Terrassa 40 – Barcelona 33
No se trata de un resultado parcial de baloncesto, sino del número de seminaristas que poseen ambas diócesis en el presente curso 2009-2010. Con motivo del Día del Seminario, la Conferencia episcopal española ha publicado las estadísticas de los seminarios mayores de cada una de las demarcaciones episcopales. Ya no se trata del sorpasso de Terrassa, sino de una holgada diferencia. Con dos particularidades: a) el seminario egarense solo cuenta con tres años de antigüedad, mientras que el barcelonés tiene más de 500 años de existencia y b) Barcelona duplica de largo la población de Terrassa.
Veamos las estadísticas de todas las diócesis catalanas, de mayor a menor población:
Diócesis |
Población |
Seminaristas 2009-2010 |
Nuevos 2009-2010 |
Barcelona | 2.658.328 |
33 |
7 |
Terrassa | 1.190.267 |
40 |
10 |
Sant Feliu | 897.743 |
6 |
0 |
Girona | 790.133 |
7 |
5 |
Tarragona | 574.270 |
4 |
1 |
Vic | 424.201 |
6 |
2 |
Tortosa | 279.236 |
7 |
4 |
Lleida | 213.950 |
2 |
0 |
Urgell | 135.182 |
6 |
0 |
Solsona | 134.206 |
3 |
1 |
Se mire como se mire el hito es espectacular. Con un resultado tan excepcional no cabe ningún maquillaje. Del total de seminaristas de Cataluña, el 35 % de los mismos procede del seminario de Terrassa, cuando la población de la diócesis solo supone el 16 % del total de Cataluña. Duplica todos los registros. ¡Y en un Seminario recién creado! ¡En pleno siglo XXI!
Es indudable que la hazaña tiene nombres y apellidos: Monseñor Saiz Meneses. Precisamente, el obispo catalán mas vilipendiado por la progresía. Cuando estos últimos días, con motivo de la designación de Monseñor Munilla como obispo de San Sebastián, se oye la cantinela progre relativa a que no puede arraigar un prelado que no encaje en el “perfil” de la diócesis, siempre me viene a la cabeza el aplastante éxito del actual obispo de Egara. Evidentemente Monseñor Saiz Meneses no encajaba en ese curioso “perfil”. Recuérdese toda la campaña que se le montó cuando fue nombrado obispo auxiliar de Barcelona. Terrassa se desgajó de esa misma diócesis barcelonesa. En coherencia, el “perfil” tendría que ser el mismo. El resultado del axioma no podía ser otro que la falta de encaje. Por el contrario, nos hallamos - entre otros aciertos- con un seminario nuevo, que sobrepasa de largo al histórico seminario barcelonés y que acoge al 35 % de los seminaristas de Cataluña. ¡Suerte que no iba a encajar!
Por sus hechos les conoceréis, nos marca el Evangelio. Sin embargo, este insólito hecho es silenciado por los medios de comunicación catalanes. Siguiendo el adagio de que “no hay mayor desprecio, que no hacer aprecio”, la existencia de un centro que desborda tanta vitalidad como el seminario egarense, no es noticia que suela salir en los medios. Ni tan siquiera en la menguada Catalunya Cristiana de Aymar (en la que sí tiene sección fija el rector del seminario barcelonés). ¿A qué se debe este silencio? Al miedo. A un miedo que proviene de una extrema debilidad. Cada vez menos, pero se sigue vertiendo escarnio y desprecio respecto a la figura del obispo Saiz Meneses. Pero esa burla, esa maldad, no es un signo de poder, sino de impotencia. Hasta hace bien poco, en las altas esferas eclesiales de Cataluña se ponía especial cuidado en no sobresalir, en no contaminarse de una cierta ortodoxia. El que huía de aquel círculo tóxico solía tener las de perder. Pero ya no. Ese supuesto poder no es más que un viejo animal que no ve más allá de la punta de su hocico. Y ha quedado demostrado que hace falta bien poco para trastornarlo, desorientarlo, eludirlo, hasta llegar a desquiciarlo. En Terrassa tenemos el ejemplo.
Oriolt