Los primeros frutos extraordinarios
Cuando, el pasado 7 de junio, Benedicto XVI permitió de forma general para toda la Iglesia la celebración con el rito extraordinario de la liturgia romana, es decir, con la liturgia anterior al Vaticano II, inmediatamente se dispararon las predicciones, algunas marcadamente tremendistas y agoreras. En muchos casos, se advirtió del comienzo del derribo del Concilio Vaticano II y de una era oscurantista, en otros se afirmaba que no serviría de nada o que no tendría resultados apreciables.
Según informa Zenit (pueden leer el artículo en inglés), el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, ha realizado unas declaraciones muy interesantes sobre los resultados hasta la fecha de la decisión papal en el plano de la unidad.

. Hablando de la importancia del sacramento del matrimonio, Juan Antonio ha planteado la siguiente pregunta:
En la alta Edad Media, que en bastantes aspectos era una época más civilizada que la nuestra, existía la noción de que todo profesor de Teología o de Filosofía debía someter sus tesis y afirmaciones a la discusión pública. Sin esta prueba de resistencia a los argumentos contrarios, ninguna postura filosófica o teológica se podía considerar “mayor de edad”. No bastaba afirmar las cosas, había que argumentarlas razonadamente (en contra de la absurda idea de que, en la Edad Media, todo se decidía por el argumento de Autoridad).
Habitualmente, estoy de acuerdo con lo que se dice en el blog En clave de África. Estoy convencido de que su autor, José Carlos Rodríguez, misionero Comboniano, hace una gran labor en Uganda. Creo que ya dije una vez que, desde que era pequeño y leía su revista, los Combonianos han sido siempre para mí el paradigma de misioneros en África.









