José Antonio Marina: análisis de un texto

La Iglesia puede exponer sus opiniones, siempre que cumpla lo establecido por la ley. Lo que la democracia prohíbe es que una religión imponga sus dogmas mediante el poder político. La postura de los cristianos sobre el aborto ha sido siempre la misma. En tiempos del emperador Constantino, defendieron los derechos de los niños. Hasta entonces eran propiedad del padre, que podía hacer con ellos lo que quisiera. Las mismas razones que entonces llevaron a los cristianos a negar que el niño pueda ser considerado propiedad del padre, llevan ahora a negar que sea parte del cuerpo de la madre. La apelación a un posible “derecho a abortar” resulta ambigua. Hay dos tipos de derechos: los que proceden de una ley, y los que preceden a las leyes, es decir, los derechos fundamentales. ¿Qué tipo de derecho sería el derecho a abortar? Es un derecho que deriva de la ley, pero del que se habla como si fuera previo a ella. Despenalizar el aborto es la mejor solución, porque no reconoce un derecho preexistente, sino nuestra incapacidad para resolver un trágico problema. Y nos obliga por ello a intentar solucionarlo. | JOSÉ ANTONIO MARINA | Filósofo

Fuente: El Mundo.

El pasado domingo, José Antonio Marina dedicó la esquela en el Mundo a la publicación de la nota de la CEE respecto al aborto. En la misma concluye que la mejor solución respecto al tema del aborto sería la despenalización ya que «no reconoce un derecho preexistente, sino nuestra incapacidad para resolver un trágico problema. Y nos obliga por ello a intentar solucionarlo». La metáfora patética - ¿desde cuando un asesinato es «un trágico problema»? -, es un ejemplo más de la forma torticera con la que a través de la modificación semántica, se cambian las ideas: se pasa del homicidio, al trágico problema para desembocar finalmente en un simple problema.

El objeto del artículo no es otro que argumentar a favor de la despenalización del aborto, ya que de esta manera reconocería «nuestra incapacidad para resolver un trágico problema».

Marina parte en su argumentación de al menos tres confusiones y/o errores, acompañado de un recordatorio que huele a amenaza. Empecemos con este último.

La Iglesia tiene derecho en una sociedad abierta a la libertad de expresión. Esto es de cajón. Este no es el objetivo de Marina, ya que a la libertad de expresión le añade el «siempre que cumpla lo establecido por la ley». En sentido lato, lo que dice Marina es falso, ya que hay presos que conceden entrevistas, ¿está la situación de la Iglesia en un escalón inferior al de un preso? ¿y los pro - etarras, no expresan sus pensamientos? Posiblemente lo que Marina esté queriendo decir es que la Iglesia tiene que estar sometida a la Ley o más bien al Estado. Porque a la Ley ya está sometida – la Ley Divina -, lo que no lo está es al Estado, o al menos ni más ni menos que cualquiera de los ciudadanos que pertenecen al Estado español.

Advertir que la Iglesia tiene que obedecer las leyes es fútil a no ser que se quiera decir otra cosa, como por ejemplo que la Iglesia no cumple la ley, o que los católicos son malos ciudadanos. Fútil y peligroso resulta el deslizamiento de ese equívoco.

De aquí llegamos al segundo error, la imposición de dogmas. En este caso, el error se ramifica por todas partes, ya que por un lado, la Iglesia no está pidiendo que se imponga por ley un dogma. No he leído ni oído que un católico quiera recoger en la Constitución el dogma de la Santísima Trinidad. La Iglesia, por otro lado, sí pide que la ley positiva se adecue a la ley natural, cosa que entre otras cosas no es nueva. Dice Marina que « Lo que la democracia prohíbe es que una religión imponga sus dogmas mediante el poder político». Cualquiera que tenga unas nociones mínimas de filosofía política sabe que eso es falso. La democracia es un sistema de gobierno que tiene dos características definitorias:

- los gobernantes son elegidos por el pueblo,
- división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial).

