La posesión diabólica
El demonio, sus tentaciones, la obsesión y la posesión diabólica son algunos de los temas que más pasan desapercibidos en las predicaciones.
Mediante la tentación, Satanás ejerce normalmente su acción diabólica en el mundo. A veces, el demonio despliega todo su poder infernal llegando, con la permisión de Dios, hasta la obsesión y la posesión corporal de sus víctimas. La diferencia sustancial entre obsesión y posesión diabólica consiste en que mientras en la obsesión la acción demoníaca es externa a la persona que la padece, en la posesión el demonio entra realmente dentro del cuerpo de la víctima.
La existencia de la posesión diabólica es un hecho que pertenece al depósito de la fe. En los evangelios aparecen no uno, sino varios casos de posesión diabólica, siendo precisamente una de las características de la misión divina de Cristo el imperio que ejerce sobre los demonios, a los que ordenaba abandonar de las personas poseídas. Como dice el padre Antonio Royo Marín, en su Teología de la Perfección cristiana, «no se puede, sin manifiesta temeridad y probablemente sin verdadera herejía negar el hecho real de la posesión diabólica».