Llamada del Arzobispo Coadjutor de Sevilla al ayuno
D. Juan José Asenjo, Arzobispo coadjutor de Sevilla, mi Pastor, ha hecho un llamamiento al ayuno cuaresmal, en sintonía y continuación con el mensaje de Cuaresma del Romano Pontífice que este año ha dedicado al ayuno.
La petición realizada por mi Arzobispo es de agradecer, tanto por el tema, como por responder al mensaje del Santo Padre. Visto como está el patio, vamos a tener que hacer recuento de cuántos obispos son fieles y obedientes a Pedro.
Como decía el Catecismo de San Pío X, «el ayuno consiste en hacer una sola comida, y en abstenerse de manjares prohibidos. Los días de ayuno, por condescendencia de la Iglesia, puede tomarse un poco de refección por la noche.
El ayuno sirve para disponernos mejor a la oración, para hacer penitencia de los pecados cometidos y para preservarnos de cometer otros nuevos»
Oración y penitencia.
En una sociedad como la que vivimos, hastiada de todo, fofa y gorda, en lo físico y en lo moral, la oración y la penitencia son signos de contradicción. Oración, porque todo está sujeto a Dios. Es a Él al que le tenemos que pedir. A Él a quién le debemos honor y gloria per saecula saeculorum. Amén.
Y penitencia. ¿Tiene el hombre conciencia del pecado? ¿Piensa, acaso, que debe pedir perdón por algo? Los tiempos que corren son orgullosos, prepotentes, de hombres hechos a sí mismos que son tan ilusos que no se dan cuenta que su vida es fragilísima. Tan ciegos que son incapaces de ver la vida futura que se nos ha revelado en Cristo. No ven la luz bella que la Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, emite a todos los hombres.
La lysis económica que estamos padeciendo no es más que una muestra del pecado del hombre. De ahí la importancia de la práctica cuaresmal del ayuno. Como ha dicho el Arzobispo coadjutor de Sevila, el ayuno nos permite «caer en la cuenta de la tristísimo situación» en la que viven los «que se ven forzados a ayunar como consecuencia de la injusta distribución de los bienes de la tierra y de la insolidaridad de los países desarrollados».
El ayuno no es sólo privación en sí mismo. D. Juan José ha instado a los fieles a compartir nuestros bienes, «no sólo aquellos que nos sobran, sino aquellos que estimamos necesarios, porque si el amor no nos duele es un amor engañoso».
D. Juan José Asenjo, basándose en la tradición cristiana, ha instado a los fieles que den a los pobres «el producto del ayuno».
Es una lástima que esta práctica tan católica, se haya ido perdiendo gracias a los impíos que tanto han hecho por convertir el catolicismo en otra cosa. Sin embargo, como ha dicho Monseñor Asenjo, el ayuno para los cristianos «es una “terapia” para curar todo lo que nos impide conformarnos con la voluntad de Dios».
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Aún así, monseñor Asenjo indicó que, "al acercarse una vez más la celebración del Viernes Santo, que hemos de vivir unidos a toda la Iglesia, con el corazón agradecido ante el amor del hijo de Dios, que murió por nosotros, y con espíritu de oración y penitencia, soy consciente de la dificultad que el modo de la celebración de la Semana Santa en nuestra tierra implica para muchos fieles en orden a cumplir la referida ley del ayuno y abstinencia". Por este motivo, el obispo quiso tener en cuenta "las circunstancias que concurren" y "la práctica de otras diócesis de nuestro entorno".
"Por el presente -en referencia al decreto- dispenso del cumplimiento de dicha ley en el territorio de nuestra Diócesis por este año", añadió. No obstante, el prelado exhortó "a todos los fieles" a que mantengan, "si les es posible sin grave incomodidad", el ayuno y la abstinencia tradicional en esa fecha y, "si no les fuera posible", a que realicen "alguna obra de caridad con los pobres o cualquier otra obra de penitencia".
La dispensa como se ve no es personal sino territorial, al igual que en Sevilla.
Sin embargo el año 2003 siendo obispo de Córdoba Mnr. Javier Martínez Fernández la cosa sí era como dice Manuel:
"Por eso, teniendo en cuenta todos estos factores, y a pesar de las fuertes tendencias que hay a que se dispense de esa ley, y aunque se haya hecho otros años, considero que dispensándola no estaría yo obrando según el Espíritu de Dios. En la Diócesis de Córdoba, pues, no es dispensada y sigue vigente la ley del ayuno y la abstinencia el día de Viernes Santo, en comunión con la Iglesia Universal.
Evidentemente, como sucede con los demás mandamientos de la Iglesia (a diferencia de los de la Ley de Dios), siempre que haya una causa grave, de necesidad o de caridad, estos mandamientos no obligan. Por ese motivo, la ley del ayuno no obliga, por ejemplo, a los costaleros, ni a los enfermos, o a las personas mayores. Pero no es nunca una causa grave la simple incomodidad que crea el ayuno cuando se vive en un ambiente de vacaciones.
Esto se puede comprobar aquí:
http://www.diocesisdecordoba.com/nueva/stc/pdf/boletines/2003/030405.pdf
Así que mantengo lo dicho.
Me parece que lo que tú haces se refiere a la ABSTINENCIA (no comer carne ni caldo de carne).
El AYUNO es otra cosa. En él se puede comer carne,lo que le hace propio es hacer una sola comida al día, con las matizaciones de la mañana y noche.
El Viernes Santo coinciden los dos:el ayuno y la abstinencia; pero el Miércoles de Ceniza sólo se practica el ayuno.
Los demás viernes de Cuaresma sólo la abstinencia. Y los otros viernes del año ésta se puede cambiar por otra práctica de penitencia.
Esto en cuanto a lo obligatorio, voluntariamente ya sabemos que se puede agregar penitencialmente todo lo que quieras.
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