Un consejo de amigo para Jon Sobrino: que proteste (II)


Una comentarista (Sofía), ha hecho este comentario sobre el primer post con este tema:

Bueno, yo no soy jesuita ni podría serlo, porque digo, como Galileo, que “sin embargo se mueve”
Además la Iglesia somos todos.
Y sobre todo, la protesta de fe de Pablo ante las “tres columnas de la Iglesia” fue otra diferente de la que tú propones.
Por supuesto siempre humildad y escuchar a la Iglesia. Pero tu conciencia, además de ser sagrada, no te echa de la Iglesia, por disentir de la jerarquía, hasta cierto punto. Y ejemplos hay de como corren los vientos y como actúa el Espíritu.
Otra cosa es que aclararse siempre sea bueno.
Hasta la tarde. Un saludo cordial.

Creo que hoy estaba esta lectora especialmente inspirada porque, en su comentario, ha tocado todos los puntos esenciales de este tema. Vamos a verlos, uno por uno.

1) “Yo no soy jesuita ni podría serlo”. Estoy completamente de acuerdo en que no todo el mundo tiene vocación de ser jesuita y hacer un voto especial de obediencia al Papa (más allá de la obediencia que los cristianos debemos en general al Papa). Eso sí, el que se hace jesuita sabe a lo que se compromete.

Recuerdo un jesuita que decía que él entendía el cuarto voto de obediencia “en sentido crítico". No confundamos. La crítica (o mejor dicho y de manera más cristiana, el discernimiento) está muy bien. Sin embargo, es algo distinto de la obediencia. En algunos momentos y con respecto a algunas cosas, estaremos llamados a obedecer y en otros casos tendremos que usar nuestro propio criterio. Ambas cosas son necesarias para el cristiano, pero cuando obedecemos, por definición, renunciamos a nuestro criterio sobre el camino a seguir y aceptamos el criterio de otro. Jesucristo es el modelo para nosotros de perfecta obediencia cuando dice “no se haga mi voluntad sino la tuya”.

2) “La Iglesia somos todos". De nuevo completamente de acuerdo, la Iglesia la formamos todos los cristianos. Eso sí, cada uno con la misión que Dios le ha dado, porque él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y conocimiento del Hijo de Dios.

Por lo tanto, como dice Sofía, “sentir con la Iglesia” se refiere ciertamente a toda la Iglesia y no sólo a su jerarquía, pero respetando la misión que Dios ha encomendado a cada uno: conllevará servir con la Iglesia a los pobres, dolerse con sus miembros que estén en sufrimiento, cuidar de los que Dios nos encomiende por medio de la Iglesia, aprender con humildad de los que en ella tienen el ministerio de la enseñanza y obedecer con alegría a los que han recibido la misión de ser pastores del rebaño de Cristo.

Servir a los pobres, por ejemplo, no exime de obedecer a los pastores, de cuidar a los que se nos hayan encomendado o de someternos a la doctrina eclesial, ni tampoco viceversa. Sentir con la Iglesia es sentir con toda la Iglesia, jerarquía y fieles, cada uno según su misión.

3) “La protesta de fe de Pablo ante las tres columnas de la Iglesia”. Este suceso de la Iglesia primitiva es fundamental para comprender la distinción entre crítica y desobediencia. San Pablo no se niega a aceptar la doctrina que enseña Pedro. Al contrario, viaja a Jerusalén para confirmar que lo que ha enseñado es lo que dice la Iglesia, no fuera que hubiera estado trabajando en vano. Ese sometimiento a lo que la Iglesia enseñaba no impidió, sin embargo, que reprendiera a Pedro porque personalmente daba mal ejemplo y no estaba actuando bien al ceder a las presiones de los judaizantes.

Los católicos no somos “papólatras”, somos conscientes de que los miembros de la jerarquía son humanos y pueden ser muy criticables en algunos casos. Cualquiera que ha estudiado algo de Historia sabe que ha habido muchos papas cuya conducta personal era un verdadero desastre. Sin embargo, la doctrina que enseñaban como obispos de Roma seguía teniendo el mismo valor.

Un cristiano puede y, en algunos casos, debe criticar a su obispo, sin que eso le lleve, en ningún caso, a la desobediencia. El mejor ejemplo es, probablemente, Santa Catalina de Siena, que llamaba al Papa “mi dulce Cristo en la tierra", pero le echaba unas broncas terribles porque había huido de Roma a Avignon para que su vida fuera más cómoda.

4) “Siempre humildad y escuchar a la Iglesia”. Difícilmente se podría decir mejor. Que Dios nos lo conceda a todos.

5) “Tu conciencia, además de ser sagrada, no te echa de la Iglesia, por disentir de la jerarquía, hasta cierto punto”. Perfecto, creo yo. La conciencia es sagrada, en el sentido de que constituye el lugar de encuentro con la voz de Dios para el hombre, su núcleo más íntimo. Por eso, uno debe obedecer a su conciencia por encima de todo, también por encima de lo que dice la Iglesia. La propia Iglesia lo ha reconocido siempre: lo que mande un superior nunca obliga si es pecado (que es lo mismo que ir contra la propia conciencia).

Por otro lado, ese “hasta cierto punto” es, creo yo, una expresión muy sencilla y acertada de lo que implica la tarea del magisterio. Las definiciones dogmáticas no sustituyen a la Escritura, ya que carecen de su riqueza interna y de su carácter de fuente de vida para los cristianos. Los dogmas son, simplemente, hitos en el camino que nos indican cuándo nos estamos alejando del camino verdadero y nos extraviamos. Es decir, la enseñanza del magisterio marca ese “punto” más allá del cual nos salimos de la Iglesia y, en ese sentido, es una enseñanza normativa.

