Un funcionario de prisiones autor de la agresión al Gran Poder
Luis C.O., natural de la localidad de Guadalcanal y que ha sido detenido como autor del ataque al Señor del Gran Poder, al que se abalanzó el pasado domingo por la noche y le arrancó de cuajo el brazo derecho, es funcionario de prisiones y trabaja actualmente en la cárcel de Huelva. Según pudo saber ABC de Sevilla, lleva destinado en dicho centro desde 2003, siendo su puesto de vigilante en los módulos de presos normales.
Corpulento, con barba y de algo más de 1.80 metros de altura, los que le conocen no dudan en calificarlo como una persona «introvertida y algo rarita», que suele «darse de baja frecuentemente».
El caso es que Luis C. O., que desde la noche del domingo en que fue reducido y detenido por un policía de paisano que se encontraba oyendo misa en la basílica, pasará presumiblemente hoy a disposición judicial, y podría ser imputado por un delito de atentado contra el patrimonio histórico-artístico, por el que podría recaerle una pena pena de entre uno y tres años de prisión. El artículo 323 del Código Penal indica que «será castigado con la pena de prisión de uno a tres años y multa de 12 a 24 meses el que cause daños en un archivo, registro, museo, biblioteca, centro docente, gabinete científico, institución análoga o bienes de valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, así como en yacimientos arqueológicos».
Por otra parte, la Policía estuvo en el día de ayer analizando el macuto que llevaba el detenido, en el que guardaba un pen-drive y que pudiera arrojar algún tipo de información sobre la actuación que tuvo.
Testigos presenciales de los hechos refirieron a ABC de Sevilla que el individuo estuvo escuchando misa y que cuando ésta acabó, se dirigió al camarín del Señor, aunque por la puerta de salida, encaramándose al lugar donde estaba la imagen «de forma rápida y ágil», para a continuación zarandear la talla e intentar volcarla, propinándole varias patas, acabando por arrancarle el brazo derecho antes de ser reducido.
Fuente: Pasión en Sevilla.
2 comentarios
Sí, otra cosa es ver por qué todos los trastornados están en el mismo sitio.
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