Un gran artículo de Antonio Burgos

D. Antonio Burgos publicó el pasado domingo en el ABC, un artículo muy interesante sobre la restauración de una de las Iglesias más sobresalientes que tenemos en Sevilla.

Otro ejemplo de lo que tenemos por aquí.

Santa Catalina no es el Salvador

He oído la frase muchas veces a un sevillano tela de clásico:

—Si mi abuela tuviera dos ruedas y un manillar no sería mi abuela, sino una bicicleta.

Me he acordado de la abuela-bicicleta porque la Mitra ha nombrado a don Antonio Hiraldo, párroco de aquella feligresía, como coordinador de la restauración de Santa Catalina, templo valiosísimo, crisol de culturas, en ruinas y cerrado al culto desde hace cuatro años, y en cuyo tejado destruido está la pelota de a ver quién lo restaura, sin que nadie remate a puerta, a la ojival puerta de Santa Lucía que trasladó allí Juan Talavera en la restauración que hizo «de cara a la Expo», pero a la Expo Iberoamericana de 1929.

Tengo el más alto concepto del reverendo señor don Antonio Hiraldo Velasco, párroco de San Román y Santa Catalina, destacado y virtuoso presbítero de la Iglesia hispalense, a quien creimos camino del episcopado cuando organizó con tanto éxito los Sínodos Diocesanos de Bueno Monreal. Pero con todos mis respetos, don Antonio Hiraldo no es don Juan Garrido Mesa. Ni tiene a su lado a un dinamizador de la sociedad civil que tire del carro de la restauración del templo, cuya ruina no la levantan ni los caballos de Santa Catalina. Quiero decir, al modo de la abuela y la bicicleta, que si Santa Catalina tuviera un Juan Garrido Mesa, y un Joaquín Moeckel, y unos bancos y unas fundaciones y unos empresarios y unos particulares soltando la pastora imperio, y una Sevilla concienciada por su ruina y preocupada por su restauración, no sería Santa Catalina, sino El Salvador.

En El Salvador, la Mitra, con el agua al cuello, tocó a rebato y la sociedad civil acudió en socorro de la urgente y necesaria restauración. Para no ser menos, las Administraciones públicas fueron al rebufo de los particulares y aflojaron la tela. Incluso Javier Arenas, al contrario de cuando queda a comer con siete mil para el mismo día, hizo lo que prometió y buscó y entregó el dinero del Ministerio de Cultura.

En Santa Catalina, la Mitra no ha llamado a la sociedad civil para que le eche un cable porque no le hace falta. Como es tan amiguita de los barandas que mandan, le han soltado toda la tela: el pan para hoy y hambre para mañana de poner tejados nuevos, lo más urgente, y después ya veremos.

Lo digo más claro: el Arzobispado no ha puesto ni un duro para la primera fase de la restauración de Santa Catalina y ha rechazado la ayuda de los laicos. Porque todo el parné lo han soltado Junta y Ayuntamiento y no quiere quitarles protagonismo. Cuando da un discurso delante de Juan Manuel de Prada y del cardenal, Manuel Chaves cita el último a Amigo Vallejo, y, degradando a Su Eminencia, le llama «monseñor». Un paripé. A la hora de la verdad, va de paganini con su íntimo amigo el cardenal. De los 1.108.709 euros que cuesta la obra, la Junta pone 400.000. Los 705.000 restantes, este Ayuntamiento tan laicista que gobierna gracias al apoyo de los comunistas. ¿Y la Mitra? ¡Ni un durito! Y lo dicen, además, con recochineo: «Así nos lo han demandado la Junta y el Ayuntamiento, ambos se han ofrecido a afrontar juntos la sustitución de las cubiertas de Santa Catalina. En cualquier caso, nosotros nos sumaremos poniendo la parte que nos corresponda en la segunda fase, la más cara y larga, cuando toque abordarla». Lo más divertido es que a esto le llaman firmar un convenio a tres bandas entre Iglesia, Junta y Ayuntamiento. Vamos, como si usted, para pintar su casa con Bética de Blanqueos S.L., firma un convenio a tres bandas para que se lo paguen la Junta y el Ayuntamiento y usted no pone un duro y dice que queda para los encuentros en la segunda fase.

