InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Vita brevis - Libros

17.02.25

Nuevo libro: Bestiario de Predicadores

¿A quién no le fascinan los antiguos bestiarios y libros de los naturalistas clásicos, con sus esbozos de especies misteriosas y exóticas? ¿Quién no ha deseado ir por el mundo dibujando, en un ajado cuaderno de tapas de cuero, un buen número de olifantes, cameleopardos, unicornios, hidras, pegasos y aves fénix?

Estoy muy atareado y algo viejo para embarcarme en expediciones a los confines de la tierra, pero nada me impide inventarme una y eso es lo que he hecho. Eso sí, como la mayoría de los bichos exóticos ya están al alcance de la mano en cualquier zoo, decidí dedicar mi expedición a estudiar el ser más exótico y misterioso de todos: el predicador.

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28.11.24

El Gran Libro de Aventuras y Curiosidades

Una de las cosas que echo de menos de cuando era pequeño es que, de alguna forma, las cosas eran más reales. Una tarde, un domingo o un verano consistían en que los niños nos ensuciábamos, salíamos a la calle o al campo, subíamos a los árboles y a las rocas, leíamos libros que se podían tocar y oler, montábamos en bicicleta, intentábamos sin éxito cazar un pájaro o una lagartija, nos rompíamos de vez en cuando un brazo, cogíamos peces y renacuajos, nos peleábamos, cantábamos, tirábamos piedras, volvíamos a nuestras madres con heridas en las rodillas… No sigo, que me puede la nostalgia.

Ahora da la impresión de que la vida de los niños es cada vez más electrónica, a menudo para mal. También es menos peligrosa, con innumerables medidas de seguridad que, a la vez que protegen, también atan y limitan. La técnica nos ha traído grandes ventajas y, sobre todo, comodidades, pero también nos ha separado de la realidad, encerrándonos en mundos virtuales. Los juegos se han ido haciendo cada vez menos reales, para hacerse más seguros y adictivos. No todo es malo, ciertamente, pero ¡cuánto hemos perdido!

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7.11.24

San Juan Bosco, el santo alegre

Hay pocas lecturas mejores para un católico que las vidas de santos. De una forma fácil, amena y placentera, avivan en nosotros la esperanza y el deseo de ser santos y dar gloria a Dios. Por eso, no solo las leo, sino que cuando puedo las traduzco para que otros también puedan beneficiarse de ellas.

Esta vida de San Juan Bosco, el santo alegre, en particular, me ha resultado muy refrescante. Sé que no es un adjetivo muy apropiado, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. En una época como la nuestra, en la que a menudo los católicos lo son de forma vergonzante y piden constantemente perdón por él o lo camuflan, da gusto leer la vida de un santo que no se avergonzaba en absoluto de la fe.

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3.07.24

Sancho escribiendo la epopeya del Quijote

No todo el mundo tiene la suerte de que un libro suyo reciba una reseña mejor escrita que el propio libro, pero, como ha sido el caso de Yo fui secretario de León XIV, traigo la reseña al blog para presumir de ella y para ver lo que piensan al respecto los lectores.

Se publicó en el sitio web de la ilustre Biblioteca Diocesana de Mallorca, con el melodioso título de “Ressenya al darrer llibre de Bruno Moreno Ramos” (no se preocupen los lectores poco dotados para las lenguas, que está escrita en buen castellano). A mi me ha encantado, pero, claro, no soy muy imparcial al respecto.

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4.06.24

San Columba, apóstol de Escocia

Hubo un tiempo glorioso en que Irlanda era conocida como la Isla de los Santos”. Así comienza el texto de la cubierta trasera del libro San Columba, apóstol de Escocia. Es una frase impresionante, no solo por la extraordinaria época a la que se refiere, sino también por el triste hecho de que los católicos españoles no conocemos prácticamente nada sobre ella.

A mí, la verdad, me ha impresionado leer este libro acerca de ese “tiempo glorioso”, en que Irlanda estaba tan repleta de santos que resulta imposible seguirles la pista o, a veces, incluso distinguirles unos de otros (por ejemplo, hay más o menos un centenar de santos llamados Colman). Cuando empecé a leerlo, pensé inmediatamente en que tenía que traducirlo para que otros disfrutaran también de él.

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