Capítulo 25: 1965, año de tensiones
“Que 1965 iba a ser un año difícil para la vida de la Iglesia es algo que podía pronosticarse al concluir la pasada sesión conciliar sin necesidad de ser profeta: el tenso final de la tercera etapa había sembrado por toda la superficie de la Iglesia un clima polémico, arisco, que no podía menos de dar sus amargos frutos en los meses siguientes…”
Tratemos de resumir esquemáticamente algunos acontecimientos que hicieron que a todo lo largo de 1965 la Iglesia se viera tironeada de un lado a otro. La Jerarquía y los órganos responsables de opinión se vieron obligados más de una vez a poner el freno o a dar el grito de alarma:
• En enero de 1965 el diario “Ya” advertía en muchos católicos “síntomas de esclerosis” y “actitudes de desobediencia y amargura” frente a las reformas decididas por el Concilio.
• El 9 de enero el cardenal Feltín señalaba que se estaba viviendo un periodo de agitación político-religiosa, en el que se critica al Concilio, al Papa, a los obispos, tratando de oponer obispos contra obispos, sacerdotes contra estos y los últimos entre sí.
• El 1 de marzo el cardenal Lercaro debe salir al paso de un “vértigo de innovaciones arbitrarias” y de la “atracción de ideas no aprobadas por la Iglesia”. Se refería a los que decidieron tomar el aggiornamento por su cuenta pensando que era necesario llevar las reformas adelante siguiendo la táctica de los hechos consumados.
• El 30 de marzo los obispos franceses publican una seria advertencia a la revista “Temoignage Chrétien” por su modo de enfocar el diálogo entre católicos y comunistas. El mismo día destituyen a los dirigentes de la J.E.C. que no han aceptado las directrices de la jerarquía en cuanto a la dirección de los movimientos apostólicos en sus actividades tangentes a lo temporal.
• El cardenal de Paris debe explicar que estas dos medidas no representan un freno a la necesaria renovación de la Iglesia.
• El episcopado holandés ha de publicar una pastoral para salir al paso de los abusos de la práctica de la penitencia en su país.
• El 9 de mayo de nuevo los obispos holandeses han de publicar una nueva pastoral sobre el tema eucarístico contra las que denominan “malas interpretaciones por parte de los fieles de las teorías de algunos teólogos que trataban de profundizar el sentido de la presencia de Cristo en la Eucaristía”. ¡Ahora los malintencionados son los fieles que se escandalizan por nada!
• En Colombia el cardenal Concha debe llamar la atención al padre Torres sobre sus violentas posturas en materia social. Algo muy parecido sucedía en la India entre el obispo de Trichur y el padre Vadakan.
• El 20 de junio la tormenta estallaba en Uruguay cuando un grupo de 200 católicos abucheaba públicamente al nuncio Mons. Forni, acusándole de estar frenando el movimiento de renovación católica en aquel país. Fue destituido en septiembre.
• En julio en Canadá, el general de los dominicos retirada de la dirección de la revista “Maintenant” al padre Bradet por considerar demasiado avanzada la orientación que estaba dando a la revista. Toda la opinión pública del país sostenía a esta revista y su orientación. Al final se llegó al acuerdo de sustituir a las personas pero mantener la línea.
• En agosto los obispos portugueses publican una nota en la que deploran un celo que adquiría proporciones inquietantes que parecen animadas no por el espíritu de Dios, sino por el gusto de novedades: “Una reforma sin disciplina y una puesta al día sin orden –afirmaban- conduce a una anarquía destructora”
• Todos estos signos de un año tenso y difícil explican la preocupada voz de Pablo VI especialmente en los discursos del verano.
¿Alguien piensa que las tensiones eclesiales de 1965 no iban a tener un influjo en los primeros meses del nacimiento de la reforma litúrgica?
Pues se equivoca. En el próximo capítulo veremos el juicio sobre las impresiones de la Iglesia (a través de las pastorales e informes de los obispos y de las revistas católicas) acerca de la aplicación de la Instructio que da inicio a partir de marzo a la reforma litúrgica. Martín Descalzo en el 4º volumen de su trabajo hace una síntesis país por país.
Dom Gregori Maria