El Alcalde y el Papa
Los políticos españoles muestran una hipocresía y un fariseísmo descomunal. Tanto los de la izquierda desvergonzada como los de la derecha vergonzante no se cortan un pelo, en lo tocante a la Iglesia, a la hora de exigir posicionamientos y definiciones precisamente a la única institución que lleva 2.000 años predicando lo mismo, a pesar de los avatares de la historia. Una y otra vez los vemos, blandiendo el dedo acusador, inquiriendo a los católicos en general y a los obispos en particular, si el comportamiento es o no evangélico. Se creen unos «superpapas» poseedores del magisterio eclesial.
Así, no es raro ver como algún que otro congresista recuerda a nuestros obispos cómo deben actuar respecto a los medios de comunicación de la Iglesia. Desde sus púlpitos, estos liberticidas braman contra la falta del carácter evangélico que, según a su entender, hay en la COPE.
El último en sumarse al carro ha sido Alberto Ruíz Gallardón, alcalde de Madrid y antagonista de Federico Jiménez Losantos. El prócer madrileño ha querido utilizar la audiencia al Papa a la que había sido invitado por el Cardenal Rouco Varela, para denunciar ante el Santo Padre el «efecto perverso que está produciendo en la sociedad madrileña, y española, el mensaje permanentemente injurioso y de odio que se transmite desde un programa de la emisora de la Conferencia Episcopal». Como no podía ser de otra forma, el Cardenal de Madrid vetó la visita de Ruíz Gallardón a la Santa Sede.
La verdad sea dicha, causa estupor y sonrojo que el Alcalde de Madrid, el mismo que en su Ayuntamiento dispensa gratuitamente la píldora postcoital a niñas de 10 años sin que haya necesidad de informar a sus padres, vaya ahora de adalid de la causa evangélica.
Además, resulta aún más indignante es que el edil madrileño le pida a la Iglesia «que diga si esa voz es suya». No se puede ser más cínico. O más ignorante.
Que la voz de Federico no es la de la Iglesia está al alcance de cualquiera. Incluido Gallardón. Su cinismo es demasiado grosero.
Dice Wikipedia que Ruiz Gallardón es católico practicante. No sé de donde habrá salido ese dato ni lo que significa, es decir, si se refiere a que Gallardón profesa la religión católica y frecuenta los sacramentos o, sin embargo, es católico y ATS, esto es, practicante.
Ni idea.
Pero si es cierto, su impertinencia ante un príncipe de la Iglesia como Rouco es impresentable.
En el evangelio se nos dice que por sus obras lo conoceréis. A Gallardón sus obras lo delatan. No sólo por el gasto público, que atenta contra el bien común, sino por casos como la píldora post coital o su posición ante los matrimonios de homosexuales, vamos, lo propio de un político católico. Y practicante.
Éstas son las acciones que escandalizan al pueblo cristiano. No lo que pueda decir Federico Jiménez Losantos en la COPE.
En vez de llevar a Benedicto XVI sus cuitas personales con un periodista, más le valdría ir vestido de saco y ceniza, arrepentido por promover el aborto.
4 comentarios
Además de la COPE quería hablar sobre una estación del Metro en el Vaticano y arreglar unos túneles para pasar el Tíber por debajo... ya saben, con cuatro carriles de ida y cuatro de vuelta.
Por favor, que no salga de Madrid. Gracias.
En cuanto a que la Iglesia "lleva 2.000 años predicando lo mismo", ¡menos mal que es una sandez! Porque si la Iglesia continuara siendo partidaria de las cruzadas, la Inquisición, la persecución del saber científico que no se ajustara a una interpretación literal de la Biblia, el índice de libros prohibidos, el juramento antimodernista, la identificación de poder religioso y poder civil y un larguísimo etcétera, apañados estaríamos.
A la contumacia, el Alcalde suma la protervia.
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