La democracia no se define contra la religión. Ni impide que el fundamento del derecho sea la ley natural. La separación del orden político del orden religioso no implica que el primero esté ordenado al segundo, al fin y a la postre, ¿no es Dios el fin del hombre?

La democracia no impide que una religión imponga sus dogmas, será su adecuación con la ley el que lo haga. Extender el significado de un concepto hace que, definitivamente, pierda todo su contenido semántico.

Y de aquí llegamos al tercer error. En democracia sí se pueden imponer ideas. Supongamos la existencia de un país donde el 60 % de la población fuese católica (y cuando digo católico quiero decir también coherentes) y que se rigiera por un sistema democrático. Si a las elecciones se presentase un partido católico, ganaría las elecciones por mayoría.

Dejémonos de abstracciones y volvamos a la realidad. En democracia se imponen dogmas. Por ejemplo este Gobierno va a legislar sobre el aborto, sin consultar al pueblo. Si se considera legítimo este paso hay que demostrar que el votante está informado al cien por cien de los programas políticos y que, además, vota estando de acuerdo en la totalidad con el mismo. Se obvia que hay muchas personas que depositan su voto para que no gane otro partido.

Sin embargo todo esto queda superado cuando un partido alcanza el poder. A partir de este momento parece que el partido ya no tiene que dar explicaciones al pueblo en su acción de gobierno. Esto no es un asunto baladí.

Yerra también Marina en el uso de la historia como argumento para justificar su conclusión. La defensa del no nacido la podemos encontrar en el Antiguo Testamento, en la antigua Grecia y en Roma, con la figura del curator ventris. Los cristianos en este sentido no lo defendieron desde la época de Constantino, sino desde el principio, como demuestra la Didajé o Enseñanza de los Doce Apóstoles. Ya el título quiere apelar – si no apela realmente - al origen apostólico del libro. No hay un saltus entre los apóstoles y la Iglesia del siglo IV.

Y por fin llegamos a la cuestión central, la despenalización del aborto. Para el filósofo – así se llama a sí mismo -, el derecho a abortar sería un derecho derivado de la ley, aunque reconoce que se habla de él como un derecho fundamental. Marina, en vez de ejercer su oficio, su vocación, pensar y resolver la falacia que se encuentra en juego en el discurso político, estudiar la relación que hay entre moral y derecho, escoge sin embargo la vía de la emasculación intelectual: hay que despenalizar el aborto, porque reconoce «nuestra incapacidad para resolver un trágico problema. Y nos obliga por ello a intentar solucionarlo»

¿Y por qué no hace Marina lo que debe? Porque no puede obviar el idiotropion propio, irrepetible e inmodificable del individuo concebido, porque sabe que hay una relación entre moral y derecho y entre moral y metafísica, porque sabe que los derechos fundamentales necesitan la base de una moral no ser la base de la moral.

El aborto no es un «trágico problema», sino homicidio.

La conclusión no es conclusión sino renuncia de la razón.

Nunca el oficio de filósofo cayó tan bajo.

20 comentarios

  
Pablo
Y los problemas que la gente pretende resolver recurriendo al aborto no son de suyo trágicos. Son problemas corrientes de la vida humana. Lo que los convierte en trágicos es precisamente el aborto.
23/06/09 5:38 PM
  
Luis Fernando
Yo estoy pensando que como el "conflicto vasco" es un trágico problema sobre el que no vemos manera de cómo solucionarlo, vamos a legalizar a los terroristas y a concederles todo lo que piden.
23/06/09 9:01 PM
  
Luis Fernando
Por cierto, gran análisis el tuyo, Isaac.
23/06/09 9:04 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
¡Muy buen análisis, Isaac!

No hace falta ser Heidegger para darse cuenta de que aumentar las facilidades para abortar, más que "obligarnos a reconocer", "nos permite ignorar" nuestra incapacidad para solucionar los problemas que se esconden detrás de semejante situación. Y nos permite ignorarla a costa de la vida de los más débiles: los niños.

