Crónica de un viaje a Roma (II)
Ya por la tarde, busco la Basílica de Santa María en Trastevere, una de las construcciones que me enamoraron absolutamente en mi primera estancia en Roma.
Tras callejear, salgo a la plaza donde se encuentra empotrada la Basílica. El pórtico de la Iglesia rasga la estructura de la plaza, como abriéndole una nueva calle, una calle al cielo.
Encima del pórtico, un mosaico donde la Santísima Virgen da de mamar al Niño. Diez mujeres, cinco a cada lado, portan lámparas: siete encendidas, tres apagadas. Dicen que las apagadas representan a viudas. La Virgen preside la plaza. El mosaico me aplasta espiritualmente.
Cuentan que Santa María en Trastevere es la primera Iglesia de culto cristiano en Roma. Fundada por el Papa Calixto I en el siglo III, fue renovada posteriormente por el Papa Inocencio II. También contiene aditamentos posteriores, como el pórtico del XVIII, realizado por Carlo Fontana.
La primera Iglesia de culto cristiano dedicado a la Virgen, ¿podía ser de otra forma?. ¿De dónde salió la locura protestante que despojó a la Madre la majestad que el Hijo le había dado?. ¡Si hasta Lutero fue devoto, en cierto modo, de la Señora!
Ya en el interior, un impresionante mosaico con la coronación de la Virgen, centra la mirada del espectador. La Virgen vestida como «Basileia» es abrazada por su Hijo, que se encuentra a su izquierda. A la izquierda de Cristo, aparecen San Pedro, el Papa Cornelio, el Papa Julio y el presbítero Calipedius. A la derecha de la Virgen el Papa Calixto, Lorenzo y el Papa Inocencio. Los Papas llevan el omoforion correspondiente. Todos aparecen tonsurados.
En el mosaico no falta nada, o más bien está todo lo necesario para enseñar, mostrar el misterio de María: el tetramorfos, el profeta Jeremías, el profeta Isaías - Ecce Virgo concipiet et paret Filium (Is 7,14) – y escenas de la vida de la Virgen, desde el nacimiento del Niño hasta la dormición de la Señora.
En la mesa del altar, que está elevado, podemos contemplar un hermoso icono de Nuestro Señor, a forma de mandylion.
El artesonado es grandioso. Toda la Iglesia canta la gloria de María. Todo está realizado en su honor, al fin y a la postre Ella es la Theotokos:
«Ad summum Regina thronum defetur in altum: Angelicis praelata choris, cui festus et ipse Filius occurens Matrem super aethera ponit»
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