Iglesias a rebosar
Estos días de agosto, en los que hay muy poca gente en Madrid, las misas parecen a veces algo tristes, con las iglesias casi vacías. En algunos casos, el sacerdote no se molesta siquiera en pronunciar una homilía, porque “para cuatro gatos que hay…”
Esta reacción es muy humana. A todos nos gusta que las iglesias estén llenas de gente y oír las oraciones pronunciadas con fuerza por muchas gargantas. Rodeados de muchos cristianos es más fácil sentirse seguros en la fe, en medio de un mundo que la ha perdido.
Sin embargo, en mi opinión, este tipo de sentimientos muestran que, a menudo, olvidamos algo esencial

No, no es una adivinanza ni vale responder que los dos empiezan por A.
Hoy, día de la Asunción de la Virgen, quiero ofrecerles estas palabras que pronunció Benedicto XVI como parte de la homilía en esta fiesta hace dos años. Aparentemente, fue una homilía improvisada, con lo que el Papa mostró su calidad como predicador excepcional y su conocimiento de la Palabra de Dios.
Supongo que todo el mundo tiene algún lugar favorito en su ciudad o pueblo, un sitio donde le gusta ir de vez en cuando, simplemente para estar allí, porque se siente a gusto. También supongo que, probablemente, la mayoría de los lectores tengan lugares más interesantes, pintorescos o piadosos que el mío. Lo reconozco, mi lugar favorito de Madrid no es artístico, pintoresco, religioso ni tampoco histórico. El lugar en el que más me gusta estar de mi ciudad son los puentes peatonales sobre la M-30, la autopista que rodea Madrid.



