Nombramientos parroquiales
A medida que se acerca la fiesta del Nacimiento de San Juan Bautista empiezo a temblar, porque los nombramientos de párrocos y vicarios de nuestra diócesis están a punto de caer y siempre me temo lo peor. La experiencia de estos últimos años demuestra que no hay motivos para la esperanza. A diferencia de otras diócesis "germinantes" en que se apuesta por las nuevas generaciones de sacerdotes y por la renovación en la línea de nuestro Santo Padre, en Barcelona siempre es más de lo mismo. Los mismos de siempre con unos años más y unos cuantos cargos o parroquias de más a sus espaldas.
Quizá la única buena noticia es la que nos comentaba Prudentius de Bárcino en su escrito de este pasado domingo, y es el destierro del Presidente de la "U" (Unió Sacerdotal) el Rvdo. Joaquim Brustenga. Nuestros amigos de Collblanch están de enhorabuena, se han librado de "Brusti", pero es que n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach no tenía otra opción después de los escándalos sucedidos en aquella parroquia, los conocidos (los que hemos contado en Germinans) y los desconocidos (que no hemos contado por prudencia eclesial).
Pero del resto de nombramientos prácticamente nada bueno si exceptuamos el del Rvdo. Felipe Simón como párroco de San Sebastián de Badalona, un joven y excelente sacerdote con cualidades más que demostradas e infravaloradas hasta ahora por nuestro arzobispo.
Los demás nombramientos no sólo significan la triste continuidad que constituye el estilo Sistach, sino que en muchos casos significa ir a peor. Especialmente tristeza me produce el nombramiento del Rvdo. Joaquim Iglesias como párroco de San Félix Africano (en la fotografía). Una parroquia "germinante" con un buen párroco como lo ha sido el Rvdo. Juan Barrio, o anteriormente el tan añorado Rvdo José Mariné, puesta en manos del típico sacerdote-ONG, porque el Rvdo. Iglesias fundó ARSIS, una ONG que en ningún momento aparece como católica y que absorbe todas las energías y todo el tiempo de este sacerdote. En Germinans habíamos recibido diversas cartas de protesta de antiguos feligreses suyos indicando que tenía la parroquia completamente abandonada y convertida en un puro instrumento al servicio de ARSIS, en su momento decidimos no publicarlas, pero ahora ante el triste destino que le espera a la parroquia de San Félix, sacamos el tema a colación.
También muy triste es lo que ha pasado en la parroquia de San Salvador de Horta, en donde un párroco ya anciano, pero excelente sacerdote, el Rvdo. Francesc Foraster, es substituido nada menos que por el comunista Rvdo. Josep Catà y el kumbayá Rvdo. Joan Cabot. Lo peor de todo ello es que en todo el barrio de Poble Sec no es posible encontrar una parroquia donde un buen católico pueda sentirse cómodo y tenga que irse a otro barrio sino quiere encontrarse con "sorpresas" en la iglesia y en las celebraciones litúrgicas. Curiosamente se jubilan a los sacerdotes tradicionales, pero a los progresistas se les prorroga "sine die" en sus maltrechas parroquias.
Otra de las novedades de estos nombramientos es el experimento de las "agrupaciones parroquiales", al cardenal Sistach no le interesa para nada mover el "status quo", y hasta ahora ha optado por el clásico sistema de "tapar forats" (tapar agujeros) para no emprender la necesaria reforma a fondo que necesita la diócesis y la mayoría de parroquias. Pero se ha encontrado que ya no tiene piezas para mantener ese esquema caduco y por eso ha optado por asignar más de una parroquia a un mismo párroco o equipo sacerdotal. El problema es que se les asigna a los de siempre, a los "amiguetes", no a aquellos que están en mejores condiciones por edad y capacidad para llevar más de una parroquia. La consecuencia de todo ello es más que previsible y es que los párrocos que se han cargado o se están cargando su parroquia a partir de ahora se carguen del mismo plumazo dos o más.
No sé cual será la solución definitiva para el futuro de Barcelona, lo único que sé es que cada día que pasa la situación en muchas parroquias y en las principales delegaciones diocesanas va a peor. Por eso es necesario acabar cuando antes con este continuo y progresivo deterioro. Ojalá la imprescindible renovación de nuestra diócesis la iniciara nuestro actual arzobispo, tendría todo nuestro apoyo, pero todo indica que mientras esté nuestro cardenal las cosas no van a cambiar y será necesario esperar la llegada de un nuevo obispo con nuevas ideas y con ganas de hacer una verdadera y auténtica reforma.
Antoninus Pius