Eso debe ser lo que don José Antonio llama, un tanto pomposamente, un proyecto ético de vida inteligentemente articulado.

En fin, que el rey está desnudo. En este caso, la filosofía del filósofo es pura sofística, "flatus vocis", aire, nada. No hay conceptos tras ella. Sólo un destello de ingenio retórico.

Y, como dice el propio autor en su "Elogio y refutación del ingenio", como el ingenio siempre es inteligencia volcada sobre sí misma, sin más trascendencia, por eso mismo es inteligencia fracasada.

Ni más ni menos que lo que es el sr. Marina.

ADVENIAT REGNVM TVVM.
23/06/09 11:02 PM
  
Luis López
Qué melón, Dios mío. Qué nivel. Un individuo que razona así ¿Cómo puede decir que es filósofo? Si Sócrates levantase la cabeza...Su razonamiento tiene más agujeros que un colador.

1º.- CUMPLIR LA LEY.- La Iglesia debe cumplir la ley, pontifica este "pensador". Bueno, la Iglesia -cada uno de los cristianos- debemos actuar como dijo valientemente Pedro en la Sanedrín: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch. 5,29) Eso no significa el uso de la violencia o la anarquía; todo lo contrario, la obediencia a la autoridad legítima, salvo que viole la Ley de Dios (Rm.13,1). VD., profesor Marina, ha estudiado el cristianismo ¿No ha leído a San Pablo?

2.- IMPONER DOGMAS.- Dice Marina que los cristianos no podemos imponer nuestros dogmas (imagino que se refiere a nuestra doctrina moral). Ahora bien ¿los laicistas sí pueden? ¿Por qué? Si fuéramos mayoría los cristianos y eliminásemos la despenalización del aborto ¿Sería ilegítimo? No, porque somos cristianos, parece explicar este genio.

3º.- ABORTO EN HISTORIA CRISTIANA.- El análisis histórico de la posición cristiana ante el aborto es exacto, pero lo que viene luego es una melonada.

4º.- LA "JOYA" de SU RAZONAMIENTO.- Puesto que hay discusión acerca de si el "derecho al aborto" es un derecho que deriva de la "Ley positiva", o más bien, de la "Ley natural", ¿Qué se hace? ¿Atender a los intereses de los más débiles? ¿Plantear el problema como "in dubio pro vita"? ¿Favorecer con ayudas reales y concienciación por parte del estado el nacimiento de los hijos?

No -razona (es un decir) Marina-, puesto que somos incapaces -lo será vd. profesor Marina, yo no- de resolver el enigma, aprobemos el aborto "para solucionar un problema".

Bueno, ¿Y por qué, puesto que no podemos resolver el problema, y hay vidas humanas en juego, no adoptanmos la postura más humana de defender la vida?

En definitiva, el fin justifica los medios en estado puro, la derrota del pensamiento. Todo un filósofo, este Marina.

24/06/09 10:40 AM
  
Paloma
Por eso, por lo que piensa Marina, el libro de EpC de Marina, publicado por SM no menciona como derecho fundamental el derecho a la vida. Terrible este hombre, y más terrible que le inviten a dar charlas en ámbitos católicos, como hace poco sucedió en mi diócesis, invitado por los encargados de la pastoral familiar...
24/06/09 11:02 AM
  
Catholicus
Felicidades Isaac.

Si Marina llega a nacer en la Alemania Nazi, tendría igualmente cómo alimentarse escribiendo en la prensa gubernamental sus sesudos análisis sobre el "grave problema de los judíos" y lo conveniente de despenalizar los campos de exterminio mientras no se encontrase otra buena solución.
24/06/09 11:03 AM
  
Eduardo Jariod
Este texto que nos ofrece Isaac es una buena muestra del producto que deponen (deponer en el sentido de defecar) los "intelectuales" que componen el nutrido grupo de "pensadores" del progresismo rampante en nuestro país. Como ya habéis señalado acertadamente, el sr. Marina no pasa de ser un sofista; pero un sofista de medio pelo (ya quisiera parecerse Marina en algo a Gorgias), un sofista analfabeto, que es una de las cosas más tristes que se puede llegar a ser.

