Una solución realista
Profesionalmente, me dedico a realizar traducciones del inglés, francés y latín. Una de las pesadillas de todo traductor consiste en tener que traducir expresiones de otra lengua que no tienen un equivalente en nuestro idioma. A menudo hay que traducirlas mediante una explicación más o menos larga para ser fieles al original, aunque eso haga que el texto sea pesado.
Ayer, al leer las últimas declaraciones de Leonardo Boff sobre la situación en Iberoamérica, me vino a la cabeza una de esas expresiones inglesas que no es fácil traducir directamente: wishful thinking. Esta expresión se traduce a veces por “hacerse ilusiones”, pero significa más bien convencerse a uno mismo de que algo es como le gustaría que fuera y no como realmente es.
En sus declaraciones, Boff hablaba de la “sangría” que la Iglesia está sufriendo en Brasil y en toda América, donde millones de católicos abandonan la nave de Pedro para pasar a las diversas sectas y confesiones evangélicas. Es ésta una situación conocida pero difícil de aceptar y con datos escalofriantes.
Boff consideraba que la única solución a esta sangría consiste en que la Iglesia deje de ser “centralizadora y jerarquizada”, no siga “marginando a las mujeres”, estimule “las innovaciones en las formas de manifestar la fe”, asuma “elementos de nuestra cultura negra, indígena y popular” y apoye “la lucha por los derechos de los pobres “. Es decir, la solución estaría en que la Iglesia se “convirtiese", de una vez, a la Teología de la Liberación (o, mejor dicho, a su Teología de la Liberación, ya que otros autores han ido matizando sus posturas, mientras que las de Boff se han hecho cada vez más extremistas y peculiares).
Me temo que todo lleva a pensar que este análisis de la solución necesaria que realiza L. Boff no es más que wishful thinking por su parte, ya que está en contradicción flagrante con la realidad de la que él mismo habla.
Si la causa de la huida de católicos estuviese en la falta de compromiso social – indigenista - ecológico - de género de la Iglesia, su huida se dirigiría hacia grupos ejemplares en este sentido. Los iberoamericanos afluirían como un río imparable hacia grupos reconocidos como campeones de la lucha social a favor de los más pobres que se preocupen poco por la moral y mucho por transformar las estructuras, organizaciones espiritual-ecologistas, sectas indigenistas de fusión con las religiones precolombinas o grupos que adoren la divina maternidad de la Pacha Mama.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Los grupos evangélicos que se llevan la parte del león de los ex-católicos tienen, en general, un perfil completamente diferente: primacía absoluta de la gracia, depravación total del hombre antes del bautismo y, por lo tanto, rechazo total de cualquier elemento religioso natural, moral muy estricta, colonialismo cultural norteamericano, importancia de la salvación personal muy por encima de la transformación de las estructuras sociales, etc.
Entiendo que a Leonardo Boff le gustaría que la situación en Iberoamérica se ajustase a sus propios esquemas, pero lo cierto es que la realidad se niega testarudamente a ajustarse a esos esquemas.
Además de traductor soy físico y tengo muy grabado que un principio fundamental de toda ciencia consiste en que cualquier teoría que no se ajuste a los hechos experimentales debe ser abandonada o modificada (principio que no se limita al conocimiento científico: ya dice el aforismo clásico que contra facta non valent argumenta). Creo que ya es hora de que la Teología de la Liberación haga una sana autocrítica para adecuar sus esquemas a la realidad y no a la inversa (por no hablar de adecuarlos a la doctrina de la Iglesia).
Dice Leonardo Boff que Benedicto XVI no innova en nada, porque es un papa de transición. En mi opinión y sin negar intuiciones valiosas de la Teología de la Liberación (que ya reconoció abundantemente la Congregación para la Doctrina de la Fe), es necesario que los teólogos que defienden esta teología y que aún no lo han hecho completen sus carencias basándose en la Tradición, en el Magisterio y en el Evangelio. De otro modo, será la Teología de la Liberación la que demuestre haber sido una etapa de transición entre el Catolicismo y las sectas.
6 comentarios
"- por fin un padre que nos habla de Dios
- ¿de que les hablaba el anterior padre?
- de la revolución social"
Me comentaba el espectacular crecimiento de los pentecostales porque hablaban de Dios mientras que los curas católicos sólo se preocuppaban de la acción social.
Justo: tienes toda la razón. Cada vez estoy más convencido de que el magisterio, la liturgia o el derecho canónico para lo que sirven es para defender a los fieles de las "originalidades" de algunos curas.
Gracias por tus comentarios.
Estoy de acuerdo contigo en lo fundamental: la misión del Papa no es fundamentalmente jurídica, sino que resulta esencial que sea un verdadero pastor a imagen de Jesucristo.
Ahora bien, yo conozco personalmente a mucha gente a la que el contacto con el Papa anterior en encuentros, audiencias, etc. les cambió la vida. No creo que eso sea ser celemín sobre la luz. Recuerdo también que, por deseo propio, hizo que en el propio Vaticano se instalara una comunidad de monjas contemplativas y otra de misioneras de la caridad para la atención a los pobres. Supongo que él también era consciente de que el Vaticano no es algo político, sino simplemente una herramienta que asegura la independencia de la Iglesia con respecto a los Estados.
Estoy seguro de que Benedicto XVI también tiene este espíritu.
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