Un artículo que no debe estar ni un minuto más en la página de la CEE
Desde la promulgación del Motu Proprio Summorum Pontificum, por Benedicto XVI, hemos escuchado muchas voces que nos avisaban de la catástrofe que se avecinaba por la liberación de la, ahora llamada, forma extraordinaria de la liturgia de la Iglesia. Curiosamente al coro que formaban los de siempre, se unían algunos cantantes a los que, igual que a los soldados la valentía, se les presuponía la eclesialidad. Y también, sorpresivamente, muchos de los en otro tiempo beligerantes contra la Iglesia, aplaudían la medida tomada por el Romano Pontifice, quizás porque recuperaba algo que les pertenecía de alguna manera, propio de nuestro bagaje cultural, aunque no pertenecieran de hecho a la Iglesia. Pero lo que era impensable de todas, todas, era que el quintacolumnismo estuviese asentado en Añastro, en la propia casa de los obispos.
Pues así es. En la página de la Comisión Episcopal de Liturgia, vicaria de la web de la CEE, el Director del Secretariado de dicha comisión, Juan María Canals, ha escrito un artículo que deja en muy mal lugar a la CEE.
Dicho escrito muestra veladamente - ¿o más bien visiblemente? -, el descontento que dicho señor - ¿o la Comisión Episcopal de Liturgia? – muestra con el Motu Proprio. Como desconozco si dicho artículo ha sido publicado motu proprio (valga el juego de palabras) o más bien ha obedecido a órdenes directas de un superior, habrá que quedarse con el primero de los dos enunciados que forman la disyunción anterior: que muestra la opinión personal de Juan María Canals, dejándolo además en muy mal lugar.
El artículo es un despropósito de cabo a rabo. Lo podemos ver en el título: A propósito del regreso a la «Misa Preconciliar». Como todo el mundo sabe, la Misa del Beato Juan XXIII, que fue el último que la reformó, estuvo vigente hasta el año 1.969, es decir, hasta cuatro años después de la clausura del Concilio Vaticano II. Evidentemente, llamar así al uso antiquor de la Iglesia, puede estar causado por desconocimiento, lo que nos llevaría a preguntarnos por los requisitos necesarios para ser Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia, o más bien es una denominación peyorativa con la que atacar la liturgia tridentina.
Sea lo que fuere, es un contrasentido que dicho artículo cuelgue de dicha web. Y no debería estar ni un minuto más allí. Paso a desgranar las razones para ello.
Dice Juan María Canals que el Motu Proprio al provenir del Romano Pontifice, «ha de ser recibido con respeto y atención». Pero, ¿sólo respeto y atención? Habrá que tenerlo en cuenta en algo más, ¿no?. El respeto y la atención se pueden aplicar perfectamente a cualquier tipo de documentos, sin embargo, es necesario advertir que el autor del mismo es el Papa, no ZP. Curiosas palabras las del Director.
Continúa el responsable del escrito, poniendo en duda si se logrará el objetivo que quiere el Papa - «la cuestión que ahora se plantea es si se logrará este objetivo», escribe -; fin que nos descubre el señor Canals un poco más adelante:
El Papa desea la reconciliación con los seguidores de Monseñor Lefebvre; se trata de un claro gesto en esa dirección, aunque sabe bien que las diferencias no son sólo litúrgicas
Esta llamada de atención a la reconciliación con los lefebvrianos pertenece a la sinfonía de confusión que orquesta todo el documento. El Motu Proprio está dirigido a los católicos que desean celebrar con los libros litúrgicos de Juan XXIII, evidentemente esto tiene su segunda derivada, que es la reconciliación con los seguidores de Lefevbre, pero no es a ellos a quienes van dirigidos.
La reconciliación con los seguidores de Lefevbre no es cosa de este Papa. También Juan Pablo II, el Magno la quería, ¿para qué promulgó entonces el Motu Proprio Ecclesia Dei, sólo dos días después de las ilegítimas ordenaciones de Lefevbre? Es más, es de prever que el Sr. Canals desee también la comunión plena con los seguidores de Lefevbre, ¿o no?
