Masiá vuelve al ataque
El padre Masiá, ejemplo de la disensión hecha carne, vuelve a la carga, haciendo gala de sus posturas antieclesiales. Esta vez con el niño medicamento.
A este sacerdote le duele que la CEE haya recordado lo que la Iglesia enseña, como madre y maestra que es, sobre los niños “fabricados a la carta”. Y digo “a la carta”, porque el bebé nacido en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla es un claro ejemplo de eugenesia. Aunque le pese a Masiá.
El artículo que nos arroja este sacerdote en Religión Digital es mentiroso. Lo primero que hace el jesuíta Masiá es separar a los católicos en dos subconjuntos: los intelectualmente serios, esto es aquellos que están de acuerdo con la opción de la FIVET y la selección de embriones y el resto, que son aquellos que forman su conciencia de acuerdo al Magisterio de la Iglesia.
Se supone que estos últimos no son intelectuamente serios.
Masiá, como no podía ser de otra forma, se coloca entre los primeros.
A continuación, señala Masiá los errores de bulto que ha cometido la CEE en su comunicado referente al niño medicamento:
Decir que “el nacimiento de una persona ha venido acompañado de la destrucción de otras, sus propios hermanos, a los que se les ha privado del derecho fundamental a la vida", es un error garrafal, acreedor a un suspenso en biología, otro en ética y otro en teología.
Llamar “hermanos a los que se les ha privado del derecho a nacer” a los pre-embriones no implantados es otro error digno de suspenso en bioética.
Decir que en el bebé nacido se ha “conculcado su derecho a ser amado como un fin en sí mismo y a no ser tratado como medio instrumental de utilidad técnica” es un insulto a sus padres por el que el portavoz redactor de la nota debería pedirles perdón.
Decir que las criaturas nacidas por fecundación in vitro han sido producidas y no procreadas es una afirmación digna de otro suspenso en moral, teología y bioética.
Masiá, no se ve en la necesidad de razonar estos juicios, entre otras cosas porque no puede. No obstante, son fácilmente refutables.
1º.- La Iglesia defiende la vida humana desde su concepción.
2º.- La vida humana se desarrolla en un «continuum», ergo cualquier pretensión de trazar umbrales, de decidir qué vida es «humanizada» y cuál no lo sería, es totalmente arbitraria. El ser humano es persona desde la fecundación hasta la muerte y, como persona que es, el feto humano tiene todos los derechos naturales como persona.
3º.- La técnica utilizada en la concepción del niño medicamento implica la creación de varios embriones. De éstos, se selecciona el compatible con la persona receptora; al resto, se les mata.
4º.- Como se afirma en 2, el ser humano es persona desde la concepción. Por tanto, el término pre-embrión es un concepto espúreo, un eufemismo con el que se quiere clasificar el desarrollo del ser humano en persona – no persona, y justificar de esta manera, el asesinato. Pero las cosas son como son y no como quiere Masiá.
5º.- Masiá elude la carga de la prueba y no demuestra que el niño no se haya «cosificado», por eso dice que es un insulto. ¿Por qué es un insulto? Por nada. No lo es. Los padres no querían un hijo, sino este hijo, uno concreto. La diferencia es la que hay del determinante indefinido al determinante demostrativo.
6º.- Por último, las criaturas nacidas por fecundación son producidas en un laboratorio, no engendradas en el seno materno. El hombre se reifica. No se produce la unión de amor abierta a la vida, sino que se deja la elaboración en las manos de un «mecánico».
A pesar de las falacias, a Masiá no es muy difícil desmontarle.
Este sacerdote ha dejado clara, de nuevo, su postura antieclesial. Ahora bien, ¿hasta cuándo tendremos que aguantar los abusos y los engaños de este sacerdote?
Por el bien del rebaño, alguien con autoridad debería decir claramente que lo que enseña este jesuíta, no es lo que enseña la Iglesia Católica.
4 comentarios
Una preguntita. ¿Quién le tiene que poner el cascabel al gato?
El obispo japonés, el superior de la Compañía, el obispo de Murcia?
A ver si lo que está pasando con Masiá es que no está clara la respuesta a esa pregunta.
No obstante, la Compañía ya se pronunció al cesarle como profesor. No está oficialmente suspendido para la docencia, pero de hecho sí lo está.
¿qué haríamos en un caso así? Una cosa es la teoría, y la práctica a ciertos niveles - a mi no se me pasaría por la cabeza eliminar embriones solo por tener hijos biológicos, por ejemplo-, y otra cosa verte en el papelón de esos padres. Porque las tres celulas sí son vida humana, con todos sus rasgos genéticos, pero un hijo de tres años es algo más que eso. Creo que es un caso límite, y que más que atacar el caso concreto, tendríamos que pedir que la ciencia avance por otros caminos que no impliquen la destrucción de embriones, aunque sean recien fecundados.
¿Qué harías en ese caso, Isaac? ¿Dejarías morir al crío? Yo creo que haría lo que han hecho esos padres, y luego estaría sin dormir una buena temporada.
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