Inmaculada Concepción de María


Forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia

Introito. Is 61,10; Salm 29,2

Gaudens gaudébo in Dómino, et exsutábit ánima mea in Deo meo: qui índuit me vestiméntis salútis: et induménto justítiae circúmdedit me, quasi sponsam ornátam monílibus suis. Ps. Exaltábo te, Dómine, quóniam suscepísti me: nec delectásti inimícos meos super me. Glória Patri et Filio.

Mucho me gozaré en el Señor, y se regocijará mi alma en mi Dios, porque me ha revestido con vestidura de salud y me ha cubierto con manto de justicia, como a esposa con sus joyeles. Salmo. Te ensalzaré, Señor, porque me has amparado, y no has permitido triunfen mis enemigos sobre mí. Gloria.

Colecta.

Deus, qui per immaculátam Vírginis Conceptiónem dignum Fílio tuo habitáculum praeparásti : quáesemus; ut, qui ex morte ejúsdem Fílii tui preavisa, eam ab omni labe praeservásti, nos quoque mundos ejus intercessióne ad te perveníre concédas. Per eúmdem Dóminum nostrum.

Oh Dios!, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, has preparado digna morada a tu Hijo; te suplicamos que, así como por la muerte prevista de este tu Hijo la has preservado de toda mancha, nos concedas también, por la intercesión de María, llegar puros hasta ti. Por el mismo Señor nuestro.

Epístola. Prov 8, 22-35

Poder, presencia eterna en el pensamiento de Dios, solicitud por los hombres que, escuchándola, encuentran el camino de la salvación: he ahí los atributos de la Sabiduría que la Iglesia aplica a la Santísima Virgen, lo mismo que a Jesucristo, su Hijo. ¡Tan íntimamente se halla asociada a él en la realización de los grandes designios de Dios!

Dóminus possédit me in inítio viárum suárum, ántequam quidquam facéret a princípio. Ab aetérno ordináta sum, et ex antíquis, ántequam terra fíeret. Nondum eran abýssi, et ego jam concépta eram: necdum fontes aquárum erúperant: nedum montes gravimole constíterant: ante colles ego parturiébar; adhuc terram non fécerat, et flúmina, et cárdines orbis térrae. Quando circúmdabat mari términum suum, et legem ponébat aquis ne transíren fines suos : quando appendébat fundaménta terrae. Cum eo eran cuncta compónens : et delectábar per síngulos dies, ludens coram eo omni témpore: ludens in orbe terrárum: et delíciae meae esse cum fílii, audíte me : Beáti, qui custódiunt vias meas. Audíte disciplínam, et estóte sapiéntes, et nolíte abjícere eam. Beátus homo, qui audit me, et qui vígilat ad fores meas quotídie, et obsérvat ad postes óstii mei. Qui me invénerit, invéniet vitam, et háuriet salútem a Dómino.

El Señor me ha creado, primicias de sus caminos, antes de todas sus obras. Desde la eternidad fui constituida, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra. Aún no existían los océanos, y yo estaba ya concebida; aún no habían brotado las fuentes, no estaban asentados los montes, antes de los collados, había yo nacido; aún no había hecho la tierra, ni los campos, ni la materia del polvo de la tierra. Cuando él preparaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo, cuando fijó sus límites al mar para que las aguas no traspasaran sus orillas; cuando trazó los cimientos de la tierra, junto a él me hallaba yo cmo artífice, y era cada día sus delicias jugueteando en su globo terrestre y deleitándome en los hijos de los hombres. Ahora, pues, hijos, oídme: Dichosos los que siguen mis caminos. Oíd mis instrucciones, y sed cuerdos, y no las desechéis. Dichoso el hombre que me oye y vela diariamente a mis puertas, guardando sus postigos. Quien me halla, ha hallado la vida, y alcanza el favor del Señor.

Gradual. Jud 13,23 ; 15,10

Benedícta es tu, Virgo María, a Dómino Deo excélso, prae ómnibus muliéribus super terram. V. Tu glória Jerúsalem, tu laetítia Israël tu honorificéntia pópulo nostri.

Bendita tú, Virgen María, ante el Dios Altísimo, sobre todas las mujeres de la tierra. V. Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la alegría de Israel, tú la honra de nuestro pueblo.

Aleluya. Cant. 4, 7.

Allelúia, allelúia.v. Tota pulchra es, Marí: et mácula originális non est in te. Allelúia.

Aleluya, aleluya. V. Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha original. Aleluya.

Evangelio Luc 1, 26 - 28.

Del hermoso relato de la anuciación, en san Lucas, toma hoy la Iglesia la salutación angélica para hacerlanuestra y para invitarnos a meditar todo su contenido.

In illo témpore : Missus est Ángelus Gábriel a Deo in civitátem Galiláeae, cuin omen Názareth, ad Vírginem desponsátam viro, cui nomen erat Joseph, de domo David, et nomen Vírginis María. Et ingréssu Ángelus ad eam, dixit: Abe, grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus.

En aquel tiempo: Envió Dios al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea, a una Virgen desposada con un varón fado José, de la casa de David, y el nombre de la Virgen eran María. Y habiendo entrado el ángel a ella le dijo: Dios te salve, llena de gracia; el Señor es contigo; bendita tú entre todas las mujeres.

«Tota pulchra es! ¡Toda hermosa eres, María, no hay en ti mancha del pecado original». Este grito de admiración con que comienza el oficio de la Inmaculada Concepción responde muy bien al sentimiento de la humanidad, que lleva en sí la mancha del pecado, ante la pureza inmaculada de la Santísima Virgen.

Habiendo decretado desde toda la eternidad hacer de María la Madre del Verbo encarnado (epístola), la vistió Dios con vestiduras de santidad (introito) e hizo de su alma morada digna para su Hijo (colecta). La redención total que desde su concepción preservó a la Santísima Virgen incluso del pecado original, no debe separarse de nuestra propia redención por Cristo. Colocada en el corazón del Adviento, la fiesta de la Inmaculada Concepción anuncia los esplendores de la encarnación redentora.

Su fiesta actual, instituida por Pío IX con motivo de la proclamación del dogma, el 8 de diciembre de 1.854, tenía ya sus precedentes. Desde el siglo VIII se celebraba en Oriente una fiesta de la «Concepción» de la Virgen, fiesta que volveremos a encontrar en el siglo IX en Irlanda y España, y en el siglo XI en Inglaterra. Estas fiestas antiguas son testigos de un culto tradicional a la pureza inmaculada de la Virgen María. La solemne definición de Pío IX no hizo más que precisar su sentido y afirmar la fe constante de la Iglesia.

Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.

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