El texto, en efecto, es un auténtico excremento que no hay por donde cogerlo, pero es el tipo de mierd... que el hombre contemporáneo produce hoy. Así que, tapándonos convenientemente la nariz y utilizando guantes de goma, conviene analizarlo. Sólo señalaré alguna cosa para no repetir los excelentes análisis de Isaac y de los demás compañeros.

1.- La Ley y sólo la Ley dada por los hombres a sí mismos: otra vez a vueltas con el positivismo jurídico. Esta es la gran falacia que sostiene todo el texto. Lo que ha de regir nuestras acciones y la convivencia social es aquel derecho que emane de un sistema político que se dé a sí mismo sus propios fundamentos. De este modo, puede afirmarse sin rubor alguno que la Iglesia tiene "opiniones", pues sus juicios no pasan de ser sino una postura particular de las cosas cuyos fundamentos, al residir fuera del ordenamiento jurídico, sólo pueden ser expresados, pero no defendidos como visión que sea aprovechable para el ordenamiento de la convivencia. Sólo en el caso de que el ciudadano democrático mediante sus instituciones legislativas asuma libremente esos fundamentos, tales "opiniones" pasarán a ser ley. Lo que defienda la Iglesia no tiene ningún valor normativo para una sociedad de ciudadanos libres, pues éstos se rigen por las leyes que se dan a sí mismos.

Ahora bien, ¿cuáles son los fundamentos de ese derecho ciudadano autónomo?... Aquí, el silencio de Marina es sepulcral; pero al sofista lo que le interesa decir ahora es que sólo vale lo que decidamos en las instituciones democráticas, con independencia de su contenido, naturaleza y origen. Más adelante dirá que hay un derecho que precede a toda ley. ¿Derecho o Ley natural acaso? No, derechos fundamentales. Pero, ¿por qué son fundamentales esos derechos?, ¿lo serán porque el ser humano es de una determinada forma?, ¿lo serán porque existe objetivamente una verdad constituyente en el hecho de ser hombre, cuyo cumplimiento constituiría la noción de bien humano y su alejamiento la noción de mal? Me temo que esto no es lo que piensa el sofista Marina. Lo que el hombre sea o deje de ser, lo bueno o malo ontológica y moralmente hablando, es algo que habremos de constituir en nuestro ordenamiento jurídico de forma democrática, acordado por mayorías. Todo lo que no sea esto es mera opinión sin efecto normativo alguno para el hombre.

2.- Confusión acerca del sentido de la noción de dignidad humana: Como consecuencia de la absoluta falta de fundamentación de un derecho que surge como mero acuerdo sobre lo que somos, se produce una brutal confusión de realidades como los "derechos de los niños", la pertenencia o propiedad de los mismos y la consiguiente posición de la Iglesia al respecto. La Iglesia no defiende simplemente derechos de tal colectivo o grupo de seres humanos: defiende la dignidad humana, precisamente porque sabe lo que el hombre es y cuál es su origen y su sentido. Como sabe esto, puede decir que la vida de los niños es una vida independiente ontológicamente de la de sus padres, con independencia del estado biológico de su maduración. El sr. Marina es tan animal (Gorgias jamás habría caído tan bajo en su argumentación) que se escandaliza de que la Iglesia no reconozca que el niño es parte del cuerpo de la madre. ¡Por supuesto que no, si lo fuera no sería un niño, sería una vesícula, una uña, o un trozo de tejido conjuntivo! ¡Se llama filósofo a sí mismo y no sabe lo que significa y lo que implica el verbo ser!

3.- Conclusión final: ante la falta de fundamentación del Derecho democrático sigamos la política de hechos consumados. Este es el final que espera a todo pensamiento que falla por la base: caer en la más absoluta de las impotencias y contradicciones teóricas y éticas, ante la anomia y la más pura inanidad intelectual. Dado que se aborta, y reconociendo que abortar ni siquiera es uno de esos derechos fundamentales sin fundamento conocido, permitamos el aborto. El "argumento" del sofista es estremecedor: dado que se asesina, permitamos el asesinato; dado que se viola, permitamos la violación; dado que se roba, permitamos el robo, etc., etc., etc.