Advierte el señor Canals que las diferencias con los lefebvrianos no son sólo litúrgicas, cosa que el Papa conoce - ¿o es que está insinuando lo contrario? -, lo que es contradictorio con el objeto del Motu Proprio según Canals. Un lío vamos.
Por otro lado, el documento es sibilino, de esta manera escribe que
el Motu Proprio se dirige en primer lugar a los católicos fieles al Papa y respetuosos con la autoridad del Concilio que desean poder celebrar la liturgia con los libros litúrgicos de 1962.
Está al alcance de todo el mundo que la potestad papal es suprema, plena, inmediata y universal en toda la Iglesia, es decir, el Motu Proprio está dirigido a todos los católicos. Acotar el término católico en el sentido de «católico fiel al Papa y respetuoso con la autoridad del Concilio», es llamativo, porque parece un intento de redefinición semántica. ¿Hay, acaso, católicos no fieles al Papa? ¿se puede ser católico sin Pedro? No queda la cosa aquí ya que surgen otras preguntas, ante tantas apreciaciones. Así, ¿qué se quiere decir con «la autoridad del Concilio»? ¿Olvida Canals que según el c.541 del CIC los decretos del concilio ecuménico «solamente tienen fuerza obligatoria si, habiendo sido aprobados por el Romano Pontífice juntamente con los padres conciliares, son confirmados por el Papa y promulgados por mandato suyo»? ¿Quiere volver a las teorías conciliaristas, condenadas por el V Concilio Lateranense?
Por otro lado, la pregunta - ¿irónica?- sobre cómo deben entenderse las afirmaciones de S.S. Pablo VI en la Constitución Missale Romanum, siembran inquietud en el fiel católico (esperamos que no respondan a la voluntad del autor, sino más bien a falta de advertencia y consentimiento).
El mismo Benedicto XVI ha dicho que el misal de Juan XXIII no fue nunca abrogado, luego por ende, habrá que entenderlo de esa manera. Pablo VI, en el Consistorio de 24 de Mayo de 1.971, escribió lo siguiente:
Instructione autem edita die quarto decimo mensis Iunii anno millesimo nongentesimo septuagesimo primo provisum est, ut Missae celebratio antiquo ritu sineretur, facultate data ab Ordinario, tantummodo sacerdotibus aetate provectis vel infirmis, qui Divinum Sacrificium sine populo offerrent.
Luego de hecho, el Misal no fue abolido jurídicamente; es más, el Papa Juan Pablo II en el año 1.984 concedió la facultad de utilizar dicho misal. Queda claro que la pregunta, sobra, a no ser que se le de la correspondiente respuesta; es posible que el señor Canals deseara insinuar otra cosa. Pero mejor será correr un tupido velo al respecto, velo que él se empeña en descorrer con el siguiente párrafo:
En esta misma línea, se puede plantear el problema de la coexistencia de dos fórmulas sacramentales, tanto en la celebración eucarística como en la celebración de la Confirmación, cuyas fórmulas pstconciliares están contenidas en las respectivas Constituciones Apostólicas, documentos de rango superior al Motu Proprio
¿Invita pues el señor Canals a desobedecer al Papa? Curioso.
El señor Canals, ve «llamativo» que la responsabilidad de celebrar la misa se desplace del Obispo al sacerdote y que finalice el párrafo diciendo que «ningún sacerdote puede ser obligado a celebrar con el misal de 1962», cosa que sinceramente no se entiende. El adagio «salus animarum suprema lex est», sigue operativo a día de hoy. El primer puesto lo ocupa el cumplimiento del deber pastoral, no el disfrute del beneficio. El párrafo anterior difícilmente cabe en un contexto eclesial.
Pone el Director del Secretariado la tirita antes que salga la herida, mostrando además sus fobias lefebvrianas (¿olvida Canals que Lefebvre no es un hereje, como Lutero, Calvino & cía?), cuando dice:
Debemos subrayar que la carta afirma que la carta afirma que «tampoco los sacerdotes de las comunidades que siguen el uso antiguo pueden, en principio, excluir la celebración según los libros nuevos. Esto es muy importante. Es un modo suave, pero firme, de hacer reconocer a todos, incluso a quienes tienen simpatías lefebvrianas, que la Misa postconcilar es la Misa ordinaria de la Iglesia católica de Rito romano, y nadie puede rechazar su celebración como si no fuese válida.
