20 de Abril de 1.933. Volz, el comisario del Estado para la salvaguarda de los asuntos del burgomaestre del distrito, en Lochtenberg, despide a un funcionario porque es sospechoso de realizar «actividades hostiles al Estado».
El 22 de Abril, el jefe del negociado le comunica oficialmente lo que ya era una realidad de hecho: quedaba relegado de la dirección de la escuela nº 20 y apartado del servicio hasta nueva orden. Sus antecedentes no garantizaban que él defendiera «en todo momento e incondicionalmente el Estado nacional».
La administración se mostraría a su vez irónicamente generosa: le daría una pensión de apenas 200 euros y el subsidio por hijos. Povertät.
1.934. Hitler tras el Putsh de Röhm, se alza como autócrata: «los gobernantes empezaron a interferir claramente en la vida cotidiana». Nuestro funcionario es llamado al ayuntamiento de Lichtenberg. A partir de ahora se le prohibe impartir clases particulares.
«Un Estado que convierte todo en una mentira no debe entrar en nuestra casa. Al menos en el seno de mi familia no quiero estar sometido a la tan extendida costumbre de mentir», dijo el funcionario a su familia.
Aunque todos participen, «Etiam si omnes, ego non!». Esta frase del Evangelio de San Mateo, fue escrita por sus hijos, por mandato de este funcionario, de este hombre.
El funcionario era Johannes Fest, padre de Joachim Fest, que nos cuenta sus memorias de juventud en el libro «Yo no», donde, en el cual, como nos indica el subtítulo, nos presenta «el rechazo del nazismo como actitud moral». Su padre, Johannes Fest, católico, no se dejó doblegar por el régimen nazi.
Estamos ante un libro ejemplar, muy edificante, especialmente recomendado para estos días de zozobra.
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