Al final, caemos en la impotencia de la mano de la imbecilidad y de la monstruosidad. Todo un "intelectual", sí señor.

24/06/09 1:27 PM
  
asrone
A Eduardo Jariod, si tienes tiempo e interés:

Hablas de dignidad humana. ¿Cómo rebatirías lo que escribe Francisco Capella en estos enlaces?

http://www.juandemariana.org/
comentario/1191/libertad/moral/religiosa/

http://www.intelib.com/Derecho_de_propiedad.htm
(2º apartado, dignidad humana)

Saludos.
24/06/09 5:00 PM
  
Eduardo Jariod
asrone:

Mañana intentaré contestarte, hoy ya no tengo tiempo. Por cierto, el segundo enlace no consigo abrirlo (me da error: URL no encontrado).
24/06/09 6:06 PM
  
asrone
Eduardo Jariod:

http://www.intelib.com/Derecho_de_propiedad.htm

Muchas gracias.
24/06/09 7:41 PM
  
Camino
Excelentísimo análisis. Se lo envio a JA.Marina o si no encuentro su email, a El Mundo para que se lo hagan llegar. ¿No te importa verdad?

La tesis fundamental de la EpC y, no lo olvidemos, de uno de los "valores" "transversales" de la legislación educativa y social española actual:
"Hay dos tipos de derechos: los que proceden de una ley, y los que preceden a las leyes, es decir, los derechos fundamentales". Al menos lo expresa con claridad, sabe uno a qué atenerse.

Y sí, horrible que porque SM sea el proveedor oficial de innumerables centros educativos de titularidad católica, estos centros, la FERE y también otros centros pastorales se consideren deudores de la perversa filosofía de individuos como este Marina. Que sigue activo y mucho.

24/06/09 9:56 PM
  
Isaac García Expósito
Gracias a todos por sus comentarios y aportaciones: son las que enriquecen de verdad el blog.
24/06/09 11:59 PM
  
Eduardo Jariod
asrone:

Saludos.
Lo primero que debo decirte es que debo ser breve para no abusar de la cortesía de Isaac. Con todo, también debo confesarte que hace tiempo que no había leído unos textos con tal encadenación de meme-ces. He llegado a un punto en que soy muy selectivo con las lecturas y no me expongo a ciertos "productos" porque me producen incluso intolerancia física. Asrone, escoge bien tus lecturas porque realmente pueden resultar tóxicas incluso para la conciencia más formada. Y los textos de Capella son cianuro. Si uno está advertido, se aleja del peligro sin más; pero si uno se deja seducir por una curiosidad insana (la curiosidad puede ser pecaminosa), puede hacerte mucho daño, pues puedes caer en las trampas que te tiende el mensaje venenoso. En este sentido, si me permites un consejo, cuando te adentres en los textos de un autor que no conoces, intenta averiguar cuáles son los fundamentos a partir de los cuales construye todo su pensamiento. Cuando los tengas identificados todo se volverá mucho más inteligible, y en la medida que vas entendiendo "de qué va" el autor, irás desactivando su potencial toxicidad. Eso sí, dando por supuesto que te dejas guiar y orientar por los criterios del recto pensamiento que defiende la Iglesia en su magisterio.

Si Marina quiere, por decirlo así, cubrir ciertas apariencias de racionalidad discursiva clásica, Capella no siente la menor necesidad de ello y expresa sus convicciones con una radicalidad e impúdica ignorancia con las que Marina no se atreve, aunque en el fondo pertenezcan a la misma corriente de pensamiento: ateo-agnóstico, materialista, empirista, relativista y escéptico. Buscando un símil político, Marina aparenta ser un socialdemócrata pero que en su interior sigue siendo un rabioso marxista; mientras que Capella se presenta como un troskista de la revolución permanente sin el menor complejo.

