La poesía es un arma para evangelizar
No es solamente un género literario. La poesía encuentra la dimensión espiritual del autor y la transmite así al lector, de un modo trascendental, que supera las aparentes formas. A quién menos le gusta la poesía, habrá dado alguna vez - por poco que haya buscado- con una que le haya creado una sensación de sintonía especial, que haya leído repetidas veces sin importarle cuantas más lo hiciera.
Como sentimiento profundo e intenso, la Fe ha sido siempre musa de muchos versos. Estrofas preciosas cuya profundidad hace que al leerlas podamos incluso despertar desde la esencia de la persona la Fe que a nuestra ignorancia el alma guardaba en nosotros.
Así como la oración nos ofrece un contacto íntimo con Dios, la poesía también lo hace ofreciéndonos además un contacto con nosotros mismos en la dimensión espiritual, muy necesario en una vida de poca reflexión en la que el yo termina muchas veces siendo un extraño para sí mismo.
Tan personal es la poesía que cada cual tendrá su poemario al que recurrir. Jorge Manrique me ayudó a entender la fugacidad de la vida y del tiempo, Kipling me comprende y me levanta el ánimo cuando las circunstancias me hacen decaer y perder la ilusión, Becker me conmueve.
Dijo alguien fallecido un día como el de ayer que a los pueblos nunca los ha movido nadie más que los poetas.
En una sociedad occidental por “re-evangelizar", tenemos que partir desde el interior de cada persona, para despertar la Fe del alma que las circunstancias inducen a esconder, y la gran arma es la poesía. Si suena como un sueño ¡que mas da! si “toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.
La poesía con la que termino y que quería compartir, me ha ayudado en muchos momentos de duda a afianzar la relación con Cristo. Quizás es poco conocida (por caprichos de la historia).
“Delante de la Cruz, los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando
y, sin ellos quererlo, estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
Y estos labios, que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando
y, sin ellos quererlo, estén rezando
porque pecaron mucho y son impíos.
Y así, con la mirada en Vos prendida,
y así, con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra Cruz asida,
quédeseme, Señor, el alma entera,
y así clavada en vuestra Cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera .
_ Rafael Sánchez Mazas”
8 comentarios
Además de la Mística del Siglo de Oro español (santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, etc.) te recomiendo un libro que salió publicado el año pasado en la BAC: "Santa María la Virgen, antología de la poesía mariana en lengua castellana". El encargado de la recopilación de los textos es Feliciano Blázquez. Merece la pena.
Tanto que necesitamos inventarnos mundos imaginarios en los que acabáremos.
¡Pues no, sres.! pasto de gusanos es lo que seremos.
Me gustaría saber, al hilo del tema, si la obra poética de J. Pablo II está traducida al español... bien traducida, se entiende. Tengo entendido que la poesía religiosa polaca es de calidad pero no sé gran cosa del tema.
Es triste ver como algunos,por ejemplo, el tal "Cefas", sean incapaces de leer algo sin buscarle el lado derecho o el izquierdo...Así de obtusa y obsoleta está la España hodierna...
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