Otra vez Martini

El cardenal Martini se encuentra en el ocaso de su vida. Son momentos de recapitulación, de resumen de esta vida para prepararse de una manera especial para la otra. El hombre llega a su acabamiento biológico y ético hasta que llegue esa hora donde la voluntad quedará inmovilizada en el último fin que ha querido.

Carlo María Martini, sin embargo, sigue apegado a lo suyo, que parece no es lo de la Iglesia: sus saberes escriturísticos sólo le han servido para preñar la cristiandad de traducciones de la Biblia de dudosa catolicidad – verbigracia la Nueva Biblia Española -.

Y en llegando la hora de la retirada, Martini sigue enredando, ¡pobre cardenal!

El asunto del divorcio es un tema muy delicado, que tiene que ser tratado con justicia, misericordia y caridad. Las situaciones son complejas y difíciles, donde no se puede olvidar ni obviar el pecado personal, tapándolo con un buenismo infantil.

El Cardenal Martini, haciendo gala de un estilo bustrofédico quiere admitir a los divorciados a la comunión, cuando están en situación pecaminosa, sin que, a su vez, queden mancilladas la fidelidad y la perseverancia.

A su vez, torticeramente, equipara este acto de admisión a la Eucaristía con el levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos, cuando entre ambos actos no pesa el mismo juicio moral.

Aunque estas situaciones (por desgracia cada vez más comunes) sean dolorosas, la Iglesia no tiene como fin suprimir el dolor. De hecho, la base de nuestra creencia, se encuentra en el Justo sufriente, Cristo reinando desde la cruz. El cristianismo no promete la exención del dolor terrenal, pero sí mantiene la esperanza en la inmortalidad feliz.

Otrosí la Iglesia, no se olvida de sus hijos que se han divorciado y vuelto a casar. El Papa Juan Pablo II, en la exhortación Familiaris Consortio dio muestras de su amor por este tipo de personas que viven, por desgracia, en una situación irregular.

Precisamente por amor, el Papa escribe lo siguiente:

La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.

FC 84

Permitir un nuevo matrimonio, manteniendo un vínculo anterior disuelve lo que es por derecho natural indisoluble.

Justicia y caridad.

Por otro lado, el matrimonio no es el único punto puesto en discusión por Martini: también el celibato.

Los motivos disciplinarios que llevaron a la Iglesia a imponer el celibato a los católicos de rito latino, son o deberían ser, de sobras conocidos. No es un tema dogmático pero sí importante.

Sólo apuntar una reflexión de Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles (L.VIII, cap 2, IV), que como mínimo, resulta curiosa:

Los españoles que en este siglo han abrazado el protestantismo, todos o casi todos han salido de la Iglesia por los motivos más prosaicos, miserables y vulgares; todos o casi todos son curas y frailes apóstatas que han renegado porque le pesaba el celibato

Y para terminar la elección de obispos, confundiendo la Iglesia con una Democracia. Si el Credo dice que la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, parece que Martini le querría añadir también «Democrática», como una propiedad más.

Sin duda alguna, las declaraciones del cardenal son poco eclesiales, contrarias al Papa.

O sea.

Oremus pro beatíssimo Papa nostro Benedicto XVI.
Dóminus consérvet eum, et vivíficet eum, et beátum fáciat eum in terra, et non tradat eum in ánimam inimicórum eius.

1 comentario

  
Chus
Otra vez Martini, parece como si de un anuncio de bebida
se tratase ante esas declaraciones. Se nota que el que lo
escribe no es divorciado y por eso es fácil hablar de lo
que no se sabe. Yo lo soy y aplaudo esa declaración de
alguien que sabe mucho mas que yo. Aún sin saber y
mirando al evangelio no veo nada que en la última cena
Jesús distinguiese entre unos y otros, pero hay más, en
aquella cena estaba Judas y compartió mesa con Jesús.
01/06/09 12:20 PM

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