Joven Stepinac. Cartas a la novia (IV). Se asoma la primavera
En cuanto recibió la carta de Marija, Alojzije escribe su respuesta. El contacto está establecido, sigue la comunicación.
Por curiosidad uno se podría preguntar por si tenía miedo en ser rechazado. De las cartas eso es imposible deducirlo. De la misma forma, no hay ni huella del orgullo por su tan rápida conquista de Marija. Y eso es casi una característica común de cada hombre: ¡orgullo por ser un conquistador irresistible! Él, eso está claro, con inusual dominio controla su lado sentimental. Como si tuviera miedo de ese fuego emocional en el que a menudo se pierden tantos valores. Incluso es tan contenido que eso a una mujer tiene que confundir. La mujer necesita pruebas, nunca son suficientes, y el testimonio más fuerte de amor lo ve en la llama del corazón. Por algo se dice que dónde no hay llama, no hay fuego tampoco. Por eso una mujer no traga el fuego sin llama. Y Marija buscaba una llama porque sencillamente era una mujer.
La carta empieza con A. J. y M. (Alabados sean Jesús y María), o sea, en el primer lugar. Luego un sencillo: “¡Querida Marija!” Como si escribiera a una colega a la que felicita el cumpleaños. Jmm, demasiado formal, objetará en su corazón Marija, lo cual se notará en su siguiente carta. Pero primero la carta de Alojzije:
“En cuanto a mis padres, no Te preocupes en absoluto. En ese sentido mi padre es un gran liberal. Varias veces me ha aconsejada por aquí, por allá, pero siempre añade: ‘¡Hijo, cásate con la que te de la gana!’ Por lo demás, yo a mi buen padre, avisé sobre mi intención respecto a la cual no objetó en absoluto.
Respecto a lo que me dices en cuanto al dote, mira lo que Te digo: Por desgracia hoy en día la mayoría de los jóvenes se casan por interés, y eso es su maldición. Yo recelaba de ello, y procuré con todas mis fuerzas no caer en la trampa. Lo que Tú traes, es asunto Tuyo, jamás Te diré una sola palabra al respecto. Lo principal es que Tú me traigas la abundancia de la gracia de Dios, y eso un pobre puede más con su oración no vacilante y fe firme más que un millonario más grande.
En cuanto a nuestra hacienda, no te preocupes. Es verdad que es grande y pide mucho trabajo, de forma que casi siempre necesitamos trabajadores. Lo que importa es que sepas manejarte bien en el jardín y en la cocina, porque hay mucho trabajo en preparar la comida para la gente que trabaja en el campo. No obstante, tendrás ayuda ya que la mujer de Maksim se seguirá ocupando respecto a los peones en la viña, ya que esa parte siempre necesita muchos operarios. Otras parcelas son más llevaderas. Eso lo entenderás muy rápidamente en cuanto estés aquí. Será arduo durante un tiempo, no hay que dudar de ello, faltan muchas cosas por aquí y por allá que no están como debieran. Pero el trabajo no nos asustará, porque el trabajo es una bendición. Reza y trabaja, dice viejo refrán. Y nosotros haremos así y progresaremos.
Vendré después del 6 de enero a comprometernos oficialmente y a acordar el día de la boda. En cualquier caso nos casaremos cuanto antes, porque mis circunstancias me obligan a hacerlo cuanto antes.”
Bueno, ha respondido punto por punto a cada pregunta que le hizo Marija,… pero con demasiada formalidad. Querida Marija – esa es toda la ternura que consiguió plasmar. Es verdad que consta, otra vez, que la aprecia muy mucho. Es elogiable su visión y crítica del materialismo práctico (¡en aquella época! - ¿qué nos diría hoy?), pero… Marija ya siente que se podría decir algo más, eso lo espera, eso lo reclama de una manera que otra. Es verdad también que esas dos palabras pueden decir mucho, pueden esconder tanto en una persona que parece que controla la reacción nuclear, de un núcleo cuyos rasgos más característicos se notarán en el párrafo siguiente:
“Yo, querida Marija, Te pongo en el corazón esta petición mía: Si es posible no dejes un solo día sin visitar alguna iglesia dedicada al Corazón de Jesús y que al Sagrado Corazón le pidas la bendición para nuestro matrimonio, porque Te digo con toda sinceridad, que yo me echaría a perder desde hace ya mucho tiempo, estando dónde estuve, sin la ayuda de Dios. De la misma forma encomiéndanos en las oraciones de tus padres y de tu hermana Kristina.”
Y una sola frase más que escribió al comienzo de la carta: “Me agrada que me has dicho con toda sinceridad lo que piensas.”
Bueno, así era Alojzije a los 25 años. Ni una palabra sobre su felicidad interior, sobre la ilusión que siente porque el corazón encontró su melodía. Y era capaz de amar. Solamente que lo hacía de una manera incomprensible e inaccesible para muchos. Él va derecho a la dimensión eterna de amor, va a la fuente. En vez de hablar de sus sentimientos, habla de oración, de amor de Corazón de Jesús. Sin duda alguna, ¡un novio algo extraño! Y una cosa más. Antaño parece que los hombres hablaban menos de su felicidad y la experimentaban con más profundidad. Como si con las palabras se nos escurriera mucha felicidad del corazón…
Marija responde ya el 3 de enero. Una carta muy breve, cuya brevedad ha explicado, pero escondiendo el argumento principal. Es decir, es evidente que esperaba más de la carta, esperaba que Alojzije va a empezar a cantar y que de esa forma le ofrecerá la posibilidad de hacerlo ella también.
Una mujer duda sobre el amor sin canción, sin ilusión y sin entusiasmo. Marija quiso ser provocada. Y de todo eso - ¡nada! Empieza con ¡Mi querido Lojzek! Aquel “mi” dice mucho. Con esa palabrita quiso decir que ya lo considera suyo y que uno a otro se pueden abrir como una flor al sol. Si la mujer es un río, de ninguna manera es un río subterráneo. Quiera afuera, a la luz, con el alma llena de gozo. ¡He allí porque siempre son amargos los secretos de amor, a pesar de todo el encanto del misterio! Alojzije es tan contenido que con razón Marija se pregunta si él realmente era capaz de entender todo eso. Le escribe:
“Ya son las once y media y todavía estoy despierta. He recibido hoy la carta. Ahora estoy más tranquila porque sé lo que piensan los Tuyos. No escribiré mucho porque estoy cansada. Solamente una cosa: Mi madre desea que avises el día de tu venida mediante un telegrama, para que mi padre pudiera asegurar el día libre. De momento solamente eso. Te saluda cordialmente y Te desea buenas noches.
Marija.”
Nada más que eso. ¿Se trata de una estrategia innata de la mujer? Porque, ¡anda, anda!, nadie se va a tragar que una mujer va a estar tan cansada para no escribir una larga carta al hombre que ama. Escribiría - ¡incluso muriendo si hiciera falta! Era evidente que lo quería provocar. Las cartas breves provocan largas confesiones en este campo.
Y las esperaremos un poquitín más en la siguiente entrega.
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