1.10.11

Los dos libros de Alberto Cutié

He visto algo por Internet que me ha entristecido. Ya sé que no tiene mucha importancia relativa, pero me ha dejado muy mal sabor de boca. Se trata de algo relacionado con Alberto Cutié, el conocido sacerdote que fue descubierto en situación comprometedora con una mujer y, en lugar de reconocerse pecador y arrepentirse, se hizo episcopaliano.

Parece ser que Cutié, que publicó recientemente un libro llamado “Dilema” dedicado a vituperar a la Iglesia Católica, había publicado poco tiempo antes otro libro llamado “Real life, real love”, es decir, la vida real, el verdadero amor. En castellano, los editores prefirieron el título “Ama de verdad, vive de verdad”, con el subtítulo “7 caminos para lograr una relación sólida y duradera”. Por lo que Cutié ha declarado en alguna ocasión, cuando salió a la luz su doble vida, llevaba ya un par de años en esa situación, de manera que debió de empezar su “aventura extrasacerdotal” cuando estaba publicando el primer libro o inmediatamente después de hacerlo.

¡Qué triste! No se me ocurre ninguna persona en el mundo menos apropiada para escribir un libro sobre “amar de verdad”. No parece que alguien que se compromete en un amor exclusivo a Cristo y a la Iglesia para toda la vida y luego traiciona ese amor, pueda enseñar mucho sobre “una relación sólida y duradera". Sobre todo alguien que intenta hipócritamente simultanear el sacerdocio con un amorío oculto, hasta que le descubren. Y especialmente cuando no se cumple en la propia vida la primera regla del amor verdadero: pedir humildemente perdón cuando uno mete la pata.

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27.09.11

Hay que tener mucha fe

Panes y pecesHace algún tiempo, pasé por Manresa y fui a Misa al santuario que allí tienen los jesuitas, junto a la famosa cueva en la que San Ignacio vivió un tiempo como ermitaño después de su conversión. Me encanta ir a rezar en lugares en los que ha habido personas que han amado a Dios sin reservarse nada. En la iglesia grande, me resultó curioso el detalle de que los responsables habían arrancado los reclinatorios de los bancos, sin razón aparente más que impedir arrodillarse a los fieles. También me sorprendió que, en lugar de textos de San Ignacio o de otros santos jesuitas, el material gratuito que se ofrecía para la oración eran folletos repletos de diatribas contra las malvadas empresas farmacéuticas y otros cocos de la sociedad moderna.

Hubo algo, sin embargo, que me llamó mucho más la atención: la homilía pronunciada en la Misa. Se trataba del Evangelio que relata una de las multiplicaciones de los panes y los peces y el sacerdote dedicó su homilía a explicarlo. Este sacerdote debía de ser un hombre con una enorme fe, a juzgar por lo que dijo en su homilía.

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19.09.11

El mal menor, las sirenas y el PP

Sirena - Mike MaihackConforme se acercan las elecciones, no dejo de maravillarme ante la proliferación de numerosos especímenes de seres fantásticos e imposibles que, aparentemente, sólo deberían existir en la imaginación, al estilo de quimeras, pegasos, sirenas o faunos. Me refiero, claro está, a los católicos que apelan a la doctrina moral del mal menor para justificar su intención de votar al PP.

¿Por qué sé que las sirenas no existen? Por una norma muy sencilla de sentido común: las señoras no nacen con cola de merluza. ¿Por qué sé que los católicos no pueden votar al PP como mal menor? Por tres argumentos muy sencillos de sentido común.

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7.09.11

¿Se creen que somos tontos?

León inglésLeo en InfoCatólica que, en Inglaterra, están pensando modificar la ley existente para permitir los “matrimonios” homosexuales en las iglesias. No me extraña nada, la verdad. Era algo previsible, vista la trayectoria del Primer Ministro, David Cameron, cuyo conservadurismo es esencialmente económico. También se veía venir teniendo en cuenta a sus compañeros de coalición del Partido Liberal Demócrata de Nick Clegg (lo más parecido que hay en el Reino Unido a Izquierda Unida, salvando las distancias). Finalmente, era previsible si recordamos que la Iglesia Anglicana inglesa, que ahora afirma estar en contra de esas uniones dentro de las iglesias, es la que más ha hecho, desde hace décadas, para que se acepten las uniones homosexuales en el seno de la sociedad británica.

Así pues, al tratarse de algo previsible, me había hecho ya a la idea de que iba a suceder. Al leerlo, pensé “una más de las leyes inmorales y suicidas que guían a Europa hacia su desaparición” y casi me encogí de hombros. Sin embargo, ha habido algo que me ha molestado de una forma muy especial: el hecho de que nos traten a los cristianos como si fuéramos tontos. En lugar de decir las cosas como son, nos dedican una propaganda hipócrita, con argumentos tan burdos como políticamente correctos. Peter Thatchell, un defensor de los “derechos homosexuales”, ha declarado que “no se obligará a ninguna institución religiosa a celebrar uniones civiles si no desea hacerlo”. Creo que es evidente que esto va a ser la justificación fundamental de la nueva legislación y que políticos, periodistas, tertulianos y activistas lo repetirán por activa y por pasiva, con cara de haber descubierto América.

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5.09.11

El Ángel de los Encuentros Dichosos

San RafaelEstoy leyendo estos días un libro sobre Flannery O’Connor, una escritora muy famosa en los Estados Unidos pero menos conocida en España, que murió en los años sesenta. Sus novelas son muy curiosas, porque ella misma era un caso curioso: una católica que vivía en el sur profundo de los Estados Unidos, donde ser católico era casi tan malo como ser negro (y, a veces, peor). Quizá otro día cuente alguna cosa más de la novelista, pero hoy he preferido traducir una oración en el blog. Es una oración al arcángel San Rafael que Flannery O’Connor rezaba todos los días.

San Rafael, como dice la oración, es el ángel de los encuentros dichosos, porque fue él quien guió a Tobías para desposarse con Sara y, después, para curar la ceguera de su padre, Tobit. Todo eso se cuenta en el Libro de Tobías, que es muy cortito y entretenido y cuya lectura aprovecho para recomendar a los lectores, sobre todo a los casados y a los novios.

El lenguaje de la oración, como sucede con todas las del siglo XIX y comienzos del XX, es recargado, pero tiene un par de cosas que me han resultado preciosas. En primer lugar, la idea de los encuentros dichosos, que también podríamos llamar encuentros providenciales o, simplemente, gracias de Dios. Estoy convencido de que, un día, Dios nos explicará cómo fue poniendo en nuestras vidas a las personas que tenemos a nuestro alrededor, con un propósito concreto y para nuestra salvación, tejiendo una especie de tapiz maravilloso de encuentros providenciales. La oración pide al Arcángel que nos guíe hacia esos encuentros.

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