Frente a lo anterior cabe preguntarse quién es el que tiene simpatías lefebvrianas, ¿los fieles que quieren la Misa de Juan XXIII, por cierto celebrada actualmente en todo el orbe católico, como muestra la página de Una Voce Málaga? ¿O son, quizás los que, habiendo nacido con el Novus Ordo – como yo, por ejemplo -, ahora asistimos lo mismo a la Misa de Pablo VI que a la de Juan XXIII? Por otro lado, ¿qué es tener simpatías lefebvrianas? ¿celebrar la misa con el Misal de Juan XXIII? ¿Esto convierte a alguien en simpatizante de Lefevbre? ¿No habíamos quedado que las diferencias con Lefebvre no eran litúrgicas? Esta apreciación, viniendo de quién viene, de todo un Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia es muy poco afortunada, por llamarla de alguna manera.
Hay dos cuestiones del Motu Proprio, al entender de Juan María Canals, que son problemáticas: una, el latín (dice que no se puede identificar latín – liturgia preconciliar, cosa que seguramente sólo haga él; de todas formas lo cierto y verdad es que los hechos se encargan de desmentir esa afirmación ya que ¿cuántas misas del Novus Ordo se hacen en latín?); la otra, la pérdida de riqueza que supone el leccionario actual, lo que afectaría a la predicación.
Que con la reforma litúrgica hubo un enriquecimiento del leccionario es incuestionable, tanto como las críticas dirigidas por los cardenales Ottaviani y Bacci (que desde luego no eran unos iletrados) a este respecto. Pero esto no implica que se empobrezca en consecuencia la predicación. El leccionario y la predicación tienen relación, pero nunca la de causa – efecto. ¿Qué pasa entonces con las homilías de, por ejemplo, el Beato Fray Diego de Cádiz, que movía a las masas, y la de tantos y tantos predicadores, santos o no? Es más, ¿tenían los apóstoles leccionarios? Para mejorar la predicación, mejore la formación en los seminarios, mejore la vida de piedad de los sacerdotes, para que muestren a Cristo en sus homilías y no a los hombres, pero no involucre al leccionario.
Tampoco se entiende muy bien la afirmación realizada sobre la oración de los fieles y el Canon Romano:
será empobrecedor abandonar la oración de los fieles y volver a la única plegaria eucarística, el Canon romano, venerable por su antigüedad, pero menos que la actual Plegaria eucarística II, más antigua.
Que el Novus Ordo haya enriquecido la eucología, no quiere decir que el canon Romano empobrezca la liturgia. Con esa liturgia se ganó un continente, América, para la Iglesia. Parece que el señor Canals no sabe establecer gradaciones correctamente.
Por último, acaba Juan María Canals con dos errores graves. El primero de índole lógico, una inducción errónea, el segundo semántico. Dice lo siguiente:
donde la misa celebrada en su forma ordinaria se haga bien, no habrá tentación de pasar a la forma extraordinaria
Comenzando por el final, quiero enfatizar que hablar de la «tentación de pasar a la forma extraordinaria», es totalmente inadecuado. La palabra tentación tiene unas connotaciones teológicas (Solicitación al pecado inducida por el demonio) que su aplicación, a la intención de ir a Misa según la forma extraordinaria, es impropia teológicamente hablando; es un auténtico despropósito, como todo el artículo.
La misa es una, sea cual sea su forma. Asistir a Misa según la forma extraordinaria no es ninguna tentación. O es tanto como el asistir a Misa según la forma ordinaria.
Respecto a lo primero, Juan María Canals realiza una inducción errónea. La cuestión de la Misa según la forma extraordinaria es más espiritual y piadosa, que de celebración adecuada del Novus Ordo.
Resumiendo, fallido artículo el del Secretario Técnico de la Comisión Episcopal de Liturgia. Por momentos sus posturas parecen cercanas a los que hacen una lectura radical del Concilio Vaticano II, más que a la hermenéutica de la continuidad, de la que tanto habla nuestro Romano Pontífice.
