Valiente memoria de los mártires españoles

Pese a que la mayoría de obispos (no generalizo), teme abandonar la senda de la corrección política y la complicidad con el poder vigente, quizás con la buena intención de no causar demasiado rechazo social. Hay que reconocer que tal cosa no es así siempre. La actitud de la Conferencia Episcopal en ocasiones sigue siendo osada, valiente.

Me refiero por ejemplo, a la iniciativa frente a la beatificación de los 498 mártires de la Guerra Civil, que el próximo día 28 de octubre cumplirá su primer aniversario. Al hilo de la proximidad de ésta fecha el pasado jueves el portavoz de la Conferencia Episcopal Monseñor Martínez Camino, alentó a que “la sangre de los mártires sea el mejor remedio contra la anemia de la fe” en la presentación de un libro sobre la vida de los beatos.

El mismo día en el que el juez Garzón, raya el colmo del absurdo estúpido, y sus delirios llegan a extremos impensables, como pedir la exhumación de los restos de Lorca e investigar a mandos de Falange fallecidos hace décadas. La proximidad de un testimonio de fe como el martirio, nos recuerda en un ejemplo cercano, tanto el modo en que debemos defender nuestra fe con esperanza ante toda adversidad, como la verdad histórica que Garzón, y la sociedad en general prefieren obviar, quizás porque las mismas siglas que convirtieron en mártires a tantos españoles defensores de su fe, gobiernan ahora España.

Seguramente la Historia, con el paso de los años, quién sabe si de los siglos, presente a nuestros descendientes la verdadera magnitud de aquél 28 de octubre de 2007, día para el camino a los altares de un número de beatos sin precedentes, día en el que los españoles, hemos demostrado ser una nación de fieles seguidores de Cristo hasta el final.