De la moral y los toros
Vuelven a brillar los trajes de luces bajo sol de España, ha empezado de nuevo la temporada taurina. Olé. Siempre he sido aficionado a los toros, de hecho de pequeño quería ser torero. Y la verdad que se me daban bien las gaoneras y chicuelinas en el salón de casa. Era bueno imitando los gestos toreros, saludando, brindando la oreja, citando al astado imaginario pasito a pasito. Pero allí quedó, sin llegar más lejos, una vocación infantil que a ninguna madre debe hacer mucha gracia.
Como finalmente no he sido torero, y éste blog no es un espacio taurino en el que hacer una crónica sobre la última faena de José Tomás, o aburriros con mi opinión sobre la polémica entre éste y Fran Rivera. Me debo centrar mejor en desmenuzar la justificación moral a la luz de la Ley Natural, de ésta nuestra fiesta nacional. Casualmente vilipendiada por quienes más ignoran la realidad del toro de lidia, y la esencia de este ritual de sacrificio que funde arte y tradición.
Decía Santo Tomás que existen tres estadios del alma, los cuales se dan en los seres que como materia en lugar de quedar inerte han recibido el soplo de la vida. El alma vegetal, el alma sensitiva o animal, y el alma racional y espiritual, que corresponde solamente al hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
Por el hecho de estar vivo y tener alma, todo ser merece un respeto y el reconocimiento de su dignidad. Seguramente casi todo el mundo esté de acuerdo con esto. Pero hay diferentes corrientes que parten de esta idea para igualar férrea y matemáticamente la dignidad de todo ser vivo, sin tener en cuenta la diferente naturaleza genuina y particular de cada cual, que hace diferente el modo de respetar su dignidad. Quienes piensan que un tábano tiene una dignidad y merece un respeto tienen razón, pero quienes equiparan la dignidad del tábano con la del hombre están muy equivocados. Tiene dignidad un tábano y aunque parezca frívolo quizás morir aplastado por un matamoscas sea digno, porque ha vivido y muerto conforme a su destino y misión en esta vida. Y no por ello será digno para otro animal morir del mismo modo.
Y así volvemos al toro de lidia. Un animal muy especial porque presenta muchas características de un animal salvaje, pero que necesita vivir bajo el cuidado ganadero. Es bravo, violento, imponente, y su vida en manada está cargada de lucha dominante, ¿alguien duda de su bravura? ¿Porqué en lugar de hacer el paripé en pelota picada… no van los activistas antitaurinos a robar un toro bravo al campo como sí han hecho con otros animales?
El peculiar encuentro del toro bravo con el hombre viene determinado entonces por esta mezcla inusual. Un animal tan bragado que depende del hombre encuentra su sacrificio natural no en un matadero, como lo hacen los animales fácilmente sometibles y que sirven para el alimento, sino en una lucha cuerpo a cuerpo que se convierte en verdadero arte.
Si conocemos bien al toro de lidia, y su especial situación en la cadena de la vida animal, no podemos entender una muerte más digna que la que recibe en el ruedo. Donde se le reconoce el mayor respeto.
Javier Tebas
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29 comentarios
En tiempos de Jesus se comia carne, ciertamente. Jesus mismo lo hizo, pero no se conoce que haya hecho el mismo sacrificios de animales. La pesca era algo distinto, se practicaba de modo cotidiano, pero no es lo mismo pescar que matar animales: cuanto mas desarrollado sea el ser, mas dañinas son las consecuencias de darle muerte. El animal desarrollado tiene un sistema nervioso mucho mas sensible, y por tanto sufre mas. Tambien comprenden de antemano que van a morir, cuando estan en los mataderos. Su sufrimiento no pasa desapercibido a las personas que trabajan en ellos.
Matar puede ser imposible de evitar, pero por lo menos, no hagamos de ello un espectaculo. Las corridas de toros, como las peleas de perros, o las peleas de gallos, o las antiguas practicas circenses de los gladiadores, son practicas deplorables. Ninguna persona que se considera religiosa debiera apoyarlas. Es una verguenza.
A colación de los tres estadios (o más bien aspectos) de alma que numeraba Santo Tomás, él mismo argumentaba que un feto humano no tiene alma racional y por tanto, no es un ser humano y no participará en la resurrección de la carne.
Así que ya ve. Si tomamos en serio el argumento tomista que esgrime, no deberíamos estar en contra del aborto :-D :-D
Te recomiendo que leas más la Suma y menos según que periódicos digitales que siembran confusión.
