Monseñor Mazuelos: ¿discurso político o católico?
Ayer, en la Basílica de la Esperanza Macarena, se celebró la Solemne Función conmemorativa del XLIV aniversario de la dedicación del templo y la XLVI de la coronación canónica de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena.
La Hermandad escogió como predicador a Monseñor José Mazuelos Pérez, Obispo de la Diócesis de Asidonia – Jerez.
La misa estuvo cuidada, como siempre ocurre en la Macarena, aunque fue, como siempre, una oportunidad perdida por la Hermandad para incorporar la Forma Extraordinaria a los cultos. Hace cuarenta seis años, 1.964, la Virgen fue coronada precisamente el día de la fiesta de la Beata Virgen María, Reina, instituida por el Papa Pío XII años atrás. Los macarenos que asistieron precisamente a dicha eucaristía lo hicieron con el Misal de Juan XXIII, ¡qué buen momento para, años después, celebrar una misa de la misma manera!
Sin embargo, no es este el objeto del artículo – ¿o sí? -, sino mostrar el lenguaje que utilizan la gran mayoría de nuestros obispos, «el politiqués» como lo denomina un buen amigo mío, tan alejado del lenguaje católico, que es un lenguaje claro, límpido sin ambigüedades, alejado del mundo.
Ayer D. José Mazuelos, hizo una homilía donde enfrentaba la oscuridad de los tiempos que vivimos, con la luz de la Virgen, que nos sirve de guía en estos momentos de oscuridad. El origen del mal lo radicaba en la economía, acumulación de capital en el caso de la economía (un argumento marxista a la virulé), política, con la intromisión en la conciencia y morales, con el asesinato del aborto.
Esta concepción del mal, que ve su origen en cuestiones económicas y/o políticas tiene su origen en la Ilustración, y depende más de Rosseau, Helvecius, Kant, Marx y Nietsche que en la concepción católica del mal, el pecado, al que, si no me falla la memoria, no aludió.
Lo que sí repitió numerosas veces fue la palabra «materialismo», aunque también asomó el famoso «relativismo», palabra que dicha por el Santo Padre, un verdadero «magister» alcanza toda su plenitud de significación – siempre me ha sorprendido la capacidad de hacerse entender del Papa, a todos los niveles y con conceptos difíciles-, pero que puesta en la boca de ciertos obispos parecen más eslóganes que conceptos cuyo significado conocen.
Como he dicho, denunció la maldad del aborto, con sinceridad; aunque, y aquí es cuando hizo su aparición el lenguaje político, vino a decir que la educación sexual ayudaría a evitar el feticidio, añadiendo además de expresar que la Iglesia no condena a la mujer que aborta, ya que estas serían víctimas al ofrecerle el mundo el aborto como un engaño.
En síntesis, un mensaje que a mi modesto modo de ver, lo podría haber expuesto igualmente Mariano Rajoy, por poner un ejemplo.
Yo no entiendo cual es la razón por la que un obispo habla de una manera «política», por llamarla de alguna manera. ¿No sabe, no quiere, no puede expresarse en católico, ante unos fieles católicos?
Desconozco cuándo ha entrado en el diccionario moral el término «educación sexual», aún así, es difícil que el aborto se palie de manera alguna a través de la «educación sexual». Precisamente si los tiempos que nos han tocado vivir destacan en algo, es porque lo único que se enseña en las escuelas de manera disciplinada son cuestiones sexuales, y además, un conocimiento en progresivo aumento. La educación presenta carencias sensibles en matemáticas, gramática, música, física, latín, griego y filosofía, pero en temas sexuales, no.
Hay sexo en todas partes. Los niños están perfectamente educados en materia sexual; nuestro sistema educativo los ha convertido en menos que un animal, porque ni siquiera les fomenta la reproducción biológica sino el puro placer.
Frente a esta embestida lo que procede es practicar la virtud, especialmente la virtud cardinal de la templanza, y una de sus partes subjetivas, la castidad. ¿Cuántos sacerdotes predican sobre esta virtud? Es más, ¿cuántos obispos? Además, todo esto es insuficiente sin la gracia y los medios que Dios ha dispuesto para recibirla como son la oración y los sacramentos.
Sin embargo de ninguna de estas cosas habló Monseñor Mazuelos.
¿Y qué decir de la mujer como víctima del aborto? Otros de los engaños del lenguaje que encubren a su vez, otro moral. Si en el aborto ya no hay advertencia plena, falta uno de los caracteres del pecado mortal. La senda que se abre es bastante peligrosa.
Por último, habló también Monseñor Mazuelos de la necesidad que muestra el mundo de esperanza, sin embargo, ¿es así realmente? No, el mundo necesita fe, porque el problema es de fe, no de esperanza. La fe es la sustancia de la esperanza.
Necesitamos obispos que prediquen la verdad del Evangelio, no un lenguaje paniaguado, propio de políticos; necesitamos que nuestros pastores nos prediquen a Cristo, como dice un amigo mío, obispos mártires.
8 comentarios
En todo caso, es significativo que el Obispo de Jerez haya estudiado Teología Moral en la Academia Alfonsiana de Roma, de los redentoristas. El redentorista Marciano Vidal llegó a ser profesor invitado en esta institución.
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IGE: ¡Glub! Vaya noticia me das, Hermenegildo
Un saludo y espero haberme expresado correctamente.
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IGE: Hola Luis.
Del RAE:
enfrentar.
1. tr. afrontar (‖ poner frente a frente). U. t. c. prnl.
2. tr. afrontar (‖ hacer frente al enemigo). U. t. c. prnl.
3. tr. afrontar (‖ hacer cara a un peligro). U. t. c. prnl.
Lo utilizo en la primera acepción.
Por otro lado, educar:
educar.
(Del lat. educāre).
1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar.
2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la inteligencia, la voluntad.
3. tr. Desarrollar las fuerzas físicas por medio del ejercicio, haciéndolas más aptas para su fin.
4. tr. Perfeccionar, afinar los sentidos. Educar el gusto.
5. tr. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
De todas formas, yo no comprendo qué es la educación sexual, ni siquiera si es materia de educación.
Gracias por tu interés.
Y, bueno,por otro lado, si todo un Concilio la "reformó", no es menos cierto que un Papa, de quien depende la validez de los Concilios, la ha rehabilitado.
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IGE: La cuestión es que se hable en católico no en político.
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