Laporta y Sistach
La ordenación sacerdotal de este pasado domingo coincidió con el final del Laportismo en el F.C. Barcelona y el inicio de una nueva era para esta entidad balompédica. Pensando en ambas circunstancias conjuntamente me viene a la cabeza la expresión que hizo célebre el Sr. Laporta cuando explotó diciendo: "¡Al loro! que no estamos tan mal" y que bien podría hacerse suya n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, porque de hecho no con esas palabras exactas pero muy parecidas, nuestro arzobispo no se cansa de repetir que no estamos tan mal en la diócesis de Barcelona, como algunos (entre ellos nosotros) dicen.
Porque la ordenación de este pasado domingo es una muestra más de ese gran teatro de la mentira que quiere vendernos como buen "botiguer" (tendero) nuestro cardenal. Quiere dar una imagen, y más ahora con la próxima venida del Santo Padre" que todo va de fábula, y ¡al loro! que no estamos tan mal, como se dice en según que medios. A algún extraterrestre puede parecerle que una ordenación conjunta de seis sacerdotes es una muestra de vitalidad de la diócesis de Barcelona, pero para los que somos de aquí, sabemos que hay muchos factores que hay que tener en cuenta antes de tragarnos el gol que el tándem Sistach-Turull quieren vendernos.
En primer lugar porque las actuales ordenaciones aún corresponden a los seminaristas que entraron en el rectorado del Rvdo. Francisco Prieto, no hay que saber muchas matemáticas para contar que si el Rvdo. Josep Maria Turull lleva cinco años en el Seminario, y la media de permanencia en el seminario es de seis años, el supuesto éxito no puede atribuirselo de ninguna manera el actual rector. Y es que la devacle del Seminario de Barcelona viene con la llegada del Rvdo. Turull, no antes, y hasta ahora se está viviendo de renta, es dentro de poco que se empezarán a ver los catastróficos números turullescos, pero claro cuando eso empiece nuestro arzobispo y su fámulo Turull habrán pasado a mejor vida (eclesial, claro) y encima le achacarán la situación al pobre que venga detrás.
En segundo lugar porque con el esfuerzo de crear una imagen falsa de fachada perfecta, han juntado todo lo que podían juntar y en vez de realizar varias ordenaciones individuales como hacen habitualmente las han juntado todas para dar una imagen que no es. En este ordenación además también pescaron todo lo que pasaba por allí: un franciscano, un miembro de las comunidades ADSIS e incluso dejaron ordenarse al pobre Rvdo. Sergi Notó (del que ayer hablaba mi buen amigo Oriolt) que no contaba con ninguna simpatía ni de Turull ni de Sistach. Pero claro los números son los números, como aquello de "la pela es la pela", así que aunque a disgusto, también lo ordenaron.
Cuando Joan Laporta pronunció la frase "¡al loro!, que no estamos tan mal", el resultado fue un año en blanco (sin titulos) y la explosión del caso "Ronaldinho". Después vendría una moción de censura que Laporta perdió por un contundente 60% contra un sólo 30% a su favor. Curiosamente, en una encuesta de TV3, a la pregunta si hubiera votado a Joan Laporta en el caso de haberse presentado, el resultado volvió a ser idéntico, 60 en contra y 30 a favor. Y eso que estos dos últimos años han sido los de mejores resultados deportivos de toda la historia del club. Pero la gente ha calado a Laporta y no quiere verlo ni en pintura. Como en aquella frase célebre que pronunció el otro ex-presidente José Luis Núñez: "al soci no se’l pot enganyar" (al socio no se le puede engañar).
Pienso que si nuestro cardenal se sometiera a una ficticia votación entre el clero de Barcelona, quedaría en rídiculo, porque nuestro arzobispo tiene el gran honor de haber unido el sentimiento de todo el clero: no lo quieren ni los unos ni los otros. No lo tragan los sectores más progresistas porque creen que es demasiado "tibio" (ya sabemos que estos sectores quieren a un obispo que sea una mezcla de Casaldáliga y Setién) ni tampoco los más conservadores que están viendo como se está destruyendo lo poco de catolicismo que aún quedaba en nuestra diócesis.
La difrencia entre Laporta y Sistach es que el finiquitado presidente azulgrana apostó por Josep Guardiola (que ciertamente no es laportista) como entrenador y le han salido unos resultados deportivos extraordinarios. En cambio nuestro cardenal ha apostado por el Rvdo. Turull, que sí es sistaquista, como "entrenador de la diócesis" (chico para todo) y por otros inútiles como cuerpo "técnico" (Sistach macouts) y los resultados eclesiales son absolutamente catastróficos.
Mal que le pese a un "culé" tan declarado como nuestro arzobispo, los resultados eclesiales de su gestión y la de su pupilo Turull se parecen más a los deportivos del Real Madrid en estos dos últimos años (es decir nada de nada) que no a los brillantes de su amado club barcelonista, incluso con el impresentable de Laporta al frente.
Antoninus Pius