundo: decirle a la cara a Manent que él no es nadie para abrogarse la estampación de carnés de católico catalán “abierto” o “sensible” a nuestra historia.

Noches de alcoba con el franquismo y puritanismo cultural y religioso

Fèlix Millet (padre) i Maristany, durante la Guerra Civil se trasladó a Burgos y colaboró activamente con el franquismo. El Dr. Albert Bonet, fundador de la FJC, se pasó a territorio nacional y luego se incardinó a la Acción Católica de postguerra. Millet y Maristany, regresó con los vencedores, y no le fue nada mal presidiendo los consejos de administración del opusdeísta Banco Popular y de Chasyr (Compañía Hispano-Americana de Seguros y Reaseguros).

Fèlix Millet (padre) fue el financiador de la campanya de 1966 Volem bisbes catalans , tal como Albert Manent expone en la biografía que le dedicó.

Dinero ganado acostándose con el franquismo combinado con puritanismo catalanista y religioso. Este es el humus donde se forjó también Millet (hijo) y Manent (hijo). Este es el privilegio de algunos que pueden vivir en la Zona Alta, financiar con tal tipo de dinero un discurso puritano que se puede imponer, por tener los resortes (editoriales, mediáticos y finalmente con la restauración de la Generalitat, políticos), al resto de la población.

Albert Manent, el demiurgo de un discurso que pretende ser único

Albert Manent sabe que Germinans es un enemigo a batir. Le rompe el discurso. Y al no poder luchar contra el objeto de nuestras afirmaciones, se lanza al sujeto, es decir a la caza de los nombres para hacernos callar. ¿Este comportamiento está más cerca del libre debate de ideas o del puro fascismo? ¿Como vamos a dialogar a pecho descubierto cuando este personaje y adláteres poseen todos los apoyos del poder político y mediático para barrernos, no con argumentos, sino con la mordaza y el cloroformo?

Albert Manent es el demiurgo de un discurso. Y en Germinans vamos a por él. A replicarle, no a cargárnoslo físicamente, se entiende, pues lo queremos demasiado. Internamente lo llamamos con cariño malefica mingens –la bruixa pixanera-la bruja meona. Tenemos encargado un “nan” (cabezudo) con su careto, con escoba y todo, que pensamos pasearlo por turnos en el próximo Aplec del Cargol de Lleida.

Germinans Germinabit es hija de esta tierra catalana. Nuestra web viene también del mismo pasado que Manent. Somos hijos espirituales de El Matí , admiramos a nuestros abuelos fejocistes. Algunos de nuestros articulistas profesan cercanías con UDC. Incluso compartimos nombre con aquella exposición celebrada en Roma (2001) y Barcelona (2002-2003), Germinabit. L’expressió religiosa en llengua catalana al segle XX donde Manent actuó de director del comité asesor.

Mente pensante de la exposición, era entonces director del Centro de Historia Contemporánea de la Generalitat de Catalunya siendo aun Jordi Pujol presidente.

Liberarse del discurso histórico interesado de la bruixa pixanera  

…si tu l’estires fort per aquí,

i tu l’estires fort per allà,

segur que tomba, tomba i tomba,

i d’en Manent, ens podem alliberar

(Lluís Bassiot)

Manent y Millet lucen pedigrí pero son un fraude, intelectual el primero, económico, el segundo. Vienen de seguramente lo más esperanzador e ilusionante del catolicismo catalán del siglo XX pero su papel ha sido el de utilizar este pasado, prostituyéndolo, para su uso personal.

Manent, sirviendo a su amigo Pujol y a CiU, quiere ser quien escribe la Historia. Es, como hemos dicho el demiurgo de UN discurso histórico del catolicismo catalán contemporáneo que pretendió se convirtiera en EL discurso (acomodado claro está a los intereses de CDC, su partido). Continuador de la labor del historiador y sacerdote Dr. Joan Bonet i Baltà, heredó de él, profundizándolas, también sus obsesiones: la patológica obsesión de utilizar como única categoría de análisis para hacer historia de la Iglesia en Cataluña la dialéctica Cataluña-España. Hacer de la historia de la Iglesia en Catalunya un capítulo más de la historia de una lucha nacional. ¡Qué empobrecedor!

Pero nosotros no queremos ni reducir la vida eclesial a esta categoría ni convertirnos en acólitos de ningún partido político. Luchamos por huir de estas coordenadas que precipitan al regalismo y al paganismo. Respetamos, siguiendo el Magisterio pontificio, la pluralidad de formas y partidos políticos que pueden adoptar los católicos en Cataluña. No se puede hipotecar ni reducir a la Iglesia a un solo partido político. Queremos la auténtica libertad de la Iglesia Católica, desvinculada ahora y aquí de cualquier partido político que quiera marcarle la agenda.

Manent, obsesionado, se parece como ninguno a aquello que tanto critica trasponiendo las coordenadas y categorías del integrismo decimonónico hasta nuestros días. Continúa filosofando sobre humores y esferas después del descubrimiento de la circulación sanguínea y las órbitas planetarias.

El discurso histórico de Manent está hipotecado por su dependencia de partido. Por eso Pujol lo puso de director del Centre d’Història Contemporània . Por eso organizaró la exposición Germinabit. L’expressió religiosa en llengua catalana al segle XX . Por eso, metió baza en el imprescindible Diccionari de Historia Eclesiàstica de Catalunya (1998-2001) publicado, ¡que interesante! por el departamento de Presidencia de la Generalitat de Catalunya en pleno pujolismo. ¡ O tempora, o mores ! Se podría escribir un artículo sobre lo tendencioso de algunas de sus entradas y de algunos de sus olvidos. ¡Vaya, que el personal no da puntada sin hilo!

Segimon Manent i Albert