El «cristianismo secular», por Servais Pinckaers, O.P.
La apertura radical al mundo
Históricamente, el fenómeno se manifestó como una interpretación, que quería ser radical, de la apertura al mundo preconizada por el Concilio Vaticano II: el paso de una Iglesia a la defensiva y en la lucha con un mundo hostil, y por consiguiente llena de desconfianza respecto de todo lo que el mundo ofrece y representa, a una Iglesia que se esfuerza en dialogar con el mundo y que comienza por escucharlo al reconocer los valores que persigue: la libertad, la justicia, las ciencias y las técnicas, las ideas filosóficas, todo lo que, en una palabra, contribuye a la construcción del mundo moderno. Esta apertura de las puertas de la «fortaleza» eclesiástica introdujo entre los católicos las principales corrientes de pensamiento y de acción contra las cuales se les ponía antaño en guardia: el liberalismo de pensamiento y en la educación, el socialismo y el marxismo, el positivismo junto con las ciencias históricas y humanas, la filosofía idealista y existencialista, la fenomenología, la desmitologización en la exégesis, etc.