¿Futuro negro para la Iglesia en Cataluña?
Mientras la Iglesia vasca empieza a renacer de sus cenizas, con dos fantásticos obispos que creen en la renovación, Don Mario Iceta y Don José Ignacio Munilla, en Cataluña se suceden las noticias que confirman que la situación aquí es bastante más compleja y que no va a ser fácil la ansiada renovación que tanto necesita.
Ayer mi buen amigo Oriolt nos recordaba la conexión entre n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach y S.E.R. Don Antonio Cañizares unidos gracias a Federico Jiménez Losantos, a quien ambos quisieron fuera de la COPE por motivos completamente distintos (el primero por anti-nacionalista, el segundo por poco católico y polemista). Los dos se unieron contra el cardenal Rouco que defendía al locutor turolense a pesar de todo, de aquella pugna nació una bonita amistad.
A las buenas relaciones con el cardenal Cañizares, debe añadirse los buenos contactos que nuestro arzobispo ha tenido este año espléndido para sus intereses (dos beatificaciones y la visita del Santo Padre). Con el conocido espíritu catalán (gran marketing que es capaz de disimular todas las deficiencias y miserias) ha quedado como un señor con el arzobispo Amato y S.E.R. el cardenal Bertone. Nuestro pastor quiere redondear el año con la visita papal, entonces sus acciones (según su criterio) estarán por las nubes.
Ante esta situación muchos han dado ya por hecho que será inevitable la llegada de la mitra para el Rvdo. Josep Maria Turull, ya que es la gran obsesión de nuestro cardenal, y con los puntos que está haciendo este año, todo indica que pueden abrirse definitivamente las puertas (que por muchísimas razones) hasta ahora han estado cerradas.
El panorama episcopal no quedaría demasido esperanzador, con Turull como jovencísimo obispo; con Don Sebastià Taltavull, que aunque es una persona encantadora es evidente que mantiene su espíritu progresista; con el Príncipe Vives, que aún es joven, y aunque el bueno del Rvdo. Juan Antonio Mateo crea que es un buen obispo de Urgell, debería saber con que sectores se reúne en Barcelona cada vez que se acerca a la ciudad condal. Por su parte el obispo Don Francesc Pardo, en quien habíamos puesto muchas esperanzas se dedica a invitar al Molt Honorable Sr. Jordi Pujol para hablar a sus sacerdotes de como tiene que ser el perfil del clero del siglo XXI (No olvidemos que Pujol se definió como "un soldado derrotado del ejército de Pablo VI" y dijo pestes de Juan Pablo II). Don Juan Piris desafiando al Vaticano en el tema de la obras de arte. Y todo ello sin contar al Abad de Montserrat, o al obispo Godayol campando a sus anchas, a Soler Perdigó (ya emérito) y a Traserra (emérito muy pronto).
Por si esto fuera poco, suenan rumores que Don José Ángel Saiz quiere promocionar a dos de sus hombres para el episcopado: los Rvdos. Salvador Cristau y Fidel Catalán. Pues no es que sean un ejemplo de la renovación que necesita nuestra iglesia, el primero, aunque de linea ortodoxa (formado en el Seminario de Toledo de Don Marcelo), no tiene el empuje ni la valentía necesaria para la mitra. El segundo, activo militante de la JARC no hace muchos años, no vistió de sacerdote hasta que Don José Ángel le dio un cargo en la curia egarense. Ambos además tienen una conexión muy directa (aunque por motivos distintos) con el arzobispo-obispo Joan Enric Vives.
Viendo el panorama cualquiera tendería a desanimarse, a pensar que la Iglesia catalana no tiene solución, pero yo sigo siendo razonablemente optimista. Su Santidad Benedicto XVI no nombra obispos al "tum tum", y más con todo lo que está cayendo con la pederastia, va a mirarse mucho a quien nombra. De hecho un porcentaje cercano al 100% es de nuevos obispos buenísimos, también en futuros cargos de confianza vaticana, S.E.R. el cardenal Pell tiene muchos números para sustituir al cardenal Re en la Congregación de los obispos, y esa sería una pieza clave que hasta ahora ha demostrado ser de total confianza.
El supuesto nombramiento del Rvdo. Turull o la sucesión de Solsona, pueden ser determinantes a la hora de valorar con hechos si hay que ser moderadamente optimistas o por el contrario acabar afirmando que lo nuestro no tiene arreglo.
Antoninus Pius