Es interesante lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de los animales:
2415 El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (cf Gn 1, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación (cf CA 37-38).
2416 Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri.
2417 Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales, si se mantienen en límites razonables, son prácticas moralmente aceptables, pues contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas.
2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.
Digo que es interesante porque es conocido que en muchos países católicos, desde luego en España, es común martirizar animales en las fiestas locales. De hecho, y hago esta pregunta a cualquier católico, ¿no son las corridas de toros contrarias al art 2418 del Catecismo de la Iglesia Católica?
San Pío V
Bula «DE SALUTIS GREGIS DOMINICI» (1567)
Traducida del texto latino en «Bullarum Diplomatum et Privilegiorum Sanctorum Romanorum Pontificum Taurinensis editio», tomo VII, Augustae Taurinorum 1862, páginas 630-631.
Pío obispo, siervo de los siervos de Dios para perpetua memoria.
Pensando con solicitud en la salvación de la grey del Señor, confiada a nuestro cuidado por disposición divina, como estamos obligados a ello por imperativo de nuestro ministerio pastoral, nos afanamos incesantemente en apartar a todos los fieles de dicha grey de los peligros inminentes del cuerpo, así como de la ruina del alma.
En verdad, si bien se prohibió, por decreto del concilio de Trento, el detestable uso del duelo --introducido por el diablo para conseguir, con la muerte cruenta del cuerpo, la ruina también del alma--, así y todo no han cesado aún, en muchas ciudades y en muchísimos lugares, las luchas con toros y otras fieras en espectáculos públicos y privados, para hacer exhibición de fuerza y audacia; lo cual acarrea a menudo incluso muertes humanas, mutilación de miembros y peligro para el alma.
Por lo tanto, Nos, considerando que esos espectáculos en que se corren toros y fieras en el circo o en la plaza pública no tienen nada que ver con la piedad y caridad cristiana, y queriendo abolir tales espectáculos cruentos y vergonzosos, propios no de hombres sino del demonio, y proveer a la salvación de las almas, en la medida de nuestras posibilidades con la ayuda de Dios, prohibimos terminantemente por esta nuestra Constitución, que estará vigente perpetuamente, bajo pena de excomunión y de anatema en que se incurrirá por el hecho mismo (ipso facto), que todos y cada uno de los príncipes cristianos, cualquiera que sea la dignidad de que estén revestidos, sea eclesiástica o civil, incluso imperial o real o de cualquier otra clase, cualquiera que sea el nombre con el que se los designe o cualquiera que sea su comunidad o estado, permitan la celebración de esos espectáculos en que se corren toros y otras fieras es sus provincias, ciudades, territorios, plazas fuertes, y lugares donde se lleven a cabo.
Prohibimos, asimismo, que los soldados y cualesquiera otras personas osen enfrentarse con toros u otras fieras en los citados espectáculos, sea a pie o a caballo.
Y si alguno de ellos muriere allí, no se le dé sepultura eclesiástica.
Del mismo modo, prohibimos bajo pena de excomunión que los clérigos, tanto regulares como seculares, que tengan un beneficio eclesiástico o hayan recibido órdenes sagradas tomen parte en esos espectáculos.
Dejamos sin efecto y anulamos, y decretamos y declaramos que se consideren perpetuamente revocadas, nulas e írritas todas las obligaciones, juramentos y votos que hasta ahora se hayan hecho o vayan a hacerse en adelante, lo cual queda prohibido, por cualquier persona, colectividad o colegio, sobre tales corridas de toros, aunque sean, como ellos erróneamente piensan, en honor de los santos o de alguna solemnidad y festividad de la iglesia, que deben celebrarse y venerarse con alabanzas divinas, alegría espiritual y obras piadosas, y no con diversiones de esa clase.
Mandamos a todos los príncipes, condes y barones feudatarios de la Santa Iglesia Romana, bajo pena de privación de los feudos concedidos por la misma Iglesia Romana, y exhortamos en el Señor y mandamos, en virtud de santa obediencia, a los demás príncipes cristianos y a los señores de las tierras, de los que hemos hecho mención, que, en honor y reverencia al nombre del Señor, hagan cumplir escrupulosamente en sus dominios y tierras todo lo que arriba hemos ordenado; y serán abundantemente recompensados por el mismo Dios por tan buena obra.