Este artículo deja en mal lugar tanto a su autor como a la CEE.
No debería estar más tiempo colgado en la web de la CE. Si ha estado ahí durante todo este tiempo muestra que no es una de las páginas más visitadas de internet. Pero eso no es óbice para que, lo afirmado en el escrito del Canals, sea lamentable.
14 comentarios
1)El autor trata de aclarar y situar, desde el principio, el propósito del Motu Propio papal,"Tras una campaña mediática difícilmente imaginable". Se decanta prontamente, el autor, por vincular el documento con el "caso Lefebvre", y así lo reitera en distintos párrafos, incluso en uno,casi al final, expresa:"Es un modo suave, pero firme, de hacer reconocer a todos, incluso a quienes tienen simpatías lefebvrianas, que la Misa postconcilar es la Misa ordinaria de la Iglesia católica de Rito romano, y nadie puede rechazar su celebración como si no fuese válida."Valoro dicha vinculación como parcial e inexacta, puesto que muchísimos católicos, seguramente la mayoría,aman el Rito Extraordinario,pero no a lo lefebvriano,¿o me equivoco?.Entiendo que ese tono vinculante continuo pueda molestar a D.Isaac y los seguidores del Rito Extraordinario.
2)Comoquiera que la atribución de optar por una u otra forma del UNICO rito corresponde al sacerdote, el documento trata de explicar el fundamento jurídico de ambas formas,dada su originalidad histórica,clarificando, con citas de los Documentos implicados;a mi entender muy aprovechable todo ese párrafo.
3)Acerca de los juicios de valor:
3.1)Sobre "el leccionario y la predicación" tiene J.M.Canals todo el derecho a pensar así,desde su cargo tendrá elementos de juicio para hacer esa afirmación sin que haya que rebatirle apoyándose en Ottaviani,sin embargo hete aquí que busca,buscando me encuentro en Wiki con lo siguiente en referencia a D.Alfredo:"En septiembre de 1969, junto con Cardenal Antonio Bacci, escribió una carta a Pablo VI, apoyando un estudio de un grupo de teólogos bajo dirección del arzobispo Lefebvre donde discernían los inconvenientes del Novus Ordo. Esta carta se conocía como la Intervención de Ottaviani, y es de uso frecuente por los católicos tradicionalistas como pilar donde mostrar las debilidades de actual rito ordinario romano de la Misa."¿Continuidad papal,D.Isaac?,a mi entender lo que sigue en su escrito en este apartado son flatus vocis,especialmente lo de los apóstoles que es para nota...mala.
3.2)"...donde la misa celebrada en su forma ordinaria se haga bien, no habrá tentación de pasar a la forma extraordinaria",no comparto esa afirmación porque si el autor antes ha señalado la validez de ambas formas no debe hacer,entonces,una afirmación pseudomaniquea. Lo de D.Isaac acerca del demonio y demás verbos me suena a exagerado e innecesario.
Bueno,gracias D.Isaac por su hiperbólico escrito que me ha permitido aprender mucho de Vd. y de D.J.M. Canals CMF.
Feliz y Santa Navidad
Estará de acuerdo conmigo en que a un Secretario de la Comisión Episcopal de Liturgia se le debe exigir un lenguaje claro y limpio, en el que no haya manipulaciones semánticas. Comprenderá que llamar tentación a ir a Misa según la forma extraordinaria, es muy desafortunado.
El escrito de Ottaviani y Bacci la puede encontrar en el enlace que verá en el escrito. Es vicario de los artículos publicados en Gérminans Germinabit correspondiente a El Fiador. Desconocía lo del Wiki.
Respecto al tema del derecho a pensar así, no lo entiendo, ¿quiere decir por ejemplo que yo tengo derecho a pensar que las vacas vuelan? No entiendo qué derecho es ese. En un diálogo racional, las afirmaciones se deberían sostener en razonamientos; sostener analíticamente el enunciado de Canals es inaceptable: otra cosa sería que fuera fruto de una síntesis. Como tal, el juicio mantenido por ese señor, poniendo dos hechos en relación causa - efecto, es falso. Si es verdadero que lo demuestre. Yo he expuesto mi forma de pensar.
