Masiá quiere justificar lo injustificable
El padre Masiá sigue con lo suyo, que no precisamente lo de la Iglesia Católica.
En su blog «Vivir y pensar en la frontera», está publicando una serie de artículos donde intenta justificar lo injustificable: que en los primeros instantes del desarrollo humano, un hombre no es un hombre.
Así, para las autoridades usadas por Masiá – pero, ¿hay otra autoridad para la ciencia que el contraste de la teoría con los hechos? -, la vida se desarrollaría a saltos, de manera que durante los primeros instantes hablaríamos de un para o pre embrión
“…El término (para-embrión) considera al cigoto como embrión en sentido biológico-temporal sin darle las características plenas de embrión en cuanto carente de las potencialidades que le hacen poder ser caracterizado como potencia real, de forma intrínseca y autónoma, de la realidad biológica terminal definida como individuo-persona”.
Evidentemente si ese pre o para embrión no es al fin y a la postre un ser humano, no se podría hablar tampoco de técnicas abortivas y anticonceptivas ya que no estaríamos matando a nadie; ni estaríamos concibiendo nada. Ergo no habría pecado en estas cuestiones. No sólo estaríamos asistiendo a una revolución científica, sino también moral: la ciencia definiría lo que es la moral.
Lo anterior no sería más que la consecuencia lógica de toda la parafernalia conceptual que monta Masiá para decirnos que en los estadios iniciales del desarrollo humano, en realidad no somos humanos. Sin embargo no explica Masiá cómo sería posible que un aglomerado de células en el instante t no formen un ser humano y sí lo hagan, por otra parte, en el t+1.
La cuestión no es un asunto baladí. Aquí nos encontraríamos con dos posibilidades. La primera, que realmente dicho conglomerado de células formen un ser humano porque esté así determinado en su código genético, con lo que al fin y a la postre, lo que estaría fallando desde un punto de vista científico es la potencia del microscopio, si se me permite usar esta expresión, que no nos permitiría llegar hasta ese grado de precisión tal en el que viésemos un desarrollo continuo del ser humano. Pero en este caso, el desarrollo no se haría a saltos. Luego la tesis de Masiá sería falsa.
La segunda posibilidad es que, en el paso del instante t al t+1 ocurra algo decisivo de manera que ese para o pre embrión se determine en ser humano, pudiendo ocurrir que, si no se da tal hecho, en vez de un hombre se generase otro ser vivo. Estaríamos pues en el caso de que de una pareja humana se obtuviese un pato, un cáncer, o un ratón. Ridículo.
Si de una pareja humana se pudiese obtener cualquier cosa, el problema no estaría muy lejos de resolverse. De esta manera, ¿sería posible obtener animales a partir de gametos humanos? De igual manera, ¿se podrían obtener seres humanos a partir de animales? Entonces, ¿por qué existen las especies? ¿Por qué se bloquea este proceso diferenciativo en ese instante? ¿Se podría volver a modificar este mecanismo posteriormente o permanece bloqueado para siempre? Si todos los gametos en teoría son pluriponteciales en cuanto a su capacidad generadora, ¿sería posible el apareamiento entre especies distintas?
Este escalón que introduce Masiá en el desarrollo humano no es racional: contradice todas las evidencias que hablan de la individualidad de los seres inscrita en su código genético.
Masiá planta un bosque conceptual, sin embargo los troncos de estos árboles son muy endebles, o más bien, la navaja de Ockham es muy afilada.
La verdad biológica, científica, es que el embrión ab initio es un individuo, de manera que de un huevo humano no se genera un ser humano, sino que es un ser humano. Todo lo demás es palabrería. Masiá no sigue a la ciencia, sino que en este caso, construye una nueva ciencia para desembocar en una teología moral donde el aborto no sea pecado y los métodos anticonceptivos sean lícitos.
Además olvida Masiá algo muy importante: que la ciencia no determina la moral. La filosofía natural no determina el bien y el mal de nuestras acciones. Ciertamente puede ayudarnos a mejorar la comprensión de nuestros hechos, pero en ningún caso nos dirá lo que es el bien y el mal. Como tampoco es posible preguntarle a la ciencia qué es el hombre ya que rebasa sus límites.
Sin embargo, lo más grave de todo es que Masiá sigue siendo un presbítero de la Iglesia católica.
¿Hasta cuándo seguirá este sacerdote propagando el error entre los fieles?
8 comentarios
Su boca es de cordero, pero su voz es la del Dragon.
Lo único que puede salvar a este imbécil es alguna aberracion psicologica que lo haga actuar así.
Yo creo que no puede seguir todo el mundo como si nada pasara: Su obispo, su provincial, dicasterios y comisones varios.
Esperemos a ver las novedades.
La verdad es que Masía se sitúa voluntariamente fuera de la comunión con la Iglesia en temas que son el fundamento de nuestra fe: La resurreccion, la virginidad de María, la Inmaculda concepción, la doctrina sobe la dignidad de la vida...Etc
Por cierto, Carlos Alonso Bedate, asesor de Zapatero, que es citado en el blog de Masiá y que edita libros con masones como Mayor Zaragoza. Resulta que también es jesuita.
Masiá me da pena. Pero la Iglesia tiene que proteger a los fieles que pueden quedar confundidos por él.
Entre el catecismo o su ideología, prefiere su ideología. ¡Menudo sacerdote!
Los comentarios están cerrados para esta publicación.