El cardenal Sistach y el abad Soler siguen la misma partitura
Mientras muchas familias catalanas están sufriendo duramente las consecuencias de la crisis económica (paro creciente, hipotecas sin pagar, dificultades para llegar a final de mes…) nuestros políticos que no tienen problemas de sustento, se dedican únicamente a cuestiones como el supuesto recorte del Estatuto por parte del Tribunal Constitucional, a discutir sobre los referendos no vinculantes sobre la independencia de Cataluña o a enfrascarse en un debate tan interesante como si las corridas de toros tienen que suprimirse o no en nuestra tierra.
Algo muy parecido sucede con nuestras máximas autoridades eclesiásticas catalanas. Mientras Cataluña es una verdadera pena a nivel espiritual, con unos niveles de practica religiosa que no tienen comparación en casi toda la catolicidad, parece que a algunos de nuestros lideres espirituales, como en el caso de los políticos, sólo les interesa algo tan religioso como la autodeterminación del pueblo catalán.
N.s.b.a. cardenal Martínez Sistach hizo unas declaraciones delante del Consejo Pastoral, de las que se hicieron eco todos los medios de comunicación, sobre la preocupación que tenía por una sentencia que no fuera favorable al actual estatuto, del que es un fiel partidario, a pesar de que una buena parte de su pueblo fiel (entre los que se encuentra un servidor) considera que es indigno para los intereses católicos de los catalanes. Al cabo de pocos días de estas declaraciones, aparece en “la voz de su amo", es decir la Catalunya Cristiana del Rvdo. Aymar una editorial apoyando la que hicieron conjuntamente diversos diarios catalanes. Finalmente el abad de Montserrat Dom Josep Maria Soler, se suma a la fiesta con otras declaraciones en el mismo sentido.
La vinculación político-religiosa en el sentido nacionalista, está muy clara en algunos de nuestros líderes como es el único cardenal en activo que tenemos (Sistach) o el abad del Monasterio más emblemático de Cataluña (Soler) e indirectamente todos los que siguen sus directrices.
No me extraña la que le están montando a Don José Ignacio Munilla los nacionalistas vascos (entre los que se encuentra lamentablemente una buena parte del clero donostiarra) o como son odiados por los nacionalistas catalanes algunos de nuestros obispos como Don José Angel Saiz o Don Romà Casanovas, su gran pecado es que sólo se dedican a su tarea espiritual como pastores de almas y no se meten nunca en política.
La buena noticia es que aunque en este momento el binomio Sistach-Soler aparecen como máximos representates de la Iglesia en Cataluña (ya que el arzobispo de Tarragona no se prodiga afortunadamente en declaraciones sobre cuestiones estrictamente políticas), se trata de una especie en extinción. Si miramos el resto de las diócesis catalanas (con la única excepción del copríncipe) sus pastores ya no siguen esta partitura nacionalista. En Roma, con el nombramiento de Munilla ya han demostrado que el modelo de obispo nacionalista para Cataluña y Vascongadas ya no funciona, se necesitan obispos preparados, valientes y sobre todo preocupados por su rebaño y no por hacer política nacionalista.
Esperemos que este año que vamos a empezar nos de buenas noticias en este sentido, porque la sucesión de Solsona está a la vuelta de la esquina.
Antoninus Pius