Fiesta del Santo Nombre de Jesús
Forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia
Introito. Fil 2,10-11; Salm 8,2
In nómine Jesu omne genu flectátur, caeléstium, terréstrium, et infernórum: et omnis lingua confiteátur, quia Dóminus Jesus Christus in glória est Dei Patris. Ps. Dómine Dóminus noster: quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra!.v. Glória.
Al nombre de Jesús doblan la rodilla todas las criaturas del cielo, tierra e infierno; y toda lengua confiesa que nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre. S. ¡Oh Señor y Dios nuestro!: ¡Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!. V. Gloria al Padre…
Colecta.
Deus, qui unigénitum Filium tuum constituísti humáni géneris Salvatórem, et Jesum vocária jussísti: concéde propítius; ut, cujus sanctus nomen venerámur in terris, ejus quoque aspéctu perfruámur in caléis. Per eúmdem Dóminum.
¡Oh Dios!, que dispusiste que tu unigénito Hijo fuese el Salvador del mundo y se llamase Jesús; concédenos propicio gozar en los cielos de la vista de aquél cuyo santo nombre veneramos en la tierra. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo.
Epístola. Hech 4, 8-12
Al mismo tiempo que fuente de curación milagrosa, el nombre de Jesús es prenda de salvación para los que le invocan. En la concepción antigua el nombre era inseparable de la persona; el nombre de Jesús participa, efectivamente, de sus prerrogativas divinas.
In diébus illis: Petrus replétus Spíritu Sancto, dixit: Príncipes pópuli et senióres, audíte: Si nos hódie dijudicámur in benefácto hóminis infírmi, in quo iste salvus factus est, notum sit ómnibus vobis et omni plebe Ísraël: quia in nómine Dómini nostri Jesu Christi Nazaréni, quem vos crucifixístis, quem Deus suscitávit a mórtuis, in hoc iste adstat coram vobis sanus. Hic est lapis, qui reprobátus est a vobis ædificántibus, qui factus est in caput ánguli: et non est in álio áliquo salus. Nec enim áliud nomen est sub cælo datum homínibus, in quo opórteat nos salvos fíeri.
En aquellos días: Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: Príncipes del pueblo y ancianos, escuchad: Ya que hoy se nos pide razón del bien que hemos hecho a un enfermo y se quiere saber por quién ha sido curado, os declaramos a todos y a todo el pueblo de Israel, que en nombre de nuestro Señor Jesucristo Nazareno, a quien crucificasteis, y Dios ha resucitado, se presenta sano ese hombre a vuestros ojos. Él es la piedra que vosotros, los constructores, desechasteis, la cual ha venido a ser piedra angular. La salvación no se halla en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro nombre debajo del cielo por el cual debamos salvarnos.
Gradual. Salm 105, 47 ; Is 63,16
Salva fac nos, Dómine deus noster, et cóngrega nos de natiónibus : ut confiteámur nómini sancto tuo, et gloriémur in glória tua. v. Tu, Dómine, pater noster, et redéptor noster : a saéculo nomen tuum.
Sálvanos, Señor Dios nuestro, y recógenos de entre las naciones, para que confesemos tu santo nombre, y nos gloriemos en tus alabanzas. v. Tú, Señor, eres nuestro Padre y nuestro Redentor; tal es tu nombre desde siempre.
Aleluya. Salm. 144, 21.
Allelúia, allelúia.v. Laudem Dómini loquétur os meum, et benedícat ovnis caro nome sanctus ejus. Allelúia.
Aleluya, aleluya. V. Cante mi boca las alabanzas del Señor; bendigan todos los mortales su santo nombre. Aleluya.
Evangelio Luc 2,21
«Se le llama con este nombre, no se le impone; de su misma esencia tiene el ser Salvador». (San Bernardo, en maitines).
In illo témpore : Póstuma consummáti sunt dies octo, ut circumciderétur puer: vocátum est nomen ejus Jesus, quod vocátum est ab Ángelo priúsquam in útero conciperétur.
En aquel tiempo: Llegado el día octavo, en que debía circuncidarse al Niño, se le impuso el nombre de Jesús, nombre que le dio el ángel antes de ser concebido.
La Iglesia nos revela las grandezas del Verbo encarnado al cantar las glorias de su nombre.
El nombre de Jesús significa Salvador. A san José se lo manifestó un ángel en sueños (Mat 1,21) y a la Santísima Virgen el arcángel Gabriel al tiempo de la anunciación (Lc 1, 31-33). El evangelio de hoy recuerda estas intervenciones divinas que así anunciaron la misión de Jesús.
La institución de la fiesta del Santo Nombre de Jesús es relativamente reciente. Sus orígenes se han de buscar en la Orden franciscana; la devoción y la predicación de san Bernardino de Sena contribuyó mucho a su difusión. La extendió a la Iglesia universal el papa Inocencio XIII, en 1.721. Tanto la misa como el oficio celebraban la santidad, el poder y la dulzura del nombre de Jesús. El himno de vísperas canta la ternura que despierta en el alma cristiana; pero otras muchas piezas insisten, ante todo, en el poder de intervención y en la majestad temible de este nombre, que está sobre todo nombre y ante el cual se arrodilla todo ser en los cielos, en la tierra y en los infiernos.
Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.
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