Una notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe no es más que un aviso que dice: “cuidado, que te sales del camino”. En ese sentido, el magisterio no es una imposición, sino un regalo que nos hace el Señor. Como decía JMS, otro comentarista, el magisterio está para servir al pueblo cristiano.

6) “Aclararse siempre es bueno”. Es, sin duda, el colofón perfecto de este tema. En mi opinión, en todo este tema, el problema fundamental es la falta de claridad (como también señalaba Sonsoles en otro comentario). Ésa es, a fin de cuentas, la solución que proponía yo en el post anterior: más claridad.

Si, en efecto, no hay nada en el pensamiento del P. Sobrino que sea contrario a la doctrina de la Iglesia, no hay nada más fácil que aceptar públicamente esa doctrina en todas sus formas y afirmar que todo lo que ha escrito debe entenderse según esa doctrina. Si, desgraciadamente y Dios no lo quiera, hubiera algo en los escritos del P. Sobrino que, conscientemente y por voluntad de su autor contradiga a la enseñanza de la Iglesia (ese “cierto punto” marcado por el magisterio), la claridad, la coherencia y la honradez exigen que el autor afirme públicamente que ha dejado de ser católico.

En esto, como en todo, la Verdad nos hará libres.

8 comentarios

  
Isaias
Nadie niega el derecho de cada uno a criticar lo que no le parezca bien o no le guste, pero vuelvo a decir lo que digo siempre: antes de estar o entrar en un sitio uno tiene que plantearse si está de acuerdo con lo que se enseña en ese sitio al que se va a pertenecer. Yo no podría ser protestante pues creo en los Santos y en la Virgen María. Yo no podría ser budista pues no creo en Buda por lo tanto quien no cree o niega la Resurrección de Jesucristo, no cree en su divinidad, en su Iglesia pues tiene que plantearse que ese no es su lugar y no pasa nada. El problema es que quieran obligar a otros a creer en lo que creen ellos y que intenten vender como doctrina cristiana lo que que no es.
26/06/07 7:51 PM
  
Isaias
sigue:
Jesús+Cristo = Jesús + ungido del Señor = Resurrección y Vida = Hijo de Dios.
Quien no cree esto, por mucho que ame a los pobres, será buena persona, tendrá un excelente corazón, y podrá ser la persona más maravillosa del mundo pero no es ni cristiano y mucho menos católico.
Dicho esto cada uno puede pensar lo que quiera pero lo que no puede es engañar a nadie.
Pasa en muchos seminarios que tienen formadores y obispos de esta linea, en donde no se enseña la recta doctrina de la Iglesia, pues señores si yo como fiel católico decido ser sacerdote católico no puedo llegar al seminario de mi diócesis y encontrarme con doctrinas que niegan la divinidad de Cristo y su Resurrección, etc,etc. porque entonces me están engañando. Yo soy fiel católico, no fiel protestante o fiel "teológico-liberacionista".
Todo el mundo puede creer en lo que quiera lo único que se le debe exigir es que sea coherente y si se es católico se cree en la fe católica y sino será u...
26/06/07 7:56 PM
  
Isaias
sigue:
y si no será uno otra cosa pero no católico. Esto es lo que algunos no parece que les queda claro o es que están confusos y no saben muy bien donde están ni en lo que creen. Pero Cristianismo sin divinidad de Cristo, No y No. Que no me vendan tonterias porque no puede ser por mucho que se empeñen. Es tan claro que no se que parte es la que no entienden pero desde luego parece que les cuesta.
26/06/07 8:01 PM
  
Bruno
Sofía:

Lo cierto es que tus comentarios son breves pero suelen tocar puntos con mucha miga (incluso cuando no estamos de acuerdo). Me parece muy bien que tu carácter no sea el de los jesuitas, para eso estamos en la Iglesia Católica, que es amplia y con lugar para multitud de estilos (sin salirse del "cierto punto" que decías).
27/06/07 2:11 PM
  
Bruno
Isaías:

Efectivamente, estoy de acuerdo en que todo esto es un problema de claridad en lo que se cree y lo que se es. Lo que sucede es que a nuestra época, de "pensamiento débil", le gustan poco las cosas claras, le parecen "dogmatismos" e "intolerancias". Sin embargo, los cristianos no podemos aguar una fe por la que han muerto los mártires de todas las épocas y que nos da la vida.
27/06/07 2:15 PM
  
Isaias
Totalmente de acuerdo, Bruno.
27/06/07 5:34 PM
  
Juan Luis García
Estimado Bruno: Llevo varios días sin entrar en periodosta digital y me encuentro varios artículos suyos, como siempre muy enjundiosos. En referencia al sentido que S. Ignacio le daba a la obdeciencia, copio la siguiente regla, n. 13 en sus Eejercicios Espirituales, por si sirve: «Debemos siempre tener, para en todo acertar que lo blanco que yo veo, creer que es negro si la Iglesia jerárquica así lo determina»
29/06/07 12:24 PM
  
Bruno
Estimado Juan Luis:

En efecto, ese magnífico texto es, creo yo, esencial en este asunto.

Todos los cristianos vivimos, en alguna medida, en obediencia, pero el jesuita debe ser un signo especial ante los hombres de que en la obediencia se encuentra la verdadera libertad. Así vivió San Ignacio.
29/06/07 3:00 PM

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