¿Te dan pena? Pues son más felices

Inhamizúa es un pueblo a las afueras de Beira, la segunda ciudad de Mozambique. Y cuando digo “pueblo a las afueras” no hablo del prototipo de urbe periférica a la que estamos acostumbrados. Inhamizúa es una acumulación de casas de barro y madera, que se distribuyen desordenadas entre cultivos y caminos estrechos. Aquí la luz llega a unos pocos afortunados, y la televisión se ve como cuentan nuestros mayores que era antaño, en comunidad, todos juntos, previo pago de un Meticai.

La casa para huérfanos en la que estamos pasando nuestros primeros días se encuentra en este lugar, rodeada por la cara más genuina de África. Aquí cuando salimos a pasear, nuestra piel pálida causa la misma expectación que una estrella de rock.

Si la sociedad mozambiqueña se caracteriza ya por la miseria, los niños de un orfanato vienen a ser los más miserables entre los miserables. Abandonos, maltratos, SIDA, niños que a veces ni siquiera conocen su fecha de cumpleaños… Cualquiera podría pensar, que ante una precariedad tan difícil de imaginar, solo cabe la desolación. Si en España -que se supone una sociedad desarrollada- ante la más mínima complicación de cualquier índole -que aquí sería envidiable- el Estado ampara el aborto. Supongo que frente a las situaciones de estos pobres niños del orfanato de Inhamizúa, los ideólogos de nuestra sociedad no tardarían en pedir una “interrupción voluntaria de la precariedad” o algún eufemismo del estilo.

Pero me atrevo a decir con convencimiento, que cada uno de los niños de este orfanato, es cien veces más feliz que los ideólogos de esa mentalidad cada vez más macabra que se extiende en nombre del “bienestar”. Porque estos niños han recibido poco, pero han sabido valorar el mejor regalo que podían darles, amor. La vida les ha enseñado el valor del amor, y a saber entregarlo con generosidad. Sus sonrisas inocentes nos dan la lección que necesitamos escuchar. La felicidad, no la encontraremos en los aspectos materiales que nos proporcionan el bienestar, en una videoconsola, un ordenador, un coche. Somos felices cuando sabemos valorar el amor que recibimos, y sabemos entregarlo a los demás.


Desde Beira, Mozambique
Javier Tebas

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13 comentarios

  
Luis Fernando
Me alegro por ti, que estás descubriendo el rostro de Cristo en esos niños. El padre Ignacio ya lo conoce bien. Por eso no me extraña que se quiera dedicar a servir al Señor en cada uno de ellos.
18/07/09 4:59 PM
  
Isaac García Expósito
Que el Señor bendiga vuestra misión.
18/07/09 8:34 PM
  
Ana
Sin ninguna duda que son más felices.Las cosas materiales no solo no llenan sino que al fianal acaban esclavizando y cansando. El amor no cansa nunca, además es difusivo. Estos niños deben ser tierra muy buena en la que caiga la semilla: no son terreno pedregoso, no vendrán los pájaros a comerse la semilla. ruego por todos vosotros que estaís tan cerca por la comunión de los santos
18/07/09 10:04 PM
  
Ana Maria
Hola Javier!!!!Estoy tratando de comunicarme con el orfanato Casa Maria Clara,ya he mandado 2 email,ya que estoy interesada en colaborar alli en las labores que me necesiten,te escribo a ti ya que tienes experiencia y podrias ayudarme.Saludos y Gracias.Ana
19/07/09 2:41 AM
  
María Lourdes
Muchísimas gracias por compartir con todos la felicidad de esos niños, pero más aún por contribuir a esa felicidad.
19/07/09 3:24 AM
  
chus
Es verdad que son más felices: siempre me llama la atención cuando salen en la tv, lo mucho que sonríen la cantidad de niños que hay, y no como aquí, lleno de personas mayores, desatendidas y con escasos niños , y mimados.
QUe te vaya muy bien
20/07/09 11:18 AM
Estás en Mozambique? Qué casualidad, yo también.
Tu artículo es una gran provocación muy cierta, creemos tener seguridades al poseer bienes materiales cuando la felicidad solo parte de Dios. Para Él hemos sido creados, y solo en Él encontraremos la verdadera alegría.
20/07/09 7:28 PM
  
Nuria
Es estupendo lo que estas haciendo!
21/07/09 11:16 PM
  
Super Oveja
Yo fui 3 veranos a República Dominicana y aquello me cambió la vida. La gente sonreía siempre y pasaban auténticas tragedias, pero siempre miraban al Señor y te lo decían con naturalidad "A pesar de esto, Dios me ama y me regala un nuevo día", eso nunca se me olvidará. Luego ya recién casado fuimos mi mujer y yo a Perú, y aunque no había tanta misería, se palpaba mucha alegría entre la gente, siempre dispuestos a ayudar en la misión. Por cierto, tanto en un lugar como otro con sacerdotes españoles o de auqel país todos ordenados por D.Marcelo en Toledo, para que luego digan. Y tengo 29 años, no soy ningún nostálgico de nada.

Luego dicen que los que somos totalmente fieles al magisterio y que deseamos que los sacramentos se celebren con respeto, dignidad y como la Iglesia manda no sabemos nada de pobres. Por supuesto que en España se puede hacer mucho, y aquí intentamos seguir esta labor misionera como catequistas de jóvenes, mucho más materialistas y tristes que aquellos, pero con la misma necesidad de Dios
22/07/09 8:21 PM
  
Super Oveja
Entiéndase, por si no se entiende, lo de nostálgico. No me refiero a no tener nostalgia de D.Marcelo, pues en gran parte soy católico por el impulso que él dio a la Iglesia y me parece admirable. Muchos jóvenes estamos en la Iglesia directa o indirectamente por él, como por ejemplo, por tantos santos sacerdotes como él ordenó y por el impulso que dio al seminario de Toledo, y cómo muchos de esos sacerdotes hoy están repartidos en gran parte por España y por el mundo. Sólo el Señor sabe el elcance de su labor, nosotros medio lo podemos intuir, pero no en toda su extensión. El tiempo engrandecerá su figura, cuando sigan viéndose sus frutos aunque ya no esté con nosotros.

Me refería a que una persona habla bien de D.Marcelo y en seguida te sacan que quieres volver al franquismo y chorradas así. Ojalá el Señor suscite en muchos obispos el celo de D.Marcelo por los sacerdotes bien formados y por la fidelidad a la Iglesia
22/07/09 8:31 PM
  
MªGloria
¡Que alegria leerte! y comprobar como creces personal y espiritualmente.Vosotros sois los jovenes que hacen que los que hemos recorrido el camino antes tengamos todavia esperanza.
23/07/09 7:09 PM
A mi no me dan pena.
En lo que dice el artículo coincido en algo, lo que llaman felicidad es proporcional a la ignoranica y desconocimiento de la persona, bajo ese supuesto estos niños deben ser muy felicies, ya que no conocen una realidad distinta a la porquería de vida que tienen.
24/07/09 7:25 PM
perdón por los errores:
donde dice ingoranica quise decir ignorancia y donde dice felicies quise decir felices.
24/07/09 7:26 PM

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