Escribe atinadamente nuestro Director, a raíz de las declaraciones de Don José Luis Requero, lo siguiente:
Junto a las declaraciones de Arsuaga, me parecen sumamente interesantes las del jurista José Luis Requero, ex-vocal del Consejo General del Poder Judicial. Requero dice que confiar en que el Tribunal Constitucional se cargue la nueva ley del aborto es muy aventurado. La razón es obvia. Ese tribunal está absolutamente politizado. Sus miembros son elegidos por los partidos y reflejan, casi siempre, la situación del parlamento. Por tanto, si en el parlamento se ha aprobado la ley, lo más probable es que el TC la declare legal. Don José Luis, de hecho, le ha dado a las siglas TC su verdadero significado: no es Tribunal Constitucional sino Tercera Cámara. Por supuesto, eso implica que la democracia española no cuenta con uno de los elementos esenciales de toda democracia que se precie de serlo: la separación de poderes. Pero ¿a quién le importa tal cosa? Estamos ante un régimen partitocrático y presidencialista. El nº1 del partido que está en el gobierno hace y deshace lo que le da la gana. Las cámaras están para refrendar lo que dicta el supremo mandatario y la “Justicia” es una señora que, en sus más altas esferas, se prostituye en brazos de los partidos. Ojalá me equivoque, pero confiar en que la ingeniería social zapateril se va a parar en el Tribunal Constitucional es propio de ilusos.
Efectivamente en España no hay división de poderes ya que se la cargó el PSOE con la reforma que llevó a cabo en el año 1.985, por la cual, el órgano de Gobierno del Consejo General del Poder Judicial pasaba a manos del Parlamento, de ahí la célebre frase de Alfonso Guerra: Montesquieu ha muerto.
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