Yendo a los textos, al parecer Capella se apoya en la obra de Dawkins. Este autor es uno de los exponentes más claros del nuevo pragmatismo anglosajón. Has de saber, pues, que para ellos:

1.- No existe más que materia (materialismo).
2.- Todo lo que existe debe ser susceptible de ser medido, de lo contrario no se podrá verificar su existencia (empirismo). Por tanto, lo que no es medible no existe.
3.- Todo conocimiento humano ha de ser fundamentado según el método hipotético-deductivo (ciencismo o cientificismo, también empirismo). Si no puede ser probado de este modo, no es conocimiento (sería mito, superchería, creencia, prejuicio, opinión...).


En el caso de Capella, y por influencia de Dawkins, éste quiere atreverse con aquellas realidades que no cumplen de ningún modo, o sólo de forma muy deficiente, las tres grandes premisas fundamentales señaladas más arriba (hay más, pero con éstas nos bastan para entender su modo de pensamiento, pues son las más importantes). Quiere hablar de las realidades culturales, morales y espirituales que las sociedades humanas han producido a lo largo de milenios desde el Paleolítico. Capella no puede negarles un cierto grado de existencia; sería negar lo evidente. Pero, entonces, ¿qué hace Capella-Dawkins para poder hablar de ellas desde las condiciones brutalmente reduccionistas con las que construye su pensamiento? Pues algo muy sencillo: las trata como cosas, las cosifica, que es un viejo truco de los materialistas desde tiempos de Demócrito. Es decir, hablan de ellas como si fueran entes susceptibles de poseer masa, de ser medibles y comprobables experimentalmente. Evidente es una falsedad gnoseológica brutal, pues desnaturaliza o desustancializa aquello que es tratado de un modo que no es (en el estricto sentido -ontológico- del término ser). Da igual la realidad considerada: la bondad, la dignidad, lo sobrenatural, la belleza... Todo es un "meme", en terminología de Dawking. Con ello se quiere decir que son meras unidades de información que se articulan en conjuntos o configuraciones mayores que son susceptibles de trasmitirse, reproducirse y descodificarse por el hombre a lo largo del tiempo. Aquellas que resultan útiles o adaptativas evolutivamente para la supervivencia de los individuos tendrán más longevidad que aquellas otras que no posean estas cualidades funcionales.

Lo dejo aquí, que ya he abusado bastante de la amabilidad de Isaac. Ahora piensa, asrone, a la luz de tu propio conocimiento de la realidad, de tí mismo, de tus necesidades como hombre y como hijo de Dios, y a la luz de las orientaciones de la Iglesia, qué te parece todo esto. Espero que te haya ayudado en algo.

Saludos cordiales.


25/06/09 1:46 PM
  
asrone
Eduardo Jariod:

Muchas gracias por tu comentario. Me ha sido de ayuda.

Igual Isaac se anima a escribir un artículo sobre cómo enfocar correctamente el estudio y fundamentación racional de la dignidad humana desde la perspectiva de un católico. Que no por nada este post se llama 'Fides et Ratio'.

:)

Lo que sí te agradecería, si te parece bien, es una muy escueta lista como recomendación bibliográfica.

Gracias por todo nuevamente y saludos cordiales.
25/06/09 2:42 PM
  
Eduardo Jariod
(1ª parte)

asrone:

Saludos.
Me pides una bibliografía. No sé si soy la persona más adecuada para ello. Mi trayectoria en cuanto a mis intereses intelectuales es muy peculiar, así como mi maduración en este terreno. Por otra parte, y muy a mi pesar, estoy alejado de toda actividad relacionada con la enseñanza (aunque, modestia aparte, creo que no hubiera sido un mal profesor), que siempre confiere una sistematicidad y un orden en el desarrollo intelectual. Además, desconozco cuáles son tus intereses concretos ni hasta dónde quieres llegar a explorar en ellos. Tampoco sé desde dónde partes. A pesar de todo, te puedo dar alguna indicación. Ojalá te sirva.

