14.08.10

Contemplando el Misterio

Para celebrar esta fiesta grande de la Asunción de Nuestra Señora, dejo aquí un pequeño vídeo de una antífona clásica de las vísperas de esta fiesta, que puede ayudar a los lectores a contemplar este Misterio:

Assumpta est Maria in caelum.
Gaudent angeli,
laudantes benedicunt Dominum.

Es decir:

María ha sido elevada al cielo.
Se alegran los ángeles,
y, en su alabanza, bendicen al Señor.

Es una antífona muy sencilla, pero de una gran profundidad teológica. En primer lugar, nos recuerda esta verdad de nuestra fe, que proclamó como dogma Pío XII hace sesenta años. Nuestra Señora, librada del pecado original desde su concepción por la Redención de su Hijo Jesucristo, fue también librada de la corrupción de la tumba y llevada en cuerpo y alma al cielo.

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9.08.10

¿Tiene sentido una radio eclesial así?

No escucho casi nunca la radio. No tengo tiempo para ello, ni tampoco la inclinación. Mi mujer, sin embargo, que usa el coche a diario, siempre tiene puesta alguna emisora. El otro día fui yo quien tuvo que llevarse el coche y, cuando arranqué, empezó a sonar la emisora que mi mujer había dejado seleccionada.

Se trataba de la Cope, la emisora española que es mayoritariamente propiedad de la Conferencia Episcopal. Un grupo de personas estaban hablando sobre otra persona, cuyo nombre no me sonaba de nada. Quizá algún lector de fuera de España suponga que estaban comentando su conversión, sus aciertos o desaciertos teológicos, su pensamiento o su ejemplo de vida entregada al Evangelio. Pues no.

Era un programa de cotilleo. Aparentemente, discutían sobre un acuerdo al que había llegado el personaje con los medios de comunicación para permitirles que les hicieran fotos a él y a su novia, en la cubierta del yate y bajo la atenta mirada del piloto, mientras tenían relaciones sexuales. Previo pago, se entiende, y fingiendo que eran fotos tomadas sin su conocimiento. Este tema dio conversación para un buen rato y, después, pasaron a criticar, con pelos y señales, a diversos famosos que se peleaban con sus ex-mujeres o llevaban meses sin ver a los hijos tenidos con las anteriores. Como se puede imaginar fácilmente, el tono general era de una frivolidad y una amoralidad pasmosas.

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6.08.10

Y luego dicen que no tenemos raíces cristianas

El martes pasado, día tres de agosto, celebramos la memoria de Santa Lidia. No es una santa muy conocida en España, pero debería serlo, porque fue la primicia de la fe en nuestro continente, la primera en convertirse al cristianismo en Europa. Hace la friolera de mil novecientos setenta y pico años. Para que luego vengan los de la Constitución Europea y nos hablen de la Ilustración, que es de antesdeayer.

Era originaria de Tiatira, una ciudad de Asia, pero vivía en Filipos, en Grecia. Era comerciante de púrpura, un tinte sacado de ciertas conchas que se usaba para teñir las ropas más caras, como las de reyes y emperadores romanos. Al escuchar las palabras de un hombre bajito que venía de lejos, llamado Pablo de Tarso, Lidia se encontró con el Rey de Reyes, cuya túnica es roja porque fue teñida con su sangre, mucho más preciosa que la más rica de las púrpuras. Cuenta la Escritura que “el Señor le abrió el corazón” y, así, con el corazón abierto por la gracia de Dios que salió a su encuentro, fue como pudo escuchar la predicación de San Pablo y convertirse. Porque, hoy como entonces, la conversión es una gracia y nadie puede merecerla ni conseguirla por sus propias fuerzas.

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4.08.10

La Misa antigua, en lengua vernácula

La liturgia más utilizada en la actualidad en la Iglesia Latina es, sin duda, la correspondiente al Misal de Pablo VI (o Novus Ordo), en lengua vernácula, es decir, en el idioma propio de cada lugar. Tras ésta, dependiendo del país, se encuentran la misma liturgia pero en latín (especialmente en países anglófonos, curiosamente, y con mucha menos frecuencia en aquellos con lenguas romances) y la liturgia de Juan XXIII (es decir, la forma extraordinaria del rito romano, también conocida como Misa antigua o Misa tridentina). Después, a mucha distancia, persisten algunos otros ritos como el Mozárabe, el Ambrosiano y los de diversas órdenes religiosas, bien en latín o en lenguas vernáculas.

Existe una combinación, sin embargo, que no se utiliza, que yo sepa. Me refiero a la Misa antigua pero en lenguas vernáculas en lugar de en latín. Resulta curioso imaginar si sería una buena idea utilizar la liturgia de la forma extraordinaria del rito en las lenguas propias de cada lugar. Por un lado, se perdería el milenario latín de las oraciones, que es la lengua oficial de la Iglesia y es un vehículo privilegiado de la Tradición de la Iglesia. Además, nada nos asegura que la traducción fuera buena, como tristemente nos dice la experiencia. Por otro, sin embargo, podría ser una buena introducción a la forma extraordinaria para aquellos que no saben latín y también podría contribuir al enriquecimiento mutuo entre forma ordinaria y forma extraordinaria que desea el Papa. De hecho, las normas actuales de la forma extraordinaria permiten ya que las lecturas se proclamen en lenguas vernáculas.

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3.08.10

La Iglesia Oficial

Hay palabras y expresiones que hacen que, al oírlas, se le pongan a uno los pelos de punta y suenen inmediatamente todas las alarmas. Algunas de esas expresiones, para mí, son las de “Iglesia oficial”, “Iglesia institucional” y “doctrina oficial”. En mi experiencia, el uso de estas expresiones indica la presencia de unos prejuicios profundamente arraigados que desnaturalizan totalmente la esencia misma de la Iglesia y de su enseñanza. En general, suelen transmitir la idea de que se puede ser católico sin pensar, actuar ni sentir como católico, porque esas cosas pertenecen a la Iglesia o a la doctrina “oficiales". Es decir, la idea de que se puede ser católico sin molestarse en serlo.

En cuanto escucho a alguien hablar de “Iglesia oficial”, de la “Iglesia institucional” o de la “doctrina oficial”, me resigno a tener que discutir y tomo el resto de lo que se dice con desconfianza. Es más, ya ni espero a que diga la palabra entera. En cuanto escucho “of…”, suenan las alarmas. Lo siento por quien esté hablando de ofrendas, ofertas u Ofelias, pero, como aquella monja del convento de Santa Teresita, el alérgico termina por aborrecer hasta las flores de plástico.

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