Subversión ideológica
Eduardo Arroyo ha publicado un interesantísimo artículo sobre Bezmenov-Schuman, un espía de la antigua URSS en los USA, aunque su verdadera ocupación era la «subversión ideológica».
La «subversión ideológica», consistía en:
“transformar la percepción de la realidad de cada norteamericano de modo que, prescindiendo de la abundancia de información, nadie fuera capaz de alcanzar conclusiones significativas interesantes para la defensa de sí mismos, sus familias, su comunidad y su país". Schuman añadía que se trataba de “un gran lavado de cerebro que procede lentamente y que se divide en cuatro fases". La primera de ellas es la “desmoralización", que dura entre 15 y 20 años porque este lapso de tiempo es el mínimo requerido para educar a una generación de estudiantes en el territorio enemigo, de manera que la “ideología marxista leninista es insuflada en el interior de los maleables cerebros (soft heads) de por lo menos tres generaciones de estudiantes… sin que sea contrarrestada por los valores americanos básicos".
El resultado es una generación de intelectuales que “están programados para pensar y reaccionar a ciertos estímulos de acuerdo con un cierto patrón. No puedes cambiar su mentalidad incluso si les presentas información auténtica. Incluso cuando les demuestras que el blanco es blanco y el negro es negro, tampoco puedes cambiar la percepción básica y la lógica del comportamiento". Para una persona sometida al proceso “desmoralizador", “la exposición a información auténtica ya no importa” porque por que el sujeto “es incapaz de valorar la información verdadera… los hechos no significan nada para él incluso si recibiera una ducha de información con pruebas auténticas, con documentales y fotos… él rehusará creerlo. Esta es la tragedia de la situación de desmoralización".
Llegados a este punto el proceso de “desmoralización es irreversible” y se necesitan otros 15 o 20 años para educar a otra generación en un sentido opuesto. Según Schuman (a) Bezmenov, el proceso de desmoralización había finalizado a mediados de los años 80 en los EEUU y había alcanzado, gracias a la “perdida de estándares morales", esferas que ni siquiera el por entonces director del KGB Yuri Andropov y sus expertos hubieran podido sospechar.
El paso siguiente es la “desestabilización", otro proceso de entre 2 y 5 años de duración, que afecta básicamente a la economía, las relaciones exteriores y la defensa. Bezmenov o Schuman, como se quiera, se asombra de la enorme influencia que alcanzaban por aquél entonces las ideas marxistas en los EEUU y es aquí donde su profecía verdaderamente truena: “La mayoría de los políticos americanos, periodistas y educadores enseñan a otra generación de gente que creen que viven una época de paz. Falso. Los EEUU se hallan en estado de guerra, una guerra no declarada y total contra los principios básicos y fundadores de su sistema. Y el que ha iniciado esta guerra no es el camarada Andropov, por supuesto, sino el sistema".
Finalmente, en la fase siguiente de “crisis", que se prolonga por un período de unos 2 o 3 meses, se alteran de manera crítica la concepción y la propia situación de relaciones económicas, de política exterior o de defensa. En opinión del experto soviético, puede llevar el tiempo señalado conducir a un país a la “crisis", pero ésta desemboca finalmente en la última fase de “normalización", un cínico concepto acuñado por la propaganda comunista cuando el aplastamiento de Checoslovaquia por los tanques, que puede durar indefinidamente y que hace que una situación que violenta radicalmente los intereses y la propia supervivencia de un país se enquiste como si fuera algo “normal".
Apliquemos dicho proceso, tal como pide el autor, a lo que ha sucedido en la España de la Transición, cómo se han ido socavando los cimientos de una España católica, bien por los mismos fieles católicos – o supuestos fieles católicos – bien por personas educadas en una moralidad concreta, por ejemplo con el divorcio que se introdujo por adaptación a los tiempos – sin pensar en si esto es bueno o malo y en sus consecuencias -, o en la escasa oposición al aborto.
Y lo mismo en lo político. España ya no es una patria común, donde convivir, donde recibimos una tradición común, de siglos, sino una nación de naciones, un invento moderno donde cada uno pide lo suyo.
La desmoralización ha carcomido el espíritu de los españoles, desde sus fundamentos.
Y todavía no lo hemos visto todo.
8 comentarios
Es cierto. Por desgracia para mí -pero sobre todo para la mayoría de mis familiares- es una verdad más grande que un templo.
Cuando ya no quedan vestigios de racionalidad se recurre, siempre es así, a las vísceras, al miedo y, después de un "tranquilizador" y "relajante" linchamiento colectivo, al sopor letárgico de la inmersión en el líquido amniótico cultural de la masa, la rutina cotidiana y el "panem et circenses".
Por eso me fui, hace ahora más de trece años ya, de la Barcelona en la que nací, estudié, nos conocimos y nos casamos mi mujer y yo. De la Barcelona en la que no quisimos tener hijos.
Por eso ahora son tan aburridas las veladas de Navidad. Reducido al triste estado del buey silente, no me queda más que, en aras a la paz familiar, callar cuando los demás no callan y razonar en silencio cuando los demas desbarran a gritos.
Menos mal que Cristo no falla. Allí, en el Sagrario, siempre está esperando. Otras veces aparece junto a la sonrisa de los hijos ante el juguete querido el día de Reyes, o tras el vapor del humeante café con leche dominical compartido en el silencio de la mañana.
Ha sido un post magistral, Isaac.
Bravo.
PS:
Ya sólo quedamos los católicos en pie. Los que no están de pie no son católicos. Aunque ellos aún no se hayan enterado.
¡Animo, pues! ¡Formad en orden de batalla!
"Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio, del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo!" (Ef.10:20)
http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PZ4.HTM
ADVENIAT REGNVM TVVM
Un saludo en la Paz de Cristo.
Bueno, no sé si la cita es literal pero es que me he acordado de "Dr. Strangelove" ("¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú") de Stanley Kubrick.
Desde luego, qué mal les sentó a algunos que la URSS se desmoronara en 1991. Pero hay que reconocer que los hay empeñados en seguir con la cantinela de la subversión marxista que es la causa de todos los males de Occidente. Cualquier cosa vale mientras la gente crea que un sistema basado en la economía capitalista y la moral cristiana no puede tener problemas internos.
Parece ser que si en España tenemos una juventud desmoralizada y formada por analfabetos funcionales no es porque al sistema le convenga una masa moldeable, sino por el avance del comunismo. En Francia Chirac sacó un viernes una reforma laboral más suave que la que nos colaron aquí sin que ningún español protestara, y los estudiantes parisinos por su cuenta y al margen de sindicatos y partidos de izquierdas tomaron las calles, y el lunes el presidente derechista retiró la reforma.
En España nuestra juventud sólo sale a la calle a protestar por su derecho al botellón, ignoran completamente las leyes laborales que les afectan y sueñan con el paraíso de ser mileurista. Pero claro, es que los chicos españoles son marxistas, y los franceses de extrema derecha, debe ser eso.
Un saludo.
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