La France , mere aînée de la Catalogne (pues que se note)
Los catalanes católicos nos hemos “enmirallat” (hemos querido emular con admiración) en la Iglesia en Francia desde los años sesenta. El tremendo impacto de la Nouvelle Théologie en Cataluña se explica por la existencia de un presupuesto cultural interno que tendía a ver a Francia como la madre buena, culta y europea desplazada por la madrastra España, ignorante, gris, franquista y opresora.
Las dos trampas históricas de la relación Cataluña-Francia
Los catalanes nacimos como pueblo dentro del Imperio Carolingio cuando los habitantes de Gerona en 785 se levantaron contra el árabe invasor y pidieron con éxito ayuda a Carlomagno. Nuestros antepasados quedaron encuadrados dentro del Imperio Carolingio. Desde esta fecha hasta la restauración de la sede primada de Tarragona confirmada en 1154 por dos bulas de Anastasio IV, nuestra sede metropolitana fue Narbona. La reforma monástica medieval y el movimiento de las “canòniques agustinianes” (colegiatas de sacerdotes regulares) catalanes se llevaron a cabo en el espacio lenguadociano y provenzal (Lagrasse, Sant Víctor de Marsella, San Rufo de Aviñón…). Todo ello explica el éxito y lo anticipado de la reforma gregoriana en Cataluña, respecto del resto de España, anulando todo rastro de rito hispánico anterior.
Este sentido de partenencia histórica explica que cuando Napoleón invadió la península, Cataluña fue segregada del resto del Estado, anexionada a Francia y dividida en cuatro departamentos. Este estado de cosas se extendió incluso tras la invasión de los 100.000 Hijos de San Luís en 1823, estando hasta 1827 en posesión de Luís XVIII.
¿Donde residen pues las trampas? De hecho existen dos:
La T 1, trampa 1, la realizan aquellos que para mantener el statu-quo quieren cortar y eliminar todo el espacio histórico anterior a la batalla de Muret (1213). Esta poda tiene muchos admiradores entre los partidarios del centralismo absorbente español. La historia de una Cataluña vertebrada en un espacio no peninsular no les interesa. Remontarse a antes de 1213 sería pura leyenda. Son los admiradores de Don Pelayo elevado a héroe de todos los españoles. Puro exceso.
La T 2 la realizan aquellos que quieren cortar y eliminar todo el espacio histórico que va desde el giro hacia España que se produjo tras la derrota de Muret (13/IX/1213) hasta la reacción catalanista al centralismo absorbente, absolutista primero y luego liberal, de mediados y finales del siglo XIX. Todo lo del medio (un mogollón de siglos) habría sido una anomalía. Esta trampa tiene muchos admiradores entre los partidarios del independentismo y el nacionalismo exacerbado catalanista. La historia de una Cataluña vertebrada en un espacio peninsular no les interesa.
La (mala) Nouvelle Théologie, teologia nacional de Cataluña
Para los mas jóvenes recordarles que La Nouvelle Théologie (Nueva Teología; Henri de Lubac, Pierre Teilhard de Chardin, Hans Urs von Balthasar, Yves Congar, Karl Rahner, Hans Küng, Edward Schillebeeckx, Marie-Dominique Chenu, Louis Bouyer, Etienne Gilson, Jean Daniélou…) era una escuela de pensamiento de la Teología católica de mediados del siglo pasado, nacida en ciertos círculos de teólogos franceses y alemanes, cuyo objetivo compartido era la reforma fundamental de cómo la Iglesia católica se acercaba a la Teología. En el fondo se trataba de la consecuencia de la influencia de los pensamientos contemporáneos sobre la Teología. Un nuevo episodio del plurisecular debate entre Filosofía y Teología. Algo natural, pues la Teología Católica no vive dentro de una campana de cristal.
La Nouvelle Théologie reaccionaba contra la dominación de un (Neo)escolasticismo que había quedado rutinario y fosilizado, incapaz de dialogar con los pensamientos filosóficos contemporáneos. La Nouvelle Théologie aceptaba dejarse influenciar por estos. La manera de relacionarse iba pues a marcar la diferencia.
No siempre se supo discernir aquello que era compatible con lo que era incompatible con el catolicismo. De la falta de un buen discernimiento salió todo el sin más de burradas teológicas y litúrgicas que hemos padecido hasta hoy. Del buen discernimiento, nació la figura del mejor teólogo de la escuela, un profesor –con fase de corbata incluida- llamado Joseph Ratzinger. De la misma manera que el aristotelismo podía ser un lenguaje mediante el cual expresar las verdades eternas, los pensamientos contemporáneos podían también aportar nuevas formar de expresión. Sin embargo siempre hay quien se atrapa, como ya pasó con el aristotelismo, y alucinado con los nuevos descubrimientos altera el dogma.
Estas fricciones entre sabios y pasados de rosca también se vivieron en el seno de la propia Nouvelle Théologie , de manera que, sus teólogos -que tuvieron una influencia muy significativa en el Concilio Vaticano II (1962-1965)-, acabaron por agruparse alrededor de dos revista, Concilium (1965) y Communio (1972), esta última con Lubac, Baltasar o Ratzinger. Concilio no es contrario a Comunión ni a la Tradición tuvieron que recordar los segundos.
Influenciados por la propensión de los pensamientos contemporáneos (especialmente el marxismo –fruto tardío de la filosofía y antropología ilustrada rousseauniana) a la idealización de edades primitivas y a demonizar los periodos medios, podar o no podar la Tradición iba a ser la cuestión. Cargados con una motosierra eléctrica había que derribar el árbol del dogma y su evolución homogénea.
Por desgracia nuestra, la Nouvelle Théologie versión motosierra penetró en una Cataluña teológica que no disponía de la formación suficiente que evitara quedarse atrapada en una fascinación de enamoramiento pasional adolescente. Esta fue la asunción de la Nouvelle Théologie que realizó la Unió Sacerdotal , Escuelas Pías y derivados en los años finales de los cincuenta y de lleno en los sesenta. A todo ello hay que añadir el contexto cultural de una idealización de la francés por oposición a lo español, como se ha comentado. Un cóctel explosivo.
A los “amigos” del cut and paste (cortar y pegar)
La importancia de la permanencia de la tradición cristiana tardo- romana en Cataluña fue enorme. A los amigos de la T 1 (trampa 1) no les interesa porque queda entonces nuestra tierra integrada en la Hispania romana.
A los de la T 2, tampoco porque a lo mejor queda tocado el primado de Toledo. Es difícil ubicar Cataluña en la Galia romana. Es difícil entender la historia como un ejercicio de épocas buenas versus épocas malas, a conectar las primeras entre ellas, a cortar y tirar las segundas. Hay mucha Filosofía de la Historia en estas historias. Balmes (Vich, 1810-1848), de quien casi nadie se recuerda en el año que conmemoramos sus dos siglos de nacimiento, nos lo recordaría por activa y por pasiva.
De igual manera hay mucha Filosofía de la Historia en nuestras teologías. Concilium no es opuesto a Communio, tampoco con el pasado. El Papa que tenemos bien que lo ha recordado y nos lo recuerda siempre. Para una buena exégesis de los textos conciliares es necesario no dejarse alucinar con Filosofías de la Historia equivocadas y contrarias a las promesas evangélicas y a las realidades eucarísticas y sacramentales.
No se pierda el fantástico reportaje fotográfico sobre la Iglesia en Francia que encontrará en el artículo original de Germinans Germinabit
Maître Rôtisseur