Por otro lado, lo del leccionario de los apóstoles no es de mala nota, sino una evidencia. No se pueden obviar los frutos obtenidos con un misal - y un leccionario - vigente durante tantos y tantos siglos. Estoy seguro que en su localidad tendrá ejemplo de predicadores que no se vieron constreñidos por el uso del viejo leccionario.
Respecto al tema de la identificación entre Motu Proprio y Lefevbre, pues eso, qué quiere que le diga. Que sencillamente es falso. El uso antiguo es para toda la Iglesia, no para los lefebvrianos.
Por último, respecto a lo de que le sea aprovechable ese párrafo, me parece estupendo para usted. Yo creo que difunde el error, poniendo en entredicho lo que el Papa ha clarificado.
Un saludo.
De pronto el Papa nos recuerda que no, que eso es falso, él mismo se pone a celebrar en ese rito y lo hace público,y ordena a todos los Obispos que atiendan a los fieles cuando las soliciten.
Yo no soy tonto. Soy más bien listo y sé interpretar eso: un giro de timón muy claro del Papa.
¿Y la web de la CEE publica semejante artículo?
1)Entiendo que parte de los argumentos de J.M.Canals,derivan de:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/letters/2007/documents/hf_ben-xvi_let_20070707_lettera-vescovi_sp.html
2)Isaac,tiene derecho a pensar que las vacas vuelan..off course,pero no estábamos en asuntos de ganadería,sino de Liturgia.Si Canals entiende que haya merma en un Leccionario respecto de otro,y,lo dice ¿es motivo de casus belli?,¡que estamos en Navidad,caramba!.
3)Por cierto,recurrir a Ottaviani (y Lacci),cuando sus propuestas fueron desatendidas por Pablo VI, y, se ha invocado,unas líneas antes, "a algo más que respeto y atención"al Papa, suena, digamos,contradictorio.
4)Para mi el nudo gordiano del asunto de autos-o sea el artículo-es el párrafo siguiente:
"En esta misma línea, se puede plantear el problema de la coexistencia de dos fórmulas sacramentales, tanto en la celebración eucarística como en la celebración de la Confirmación, cuyas fórmulas postconciliares están contenidas en las respectivas Constituciones Apostólicas, documentos de rango superior al Motu Proprio."
Me rindo,tiro la toalla,he perdido,...¡qué le vamos a hacer!,casi sin aliento me pregunto:¿es que no hay manera de que en la Iglesia Católica se simplifiquen las cosas,y,haya un documento, y no un cerro, para cada cosa?.:-)
Saludos y Feliz Navidad
Aunque algunos seguidores de Mons. Lefebvre han pretendido inducir a error y minusvalorar la excomunión en la que ocurrió, debe recordarse que el citado monseñor fue excomulgado pública y formalmente por el papa Juan Pablo II, el cual en su carta Apostólica "Ecclesia Dei", escrita el 2 de julio de 1988 en forma de motu proprio, decía: "Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el reverendísmo mons. Lefebvre y los sacerdotes Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, han incurrido en la grave pena de excomunión prevista por la disciplina eclesiástica" (Código de Derecho Canónico, can. 1.382).
La excomuniòn reconoce como causa la violacion objetiva de una disposicion disciplinar, ordenar obispos sin mandato explìcito del Sumo Pontìfice.
La herejía es más grave, pues niega dogmas de fe. El cisma causa grave escándalo, pues caen en la desobediencia afirmando la necesidad de ésta según la fe que no niegan.
Inevitablemente necesitan malabarismos del tipo de "sede vacante", conspiraciones increíbles, etc, etc, para sostener su desobediencia al Sucesor de San Pedro.
De justicia es reconocer que, por otro lado, la fidelidad de estos cismáticos a la tradición y resto de dogmas es profunda y sentida. Su "pecado" es el integrismo visceral, perocayendo en lo grotesco al fallar en el principal sello de un católico: La fidelidad al Santo Padre.
Total, un sinsentido.
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