Santa Catalina tendrá cubiertas nuevas, pero no quedará restaurada. Según el proyecto del arquitecto profesor Francisco Granero, una vez pagadas las cubiertas habrá que buscar, si se quiere salvar íntegramente el templo, entre 3 y 10 millones de euros. Si algún día llega esa segunda fase (que lo dudo), ya verá usted cómo entonces la Mitra toca a rebato para que la sociedad civil pase un pañuelo, como ocurrió en El Salvador desde el principio. ¿Y sabe usted qué le puede decir entonces la sociedad civil a la Mitra, o sea, al del Báculo Magefesa, por si no está clarito? Pues algo tela de sevillano:

—¡Tequiyá!

6 comentarios

  
Pedro
¡Cómo les gusta a algunos monseñores y obispos -en especial los progres que hablan todo el día de los pobres y los marginados- estar pegaditos al Poderoso! Nuestra jerarquía se ha acostumbrado a recibir dádivas del poder público, en vez de contar con los fieles y con el resto de la sociedad. Así van perdiendo su libertad para criticar u oponerse, caen en una especie de cesaropapismo de todo a 100. ¿No sería mejor un poco más pobre sy mucho más libres?
07/10/08 12:32 AM
  
Isaac García Expósito
Pedro: Totalmente de acuerdo.
07/10/08 8:47 AM
  
Desde la Giralda
De acuerdo Pedro, en Sevilla sabemos mucho de poner la mano a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento.
También sería conveniente formar e informar a los fieles que nuestros gastos, los de la Iglesia, los debemos pagar nosotros, los que pertenecemos a ella, no los poderes públicos.
07/10/08 10:43 AM
  
Pirusito
Pus por mi parte, yo no doy NI UN DURO para que en el Seminario formen herejes y maricas. Y no doy NI UN DURO para que el Cardenal compadree con los rojos anticristianos de la Junta y Ayuntamiento. Y no doy NI UN DURO más que para las obras que yo veo que en verdad son santas, y las selecciono muy cuidadosamente. A nosotros que no nos estafen, ni que utilicen nuestro dinero para hacer lo contrario de lo que deben hacer.
07/10/08 12:46 PM
  
Ramón
Tanto el dinero que manejan el Ayuntamiento como la Junta proceden de nuestros impuestos. Los católicos, que yo sepa, también pagamos impuestos. Ni el PSOE ni IU aportan un céntimo de su bolsillo. Todo el dinero es nuestro, de los contribuyentes: hasta el último euro.

Es absolutamente imposible que la Iglesia pague las restauraciones de los miles de monumentos que posee. Monumentos que no son solo edificios sino todo lo que contienen. En el caso de Sevilla son numerosas las iglesias que han sido restauradas a lo largo del tiempo gracias a aportaciones de las Administraciones. Por citar algunos casos: S. Román, S. Esteban, S. Isidoro, S. Andrés, etc. Además la Catedral exige ingentes sumas de dinero para su mantenimiento y restauración.

Las obras que se van a realizar en Sta. Catalina son obras de urgencia y yo me alegro que se hagan con el dinero de mis impuestos, del mismo modo que se han empleado para otros monumentos. ¡Estaría bueno que no fuera así!

Por otra parte no deja de ser gracioso que el mismo que considera irreverente llamar al Cardenal "monseñor" se dirija a él con el reverentísimo nombre de "la Mitra" y el "Báculo Magefesa".
07/10/08 2:11 PM
  
Isaac García Expósito
Ramón: aunque como dices el dinero de los impuestos es de todos los contribuyentes, el Estado no lo cree así. Cada vez que interviene el Estado, es a cambio de un cacho de nuestra libertad.

Si el Estado fuese cristiano, vale, pero en la sociedad actual, el Esetado es un Leviatán que se mueve por sus propios intereses, sin ningún género de dudas.

No es consistente que un Estado a la vez, de dinero a la Iglesia, destroce la familia y haga leyes antivida.

07/10/08 3:31 PM

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