La teología feminista y las Irlandesas
La ciudad de Sevilla parece el lugar concitado para la reunión de todas las herejías. Supongo que nos viene de tradición el ser una tierra de santos y, a su vez, de herejes.
Durante la reforma, el monasterio de San Jerónimo fue uno de los centros más importantes de irradiación del luteranismo, tanto que en él se produjo la famosa Biblia del Oso. Hoy el nivel no es tan alto – hasta para hereje hay que valer -, pero también llevamos lo nuestro encima.
Hay en Sevilla un engendro que se llama EFETA, es decir, Escuela Feminista de Teología de Andalucía, que anuncia la apertura de su plazo de inscripción. Mirando con atención el temario se llega a la conclusión fácilmente que es pura basura teológica. Por ejemplo, en la asignatura Cristología Feminista hay un tema titulado «La pregunta feminista: ¿puede un salvador varón salvar a las mujeres?». La bibliografía es de risa, con autores como Crossan, cuyo método exegético no es que no sea científico, sino que es del tebeo.
Si las asignaturas son engañosas y contumaces, ¿qué decir de los docentes?. Por ejemplo la asignatura Teología Espiritual la imparte María José Arana, religiosa del Sagrado Corazón y miembro de la Women’s Ordenation. No hace falta más carta de presentación
Que instituciones como la Editorial Verbo Divino colabore con esta institución a través de becas de alumnos no deja de ser un problema de la editorial: cada uno gasta su dinero donde quiere. Pero que entre los que sufraguen las becas aparezcan las RR. Irlandesas, no deja de tener su aquél. ¿En eso gastan estas monjas el dinero que recogen de sus colegios?. ¿En propagar doctrina inicua?.
Mary Ward fundó en 1.609 el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, a pesar de la opresión a la que sometían los protestantes a los católicos en Inglaterra. Al igual que su admirado San Ignacio de Loyola, su congregación dependería únicamente del Santo Padre y, al igual que los jesuitas de hoy, han perdido el norte.
Ayer su fin era la gloria de Dios, hoy la teología feminista. Que cosas.
6 comentarios
Muy buen post, Isaac. Te felicito.
Las buenas familias no pierden reputación (aunque pierdan la "re" y sea flagrante la putación de sus miembras y miembros). Por eso sacan de bandera (o de pendón, que quizá el concepto venga mejor) a esa de cuatro apellidos con guón, seguro que muy fina.
Por eso también, por finas y reputadas de familia, entre las ex-alumnas de las Irlandesas y las del Valle hacen furor y buscan matrículas. Tantas veces, los desengaños domésticos y los aburrimientos burgueses se distraen con una matrícula de pseudo-teología feminera.
Y eso es lo que hay. Y el prelado no dice ni pio, porque tendrá "...¡mucho gusto, ¿cómo no?!... " en recibirlas en cuanto le pidan visita...si no se la han hecho ya.
p.s. Corrije "atrabiliario"; es un concepto referido al mal humor, la bilis negra, y no pega decirlo de unas asignaturas.
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Por eso en español el término "hombre" carece de marca semántica de género sexual, frente a "varón" y "mujer" que sí la tienen.
En español existen tres géneros gramaticales: el neutro, pura curiosidad filológica, el femenino y el no marcado al que algunos se empeñan en llamar "maculino".
Cuando decimos "Los niños corren", si sólo nos atenemos a lo dicho, no hay manera de saber si entre esos niños que corren, hay también niñas.
Lo más extraño de todo es que, aunque ningún filólogo se atreve a negar la convencionalidad del signo lingüístico, parece que hay muchísima gente incapaz de resistir la tentación de identificar la concordancia de género gramatical en español con los genitales de la humanidad.
Supongo que el "progresismo" no da para más.
PS. Uso el término "español" para referirme a la lengua oficial de todos los países hispanoamericanos por ser ésa su denominación oficial en todos ellos, excepto en España desde 1978.
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