Laus Deo!
El Papa Benedicto XVI, en un acto de gran magnanimidad y caridad, ha alzado la pena de excomunión que pesaban sobre los obispos ordenados por Monseñor Lefebvre. Queda la cuestión abierta si, subrepticiamente, también se ha levantado la misma a Monseñor de Castro Meyer y Monseñor Lefebvre: esperamos aclaraciones.
En definitiva se acaba por fin con una situación anómala en la que se encontraban ciertos hijos de la Iglesia. Era un contrasentido que unos fieles tan apegados a la Tradición estuviesen unidos a unos Obispos excomulgados.
Sin embargo no todo queda aquí. Habrá que seguir rezando y pidiendo por este paso que se ha dado, ya que todavía quedan abiertas las cuestiones referentes al Concilio Vaticano II, respecto a las cuales los seguidores de Lefebvre tienen ciertas reticencias.
Si hay algo de lo que no se puede acusar a los lefebvrianos es de heterodoxia. Contrasta su actitud respecto a la doctrina, con la de Masiá. En Atrio ha publicado su enésimo artículo donde levanta la bandera del disenso contra un documento doctrinal, la Dignitatis Humanae (del artículo hablaremos otro día), sin embargo esto no impide que nos preguntemos sobre la comunión eclesial de Masiá, el cual sigue siendo sacerdote católico.
Unos buscan la comunión, otros se instalan en el disenso. Esto hace más grande lo realizado por el Papa Benedicto XVI, Papa que, por otra parte no deja de levantar sorpresas.
¡Demos gracias a Dios!
2 comentarios
Esperemos que estos obispos, también por el bien de sus fieles, sepan responder con la humildad suficiente al gesto generosísimo del Papa.
Un saludo.
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