A todos nuestros hermanos patriarcas, primados, arzobispos y obispos y a otros ordinarios locales en virtud de santa obediencia, apelando al juicio divino y a la amenaza de la maldición eterna, que hagan publicar suficientemente nuestro escrito en las ciudades y diócesis propias y cuiden de que se cumplan, incluso bajo penas y censuras eclesiásticas, lo que arriba hemos ordenado.
Sin que pueda aducirse en contra cualesquiera constituciones u ordenamientos apostólicos y exenciones, privilegios, indultos, facultades y cartas apostólicas concedidas, aprobadas e innovadas por iniciativa propia o de cualquier otra manera a cualesquiera personas, de cualquier rango y condición, bajo cualquier tenor y forma y con cualesquiera cláusulas, incluso derogatorias de derogatorias, y con otras cláusulas más eficaces e inusuales, así como también otros decretos invalidantes, en general o en casos particulares y, teniendo por reproducido el contenido de todos esos documentos mediante el presente escrito, especial y expresamente los derogamos, lo mismo que cualquier otro documento que se oponga.
Queremos que el presente escrito se haga público en la forma acostumbrada en nuestra Cancillería Apostólica y se cuente entre las constituciones que estarán vigentes perpetuamente y que se otorgue a sus copias, incluso impresas, firmadas por notario público y refrendadas con el sello de algún prelado, exactamente la misma autoridad que se otorgaría al presente escrito si fuera exhibido y presentado.
Por tanto, absolutamente a nadie etc. Dado en Roma, junto a San Pedro, el año 1567 de la Encarnación del Señor, en las Calendas de Noviembre, segundo año de nuestro pontificado. Dado el 1 de noviembre de 1567, segundo año del pontificado
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Hale, Javier, ahí te las apañes... je je je je.
2º) Hay que destacar que además de no ser dogma, la preocupación eclesial siempre ha residido en el HOMRBE, y el peligro por la vida de los HOMBRES frente al toro, inquietud que hizo promulgar esta bula a San Pio V y que se basa en un argumento diametralmente opuesto a los nuestros antitaurinos contemporáneos.
Quedá amputada tu información Luis Fernando, si no recordamos que el sucesor de San Pio V, Gregorio XIII en la Encíclica EXPONI NOBIS, encontrada en el texto BULLARUM PRIVILEGIORUM AC DIPLOMATUM, dejaba sin efecto la excomunión, anatema y entredicho para los seglares participantes en fiestas taurinas, promulgado anteriormente por San Pio V.
También Clemente VIII en SUSCEPTI MUNERIS ratifica lo dicho por su predecesor Gregorio XIII. Apreciando que no se realicen en días festivos, y que se procure por la autoridad seglar que no corran ucho peligro los hombres participantes.
A todo esto las ferias taurinas del siglo XVI quedan lejos de los modos del toreo de finales del XVIII XIX y XX. El alto índice de muertes frente al toro que se daba entonces inquietaba a las autoridades eclesiales, como es comprensible.
Sigo pensando que una de las claves de este tema está en el peligro que corre el hombre que se enfrenta al animal para "entretener" a un público. Pero eso ocurre también con muchos deportes.
Al ver este tipo de cosas, es evidente que me siento afortunado por no compartir sus creencias. Para mi, los animales no son criaturas destinadas al servicio del ser humano (mucho menos a su sacrificio sangriento para recreo de sus pasiones mas bajas). Son seres que merecen compasion y aprecio, al mismo tiempo que nos beneficiamos de su compañía y (como no) los utilizamos como alimento si es necesario. Pero nunca para diversion y escarnio.
Y ya puestos, me gustaria preguntar al blogger si tiene la misma opinion de las peleas de perros, donde dos animales se destrozan mutuamente hasta hacerse pedazos, quedando convertidos en amasijos sanguinolientos. He visto a veces fotos y breves reportajes que me obligan de inmediato a apartar la mirada. Se me hace muy extraña una religion que no se opone a esos expectaculos tan deplorables.
Has matado alguna vez una mosca? te parece bien aplastar un ser vivo mientras se retuerce de dolor con tus propias manos?. Igual eres como esos hinduistas jainistas que van barriendo el suelo antes de pasar para no pisar insectos. Quiero decir un poco lo que venía a transmitir en el artículo, que cada animal tiene unas condiciones de naturaleza peculiares que nos muestran razonablemente como pueden tener una muerte digna conforme a sus condiciones particulares.
