La samaritana era una divorciada

«Bien has dicho: ‘No tengo marido’,… y el que tienes ahora no es tu marido.» (Jn 4, 17)

Mujer, samaritana, conviviendo como una pareja de hecho con un pagano… y Jesús le habla. La señal muy clara de que Dios ama a todos sin excepción, de que su voluntad es que todos los hombres se salven. Jesús tenía que haber notado una disposición particular para escuchar la palabra de Dios en esa mujer, de allí su iniciativa que no se hizo esperar. «Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él.» (San Agustín, Quaest 64, 4)

 

Es el Buen Samaritano que viene a socorro de cualquier alma perdida, con tal de que no se le rechace. «Se acercó y le vendó las heridas echando en ellas aceite y vino.» (Lc 10, 34) Primero el aceite, luego el vino. Primero suaviza y prepara el ambiente con el amor que atrae, luego cura con la verdad que ya puede recibir la herida descubierta. Primero el amor y la fe, luego la moral que es vivir en coherencia con la fe. Las dos cosas inseparables.

 

El Sacrificio es para todos, con tal de que lo acepten y quieran invocar sobre sí para la purificación de sus pecados. «Tomen su sangre y rocíen con ella los goznes y dinteles. El angel no hará ningún mal, cuando pase, a las casas en que hubiera la señal de la sangre.» (Ex. 12, 7. 13) Como si el Señor nos dijera: Tomad mi sangre. Ponedla no sobre las piedras muertas, sino sobre el corazón muerto. Es la nueva circuncisión. Yo me circuncido por todo el mundo, no ofreciendo una sola parte de mi cuerpo, sino todo el. De mis venas abiertas tomo mi sangre y trazo sobre el linaje humano círculos salvadores, que son anillos de bodas con el Dios que está en los cielos, con el Padre que espera y a quien digo: «Mira. No los rechaces porque rechazarías tu sangre».

 

Pero no es suficiente la voluntad de Dios. Dios quiere nuestra colaboración, nuestra aversión al pecado y el cambio de rumbo: «Y Moisés dijo: ‘… meted un hisopo en la sangre y rociad los postes’». (Ex. 12, 22) ¿No basta entonces la sangre? No basta. A su sangre debe unirse nuestro arrepentimiento, sin éste que es amargo pero saludable, inútilmente habrá muerto para nosotros.

 

Y ninguna ciencia humana podrá cambiar lo decidido y establecido por Dios, cuyas deciciones son eternas como lo es Él. La verdadera teología puede hacer solamente eso: seguir las palabras y los gestos y la voluntad del Maestro. Fuera de eso, no hay teología, solamente son «homologías», homología del siglo XXI, del siglo XX, del siglo XIX, etc., ciencias humanas y no de Dios.

 

«Este mes será para vosotros el primero del año». (Ex. 12, 3-4) Este mes será para el mundo el principio de una nueva era. Jamás conocerá fin. Inútilmente el hombre, de cuando en cuando, tratará de poner otro mes en su lugar. Los que así lo intentaren, serán fulminados y muertos.  No hay más que un Dios en el Cielo y un Mesías en la tierra: el Hijo de Dios: Jesús de Nazaret. Como por Sí da todo, puede querer todo, y pone su real sello no sobre lo que es fango y carne, sino sobre el tiempo y el espíritu.

 

El sentido de la vida del hombre sobre la tierra es hacer feliz a Dios, es vivir de acuerdo a su voluntad. Entonces, cuando después del ajuste de nuestro rumbo Dios sí puede decir que «…yo tengo un alimento que vosotros no conocéis.» (Jn 4, 32), es únicamente entonces cuando podemos revestirnoos de una felicidad espiritual y sensible, eterna y auténtica que no no es posible esconder en nuestro interior, del que brotarán aguas vivas.

Nota: Las referencias al cordero, hisopo y el primer mes del año los he tomado de Valtorta, cuando Jesús habla a los apóstoles antes de entrar a Jerusalén en el Domingo de Ramos.

5 comentarios

  
Strauch
Gracias, Milenko, precioso artículo.
08/04/14 12:49 PM
  
jesus
A propósito de eso mismo hace días hubo un artículo en el blog CRISTOERASABIO, publicación del 23 Marzo 2014 "El Evangelio del Día y la Comunión a los Divorciado"
08/04/14 2:05 PM
  
rastri
"Bien dices no tengo marido, porque cinco tuviste, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho verdad"

Yo entiendo que esta samaritana, es decir la que siendo judía estando entre samaritanos que no eran judíos ni podían casarse con judíos, entre estos, tuvo cinco maridos con los que no podía casarse; y el que entonces que tenía, uno más el quinto, tampoco podía ser su marido. El número cinco en las escrituras suele ser sinónimo de extranjería o contrario a la ley del judío.

De aquí que yo no vea que esta mujer fuera divorciada, ni menos de judío repudiada. Ni tanto le importaba la ley judía o lo que los judíos pudieran decir de ella con tantos maridos.

Pero lo que sí me llama la atención es cómo sin reprender o juzgar su pecaminosa situación marital, lo que para los judíos hubiera sido causa de lapidación, Jesús, se sirve de ella para darse a conocer entre los de Samaria.

Nótese cómo Jesús despide a sus discípulos para que no se escandalicen al verle hablar con una esta mujer; y cómo escoge esta ciudad Sicar, "próxima a la heredad" que dio Jacob a José,..




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Era una samaritana, no judía. Y el Señor respetaba el matrimonio natural. Cosa que esta mujer no.
08/04/14 7:01 PM
  
susi
El sentido de la vida del hombre sobre la tierra es hacer feliz a Dios.
Milenko, qué frase e idea tan bonita, nunca lo había pensado en estos términos.
08/04/14 9:29 PM
  
José Luis G
Rastri:

Hablar un varón públicamente con una mujer era rebajarse, perder el tiempo con un ser inferior. Una sociedad machista en la que la hembra servía.

El escandalizarse va por ahí no porque la samaritana tuviese un amante, dato que desconocían los apóstoles.
08/04/14 10:00 PM

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