Dorarle la píldora al Papa
A lo largo de esta semana, diversos periódicos y comentaristas han ridiculizado, más o menos abiertamente, a fray Galvao, el primer santo brasileño, que Benedicto XVI canonizó hace unos días. Al hacerlo, de alguna manera, se conseguía ridiculizar también al propio Papa y, por extensión, a la Iglesia Católica.
El detalle utilizado era el de las llamadas píldoras milagrosas del nuevo santo.