Basta de hipócritas que se horrorizan ante las corridas de toros y no ante la clínicas "abortivas" en las que se asesinan a miles y miles de personas cada año
Por otro lado, creo que ha sido shugen, el que ha dicho que no es lo mismo matar a un toro que matar a un mosquito. Le estás dando la razón al blogger, Javier Tebas, puesto que él lo que afirma es que los animales tienen distintas dignidades. ¿Tú te comerías a tu perro? Creo que no, pero los Chinos lo hacen. ¿Eso está moralmente mal? Tú opinarás que sí, que uno no se debe comer a su perro, pues mira tu por donde ellos se lo comen y se quedan tan a gusto.
Ah, y no me mezcle a mi con esos activistas, señór Tebas, yo no enseño mis posaderas en publico. Mi respeto por el nasciturus es mayor que el de ustedes por los toros, sepalo bien. Y no se enfaden, pero si hay que hablar claro, se habla claro.
"Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas."
Queda claro que el texto admite que los animales sufren. Queda claro también que podría justificarse algún sufrimiento en los animales siempre y cuando se verifique una utilidad o una necesidad para el ser humano.
Pero, pregunto a Javier: ¿en qué consiste la "utilidad" del sufrimiento que se le produce al toro? Y ¿cuál es la "necesidad" de sacrificar su vida?
No soy especialmente crítico con los aficionados, pero no estoy de acuerdo en que es una fórmula para mantener un tipo de animal. Por que en definitiva es un tipo, no es una raza, no es una especie. Tampoco estoy de acuerdo en que no sufre, miren con detalle los gestos del toro en cada una de las suertes, empezando en la puerta de toriles, cuando se les pone la enseña, después en la plaza que resulta ser un entorno hostil, etc. Dice Vd., dicen la mayoria de los taurinos la grandeza que adquiere el animal en la pelea con el hombre. En ese caso como en la plasticidad de esa pelea si puedo estar de acuerdo y de hecho cuando puedo disfruto de ella.
Pero realmente hay una cosa que me preocupa, que en realidad no acaba de satisfacerme y es que esa, digamos noble, pelea sirva para la diversión de algunas personas, que la muerte de un animal pueda servir de diversión, tambien como gran negocio de unos pocos. En ese tema me temo que no podemos estar de acuerdo.
Desde luego no voy a salir en manifestación para que se suspendan las corridas de toros, pero tampoco me rasgaré las vestiduras si algun dia las suprimen.
Vivo en una tierra en donde abunda el ganado, tambien el bravo. Cada vez que tengo oportunidad salgo al campo a disfrutar de la obra de Dios. Le puedo asegurar que es una auténtica experiencia mística el ver, observar, admirar, esos paisajes que quedan en España, con animales en la libertad de las dehesas, disfrutando de la vida que el Señor les ha concedido. Ciertamente no es necesario acudir a la lidia y muerte de un animal para disfrutar de su estampa, de su bravura.
Si nos dieran una paliza, y despues un estoque estando medio muertos,nosotros sufririamos igual que ellos.
A mi no me gustan los toros por el sufrimiento que comporta, no las veo y ya esta, cada uno sabe lo que tiene que ver.
Como tampoco me gusta el boxeo, por que aunque sean dos personas que deciden pelear, no lo encuentro logico.
Todo tipo de violencia contra cualquier persona, animal, etc., es ir en contra de nuestras creecias de amor hacia los demas.
tras leer tus respuestas en los comentarios, sólo puedo decir que eres un sofista. Aparentas gozar de ethos, pero en realidad careces de él.
Hablas de muerte digna. La muerte no puede ser digna, porque siempre va contra la vida. Lo que es digno son las circunstancias en las que se da la muerte. En el caso del toro, se le está sacrificando, lo que no es digno.
"Muerte digna conforme a sus condiciones particulares". ¿Está el toro predestinado a morir en un ruedo? ¿Cuál era la muerte "digna" del toro antes de que el Hombre creara el toreo? De ser otra... ¿tiene el Hombre potestad para otorgar muertes "dignas" a criaturas?
El resto me lo guardo porque este artículo suyo da para mucho juego.
un saludo
NI ARTE NI CULTURA TOROS = TORTURA
Por favor regaría a toda la gente que lea este blog que no piense que todos los católicos estamos a favor de esa barbaridad como quiere reflejar este señor.
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