Si estás interesado en conocer un poco mejor el mundo de las ideas que los hombres han pensado durante siglos, puedes elegir dos caminos distintos. Uno, es el que parte de una idea concreta, de una preocupación particular sobre cierto aspecto (en tu caso, al parecer, el tema de la dignidad humana), y ver cómo es desarrollada por los distintos autores y épocas. Otro camino posible (y para mí el más adecuado) es ver cómo ha sido el devenir general del pensamiento humano para conocer el modo en que fue evolucionando la reflexión en torno a los grandes temas que perduran durante centurias hasta nuestros días. Los dos caminos son correctos. El primero tiene la desventaja de que si inicias una búsqueda bibliográfica sin conocer el contexto de pensamiento en que aparece la cuestión que te interesa, corres el riesgo de no sacar nada en claro más que una fuerte jaqueca o, lo que es peor, caer en las seducciones de pensamientos profundamente erróneos como los de los Capellas o Marinas de turno. El primer camino se suele escoger cuando has recorrido al menos hasta cierto punto el segundo. Uno primero se licencia, y luego, si acaso, se doctora; o dicho de otra manera, para saber lo que es una conífera, primero has de saber lo que es un árbol.

Así que te daré indicaciones según el segundo camino, el de la visión general. Y para ello nada mejor que buenos compendios de Historia del pensamiento. Algunas son grandes obras que no es que debas leer de forma exhaustiva, pero como consulta y referencia son muy aconsejables. Los autores son de confianza y de muy contrastada calidad y rigor intelectual. Como grandes manuales de varios volúmenes están la Historia de la Filosofía de F. Copleston (está en Ariel); es quizá hoy por hoy el compendio más completo al respecto; su autor es un jesuíta de orientación tomista, toda una garantía. Si estás muy interesado en filosofía griega, nada como la obra maestra de W. Guthrie (también de varios volúmenes, publicada en Gredos)Historia de la Filosofía griega. Si te interesa la filosofía medieval, puedes comenzar con la obra de un sólo volúmen de José Antonio Merino titulada Historia de la filosofía medieval (editada por la BAC -Biblioteca de autores cristianos-); de allí puedes saltar a la obra de Étienne Gilson, que es sencillamente excelente, pero antes quizá debas haber adquirido una cierta base previa.

26/06/09 4:09 PM
  
Eduardo Jariod
(2ªparte)

Lo que sí quisiera señalarte es que siempre, por mucha filosofía que leas no olvides nunca el contexto donde surgen las grandes preocupaciones humanas. Y ese contexto nunca es exclusivamente filosófico, sino religioso. Sólo a partir de la Ilustración, es decir, muy tardíamente, se quiso divorciar el orden de la razón y el de la fe. Y este es el panorama que hoy sufrimos desde entonces. Lo que quiero decirte es que cuando estudies las ideas de los hombres lo hagas como el católico que eres. Sé un católico que estudia lo que pensaron los hombres, pues por serlo ya disfrutas de la Verdad revelada. La verdad que la filosofía pretende desentrañar con las armas de la razón nunca alcanza a la verdad de la revelación en cuanto a su profundidad y su cualidad de misterio, pero lo que consigue cuando está bien orientada por la fe es un desenvolvimiento de ella, un desarrollo que refleja la profunda unidad del amor creador de Dios. por decirlo así, lo hace inteligible a la razón humana, aunque siempre sea de un modo necesariamente muy insuficiente. Así, siempre junto a textos de filosofía, lee textos religiosos. En la estela de los manuales generales te puede ayudar, también en un sólo volúmen Espiritualidad de la Alta Edad Media de Daniel de Pablo Maroto (Editorial de Espiritualidad) o Pensamiento contemporáneo y fe en Jesucristo de André Léonard (Ediciones Encuentro). Quizá este último libro sea el mejor para empezar este recorrido personal, pues aúna con un acierto inusual y una claridad expositiva envidiable los aspectos filosóficos y teológicos que Occidente ha desarrollado en los últimos doscientos años. Para picar la curiosidad, inmejorable.

