En una entrevista que concedió Don Winslow afirmaba lo siguiente sobre el mundo de las drogas:
“Si nada cambia, nada cambiará. Necesitamos grandes cambios a nivel político. En primer lugar, necesitamos legalizar las drogas. Son ellas las que financian los cárteles y las guerras. Y somos nosotros, Estados Unidos y Europa, quienes las compramos. Me da mucha rabia pensar en esa gente que se preocupa por si el paquete de café que han comprado es de comercio justo, pero luego no les parece mal fumarse un poco de marihuana, y no piensan que para que esa marihuana llegue a ellos ha tenido que pasar por manos de psicópatas. En cualquier caso, para acabar con las drogas hay que preguntarse por qué las consumimos. Y si las consumimos es porque algo no está yendo bien en nuestra sociedad. La adicción es síntoma de una falta de afecto, una falta de vínculo, con otro ser humano, con un lugar, con lo que sea. Vivimos en un mundo tan obsesionado con el dinero, que nada más parece importarle. Es curioso, pero cuanta más tecnología para comunicarnos inventamos, más lejos estamos unos de otros.”
La entrevista la realizaba a raiz de la publicación de su premiada novela, durísima, “el cártel” continuación de “el poder del perro". Es una novela que se centra en la lucha sin cuartel contra los clanes de la droga mejicanos. Lucha legal, ilegal, alegal y con todos los medios posibles por parte de los gobiernos estadounidense y mejicano. Una guerra vieja ya, que no ha disminuido significativamente la entrada de droga en EE.UU. o Europa y que supone un fabuloso negocio (legal e ilegal) valorado en varios miles de millones anuales.
No se plantea la novela el tema de la legalización o no del comercio de las drogas, más bien en cómo se articulan los cárteles, como tienen a sueldo desde policia hasta políticos pasando por periodistas, jueces o alcaides. Cómo la guerra en sí misma resulta un lucrativo negocio que muchos no desean termine realmente (tampoco queda claro que pudiese terminar) y cómo son víctimas no sólo los que consumen dichas sustancias, sino que todo aquel cuya vida tenga alguna relación con dicho mundo, siquiera tangencial, es una probable víctima de la violencia que rodea este negocio.
Esta novela puede ser una buena excusa para pensar con mejor criterio cuales son las razones para legalizar o mantener la prohibición sobre las drogas. Es un debate soterrado que terminará haciendose público y en Cortes probablemente y cuya respuesta no es sencilla. La pregunta clave es ¿por qué con todo lo que sabemos seguimos consumiendo tanta droga? ¿Por qué mantenemos con nuestro dinero organizaciones criminales tan peligrosas? ¿Todo por un vicio, una evasión?
CIC
2291 El uso de la droga inflige muy graves daños a la salud y a la vida humana. Fuera de los casos en que se recurre a ello por prescripciones estrictamente terapéuticas, es una falta grave. La producción clandestina y el tráfico de drogas son prácticas escandalosas; constituyen una cooperación directa, porque incitan a ellas, a prácticas gravemente contrarias a la ley moral.
WINSLOW, Don
“El cártel”
RBA, 2015