Nuestra Señora en el Evangelio
Hay un pasaje en el evangelio de este día (nota: III Domingo de Cuaresma, Lc 11, 14 – 28; hoy en la Forma Extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia)que puede habernos chocado a muchos y exige una aclaración. Mientras Nuestro Señor estaba predicando, una mujer de entre la multitud gritó: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que mamaste» (Lc 11,27). Nuestro Señor asintió, pero en lugar de contentarse con las buenas palabras de la mujer, continuó diciendo algo más: «Sí, dijo, pero dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan». Habla de una dicha mayor. Bien; estas palabras requieren alguna aclaración, aunque no fuera sino porque hay muchas personas hoy día que piensan que están dichas en desprecio de la gloria y la bienaventuranza de la Santísima Virgen María, como si Nuestro Señor hubiera dicho: «Mi madre es dichosa, pero mis verdaderos siervos son más dichosos que Ella». Así, pues, diré algo sobre este pasaje, y con una peculiar oportunidad, porque justamente ahora estamos celebrando la fiesta del «Lady Day», la gran fiesta en la que conmemoramos la Anunciación, esto es, la visita del Ángel Gabriel y la milagrosa concepción del Hijo de Dios, Nuestro Señor y Salvador, en su seno.
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