Y en este sentido, no te pierdas homilía, documento pastoral o encíclica de nuestro bendito Papa Benedicto XVI, un auténtico maestro universitario y universal, un hombre sabio de los que apenas abundan, que ha alcanzado un desarrollo intelectual extraordinario al servicio por completo de Dios, un hombre, en fin, lleno de ciencia y de fe. Todo un lujo. Bebe de él como de una auténtica fuente. Por este lado, ve explorando poco a poco lo que los Papas últimos han ido escribiendo con auxilio del Espíritu Santo. Juan Pablo II es una mina, comenzando por la encíclica que da título a este blog Fides et ratio, en la cual, por cierto, señala el Santo Padre una serie de autores de muy recomendable lectura (John Henry Newman, Antonio Rosmini,Jacques Maritain, Étienne Gilson, Edith Stein...).

Y también te puedes atrever con los clásicos. No te dé miedo ni San Agustín ni Platón, por ejemplo. Son un placer leerlos y de una profundidad inconmensurable. En verdad, habrán de acompañarte toda la vida; cada lectura que hagas de ellos te descubre algo nuevo. De San Agustín puedes comenzar por Las Confesiones, extraordinaria autobiografía espiritual. Y en cuanto a Platón, y para tu comodidad, Gredos tiene reunidos en un sólo volúmen tres de sus mejores diálogos Fedón, Banquete, Fedro.

En fin, tú mismo, asrone. Creo que pertenece al pensamiento oriental la afirmación de que el más largo camino comieza con un paso. Pues a caminar.

Saludos cordiales.

(Y perdona Isaac por el abuso de tu espacio. No se volverá a repetir).
26/06/09 4:18 PM
  
asrone
Eduardo Jariod:

No sabes cuánto te agradezco tus recomendaciones. En especial las de filosofía. Gracias por señalar tantos autores.

En un futuro no muy lejano, hasta me atreveré con santo Tomás de Aquino y con Dietrich von Hildebrand.

En el último encuentro de 'Cristianisme i Cultura' en Montserrat hablaban bastante de Ricoeur, Rahner y de Chardin. Seguramente por el tema tratado: Biblia y evolucionismo. Al menos a de Chardin se lo presentaba como a alguien con ideas fieles al catolicismo, y por lo que he leído no lo tengo muy claro. Yo no soy especialista pero viendo lo que viene últimamente de Montserrat...

Y sí: Juan Pablo II es una mina. Fides et Ratio y Cruzando el umbral de la esperanza son una maravilla.

Muchísimas gracias por todo.

asrone
26/06/09 6:31 PM
  
blogall

Una pena que este autodenominado "filósofo" no haya reparado en la posibilidad de que un iluminado como Zeta imponga sus planteamientos ideológicos al resto de la sociedad mediante el poder político. Podía haber dedicado su comentario a este asunto, pero, claro, no hay que morder la mano que te da de comer.

A lo peor nuestra incapacidad para resolver ese "trágico problema" (curiosa manera de denominar al hecho de acabar con una vida humana) proviene no tanto de un "no poder" como de un "no querer".

(por cierto, el protagonista de la reciente película "Good" me recordaba a José Antonio Marina)

26/06/09 7:28 PM
  
Eduardo Jariod
Gracias a ti, asrone.

Precisamente sto. Tomás de Aquino decía que siempre debemos tomar de cada autor aquello que participa de la verdad. Los tres autores que citas, sin ser yo especialista ni mucho menos en ellos, participaron de la verdad, pero estos diamantes de pensamiento verdadero se hallan mezclados con visiones parciales o errores más o menos graves. Son tres autores muy estimables, pero para estudiarlos has de conocer a su vez de qué fuentes bebieron y qué objetivos persiguieron con sus obras. Esto te aclarará los criterios con los que acercarte a ellos.

Que Dios te bendiga.
26/06/09 7:35 PM

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