Un comentario genial

Ya he dicho en alguna ocasión que, en mi opinión y al menos en el caso de mi blog, los comentarios de los lectores son a veces más interesantes, profundos o ingeniosos que los artículos que comentan.

No quiero perder la oportunidad de compartir con todos los lectores un comentario que se hizo ayer en mi blog y que me pareció simplemente genial. Me atrevería a decir que alcanza las más altas cotas de la ironía humana y las sobrepasa sin detenerse a mirar atrás. Tiene esa cualidad especial que los griegos llamaron inspiración y que, quizás, sólo puede alcanzarse de manera inconsciente.

C. S. Lewis, en su autobiografía, hablaba de un profesor de literatura que, señalando a los alumnos una parte especialmente hermosa de un poema, les dijo: “Esa línea me hizo feliz durante una semana”. Pues bien, desde que ayer leí el comentario de marras no puedo evitar sonreír cada vez que pienso en él y no me extrañaría nada que la cosa siguiese así durante una semana.

El contexto es importante para comprender lo que quiero decir. Mi se limitaba prácticamente a recoger un texto de Ronald Knox, un converso del anglicanismo que murió hace cincuenta años. En esas líneas, Monseñor Knox afirmaba que todo lo que escribía, cuando merecía la pena, tenía que ser reflejo de la verdad de Dios y debía dedicarse a Dios como su último fin. Yo, por mi parte, señalaba que ojalá todos los blogs de temas religiosos siguiésemos esas máximas. Es decir, el tema era profundo pero no mostraba el más mínimo rastro de interés polémico.

Pues bien, el sin par comentario decía lo siguiente:

Para aplicar ésto a estos blogs habría que saber si es a favor de Blazquez, contra Rouco, o a favor de Rouco, contra Blazquez.

Admito que me dejó estupefacto. Tras un primer instante de desorientación, me puse febrilmente a darle vueltas a la frase intentando encontrar su sentido último.

¿Se trata de una sátira mordaz de la confusión entre política y religión? ¿Es un profundo comentario que se mueve por niveles de sentido inaccesibles para los simples mortales? ¿Quiere describir poéticamente los blogs de temas religiosos como los reclutas de dos grandes ejércitos que todo lo convierten en un arma mortífera para un combate sin fin? ¿Intenta acaso presentar a los dos obispos mencionados como el tipo y el antitipo cósmicos de la lucha universal entre el Bien y el Mal, que constituyen la clave de discernimiento de toda afirmación? ¿Proclama proféticamente y con voz estentórea ante un impío auditorio: el que no está conmigo está contra mí? ¿Advierte sutilmente de las posibles consecuencias desastrosas que tiene toda idea, por meritoria y piadosa que sea, al llevarse a la práctica?

Confieso que no he llegado a sondear las profundidades de tan breve epigrama y me alegro mucho de ello. A veces la felicidad no está tanto en lo que uno tiene ya, como en lo que aún le queda por conseguir. Si algún lector se cruza conmigo en los próximos días y me ve sonreír mientras camino por la calle, sabrá que estoy disfrutando de paladear una vez más este genial comentario.

Les contaré un secreto: pienso que en esta frase se encierra una enseñanza importante para todos los blogs de Religión Digital, pero no tengo la intención de destruir una obra de arte reduciéndola a una moraleja. El que tenga oídos para oír, que oiga.